Veneno

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Habíamos llegado a la torre y Endar apenas me había dirigido la palabra durante el camino. Sabía que le había impresionado lo que había tenido que hacer con Johanna, especialmente ahora que había descubierto su incapacidad para la violencia debido a la muerte de su hermano. Pero yo tenía la intención de salir de aquella arena con vida, y no me importaba tener que pasar por encima de todos. Precisamente era en lo que estaba pensando mientras que llegábamos: si mis cálculos eran correctos, quedábamos ocho tributos. Las cosas estaban yendo muy rápido y todo acabaría pronto. Si además los profesionales estaban viniendo a la torre al igual que pretendían Johanna y Jordan, se acelerarían las cosas mucho más. La alianza que había concertado con Endar y la infructuosa amistad con Gala estaba a punto de acabar. Y no me importaba mancharme las manos de sangre para continuar con vida, pero no quería enfrentarme con ellos. Debíamos separarnos, y cuanto antes mejor. 

- ¿Ahora qué? - preguntó Endar al internarnos en las ruinas. 

- Subir, claro. No hemos venido para nada. 

No contestó. Simplemente comenzó su marcha tras mi. Aquella torre era francamente extraña. Sin duda era el mejor edificio de la arena. Todo el mobiliario estaba hecho trizas, todo lleno de cenizas, todo oscuro... y algunas paredes y techos se caían a cachos, pero parecía increíble que aquella torre de enésimos pisos con tantas habitaciones laberínticas siguiera en pie. 

- Esto parece...

Cañonazo.

  No pude continuar. Me paré. Estábamos en el descansillo de las escaleras de la séptima planta. 

Cañonazo.

- Otro más.

- Eso parece...  Aún no hemos encontrado a Gala - añadió.

- ¿Crees...? 

- Habrá que esperar a la proyección de la noche - hizo el intento de continuar ascendiendo, pero me puse en medio para cerrarle el paso. 

- Endar... - suspiré, no sabía como decirlo.

Me hizo un gesto inquisitivo con la cabeza. 

- Creo que deberíamos separarnos. 

Se quedó callado. Me apuré a darle una explicación. 

- Seis tributos. Quedamos seis tributos. Y todos vamos a acabar aquí. No es que quiera separarme, es que no quiero que si llega el momento tenga que... 

- Matarme - concluyó. 

- Sí. 

Permanecimos callados largo rato. Después de lo que pareció una eternidad, él comenzó su marcha ascendiendo por las escaleras. No dijo nada. Solamente se marchó. 

- Buena suerte Endar - susurré.


*** 


Odair vigilaba la retransmisión de los juegos atentamente en la pantalla, como de costumbre. Estaba tenso e impaciente. Ceaser parloteaba cínicamente sin parar como de costumbre:

- Entrañable despedida la que acabamos de vivir entre la chica del 5 y Endar. Aunque hay que decir que estos chicos parecían no tener palabras. 

- No hacía falta decir mucho allí Ceaser. Ambos saben que se van a tener que enfrentar - añadió el otro comentador.

- Aunque una despedida algo inoportuna, ya que estos momentos todos los tributos están en la torre. 

La máscara (Finnick y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora