Los mejores venenos son esos que no te matan

478 26 2
                                    

Es triste.

Es triste cómo por más que se busquen con la mirada el uno al otro, sus ojos no se volverán a cruzar al mismo tiempo.

Cómo nunca encontrarán en las caricias de extraños lo que tanto buscan sentir.

Cómo no fue cuestión de orgullo sino del destino, y de dejar ir lo que aparenta servir pero termina estorbando.

Cómo ya no importa la distancia; corta o larga, siempre van a estar lejos.

Cómo aunque traten de olvidar ya se han robado uno del otro, un pedacito de esperanza que no será recuperado.

Cómo nacieron destinados a estar unidos pero no a terminar juntos. Cómo tendrán que renacer de las cenizas a pesar de los constantes vacíos.

Cómo ninguno tuvo más culpa que el otro, sin embargo ambos conservan la misma impotencia.

Cómo se van a querer seguir los pasos en vano, y cómo en el camino van a ser encontrados por quienes menos esperan.

Cómo se van a extrañar por la eternidad, sin forma alguna de volverse a sentir de la misma manera.

Cómo estarán todo el tiempo indagando en los recuerdos, trazos de satisfacción y pizcas del más mínimo error, en un intento de resolver lo imposible.

Cómo las estrellas han hablado y decidido que ambos son veneno, veneno dulce, de esos que son eficaces, y por lo mismo no te matan; al contrario te mantienen vivo en el auge de tu propio dolor disfrazado de comodidad.

Diario de un gran vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora