Felicidad disfrazada de ambición

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De las veces que juré...

Juré sólo necesitar de un factor para ser feliz

Una mirada, una sonrisa, un lugar, un sentimiento

Siempre es como querer llegar al final del arcoiris

Y nunca saber a ciencia cierta si hallarás el oro

Correr sin rumbo fijo, buscando lo que nunca jamás existió

Lo que nunca jamás obtendrás

Porque no es suficiente

Para alguien que no se recorre por dentro

Ni restaura las piezas de su corazón y las acomoda de nuevo en su lugar

Prefiriendo primero, regalarle la luna a alguien más

Que llenarse de rayos de sol y regarse como planta

Y termina quedándose muerta, como rosa marchita

Que ya de nada sirve, que ya nadie observa

Todo eso que quise siempre estuvo en mi cabeza

Pero nunca pudo tocar mi alma con sus duras manos

Aquellas que posee la realidad

Y no hay nada peor que engañarse a sí mismo

Que repetirse la misma mentira absurda todas las mañanas

Porque al final del día, cuando nos regalan felicidad; la estropeamos

La vendemos a quien ofrezca cualquier otra cosa

Y la dejamos correr como rio del mar, como arena de las palmas

Pero de las veces que juré...

Que me juré a mí misma tantas cosas

Sólo terminé llorando sobre tierra mojada

Y lamentando todas las sonrisas insatisfechas

Que dejaron de mirar a su alrededor

Para añorar lo invisible.

Diario de un gran vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora