Me desperté. Miré el reloj. Aún le quedaban un par de horas para irse. No había dormido casi nada. Había sido de esas noches en la que lo único en lo que piensas es en intentar dormir, pero que cuando lo consigues, tan solo dura unos minutos. Yo sabía muy bien por que me pasaba aquello. Pensamientos acerca de la Cosecha agolpaban mi mente como un martillo pilón, sin darme descanso. Sin embargo, intentaba por todos los medios guardar la calma y pensar en positivo. Aquel año tendría tan solo cinco papeletas en la urna, las correspondientes a mis dieciséis años. Mis padres nunca habían permitido que pidiera una tesela, ni si quiera en los momentos más amargos de la economía familiar. Ni si quiera se les había pasado por la cabeza dejar que su hija tuviera una posibilidad más. Sabiendo que no lograría dormir ni un minuto más, me levanté de la cama y me vestí lentamente. Cuando terminé, bajé a desayunar algo y avisé a mis padres de que saldría un rato para despejarme.
- ¿Cómo que vas a salir? - me dijo mamá, siempre tan preocupada por absolutamente todo - Hoy es la Cosecha, es mejor que te quedes en casa.
- Mamá, precisamente por eso necesito salir. Tan solo un rato. Volveré con tiempo de sobra para prepararme - mi madre lo pensó largo rato.
- Está bien, pero te quiero aquí en dos horas a lo sumo.
- Te quiero mamá - la despedí con un beso y salí de la casa.
Sabía exactamente a donde ir. Bajo el antiguo puente a las afueras del distrito, la tierra se ahuecaba hacia dentro, formando una especie de cueva. Aquel lugar era mi preferido en todo el distrito. Desde que tenía trece años, me reunía allí con unos chicos, que en poco pasaron a ser grandes amigos, casi como una familia. Era curioso, pero casi siempre que iba allí, encontraba a alguno de ellos, sin necesidad de avisarles. Esta vez no fue diferente. En la cueva, tirados sobre una de las paredes, estaban cuatro de ellos: Val, James, María y Thomas.
Les saludé perezosamente y me uní a su aletargo. Hablamos durante casi media hora, y como si estuviéramos hablando solos, cada uno fue diciendo lo que sentía, lo que pensaba, y explicaba cuan aterrado estaba por la Cosecha.
- ¿Me imagináis a mí en los Juegos? - preguntó con voz queda - No sabría que hacer. No se defenderme, no se correr rápido, ni por mucho tiempo. Me canso con facilidad y no tengo nada de fuerza. Antes de que terminara la cuenta atrás ya habría muerto.
- No digas eso - le cortó Val.
- Eso - la apoyé - Además, piensa en mí. Tampoco soy buena corredora. No sé escalar árboles. Y tengo que ir mirando el suelo constantemente por si tropiezo con algo y caigo al suelo.
Mi comentario le hizo reír, y su sonrisa me hizo sentirme reconfortada.
- Eres lista. La inteligente de ________ tendría un plan. Se las apañaría para acabar con todos los tributos fácilmente - bromeó Thomas.
- Que se me dé bien estudiar no quiere decir que pueda sobrevivir en la arena.
- Desde luego que no. Pero pienso que serías la que más oportunidades tendrías de todos nosotros. No sé por qué, pero lo sé.
- Anda, no seáis agoreros. Vayámonos a prepararnos. Todos nosotros tenemos que ir a la cosecha.
Era cierto. Nuestro grupo lo formábamos 13 personas. Y de todas ellas, tan solo cinco tenían la edad suficiente para no entrar en la urna.
Fui hacia casa. Me bañé tranquilamente, y al terminar sequé mi pelo y lo recogí en un perfecto moño trenzado. Me puse uno de esos vestidos que mamá me tiene preparado para los momentos especiales y me dispuse a irme.
- Vamos contigo - me dijeron mis padres.
- No. Iré por mi cuenta. Ya nos encontraremos en la plaza.
- Está bien. Ten cuidado.
Salí de casa y seguí a la masa de jóvenes que iba al mismo lugar que yo. Mientras que esperaba en la cola del chequeo, sentí como alguien me cogía de la cintura desde atrás.
- ¡Neth! - exclamé al reconocerlo y le di un cariñoso y fuerte abrazo.
Era uno de los chicos que conformaba mi grupo. Era el segundo más mayor, con veintidós años, por lo que también se comportaba como el hermano mayor de todos. Era la persona más cálida y alegre que había conocido. Incluso yo, que tendía a ser fría, al conocerle empecé a cambiar y a volverme más afable.
- ¿Qué tal estás, preciosa?
- Un poco nerviosa. Ojalá acabe pronto.
- Verás que sí. Dirán los dos nombres y los trece iremos a celebrar que podremos seguir juntos.
- Eso espero.
- ¡Eh! ¡Tú! - un agente de la paz se acercaba a nosotros. - Esta fila es solo para los cosechados. Abandónala ya.
Mientras que el agente de la paz tiraba de él, me dio un suave y apresurado beso en la mejilla.
- ¡Suerte preciosa!
Me uní a todos los demás jóvenes, de cara al ayuntamiento, donde todo estaba dispuesto para la elección. Chicos a un lado, chicas a otro. Hice lo posible para encontrar a mis amigos, y logré ver a Thomas cerca de James. Ambos estaban más serios que nunca. Anne llegó a mi lado sin que si quiera me diera cuenta.
- ¿Qué tal? - me preguntó.
- Mejor que nunca - busqué su mano y la apreté con fuerza. Estaba temblando. La apreté más fuerte.
Una mujer del capitolio se subió al escenario, y tras el típico discurso sobre la guerra, los distritos y el Capitolio, dio inicio a la Cosecha.
- Chicas primero.
Introdujo su mano enguantada en satén y encajes en la urna donde cinco de mis papeletas estaban. También había cinco de Anne, 14 de Val, 11 de James, 6 de Thomas..., nuestro grupo tenía en total 65 papeletas en esa urna. Recé por que tuviéramos suerte.
- ____ Redfox.
No podía ser. Quedé completamente aturdida. Ni si quiera respondí cuando me llamaron varias veces para subir al escenario. Noté como la presión que la mano de Anne ejercía sobre la mía aumentaba, al tiempo que recibía los gritos distorsionados de mis padres y algunos otros.
- _____, no seas tímida, sube.
Rápidamente salí de mi nube y volví a la Tierra. Me recordé que tenía que parecer fuerte. Por mis padres, por mis amigos y por mí. Sobre todo por mí. Subí al escenario y me coloqué al lado izquierdo de la mujer.
- Ahora los chicos - sacó el papel - Eric Bloom.
Rápidamente nos sacaron de allí y nos llevaron dentro del edificio de justicia. Los últimos gritos que escuché antes de entrar, imagen de la desesperación, los recordaré toda mi vida.
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La máscara (Finnick y tú)
FanfictionEsta vez, la historia gira en torno a otro personaje: ____Redfox. Entrará a formar parte de la historia como tributo del distrito 5 de los 73º Juegos del Hambre. Intentará desesperadamente salir con vida de los juegos, y por el camino conocerá a per...