La máscara (Finnick y tú)

Ruinas

Me desperté una decena de veces durante la noche. Cada vez lo hacía con el corazón acelerado, y mi mente tardaba menos de dos segundos en recordar dónde estaba. Cuando lo hacía, me levantaba rápidamente en busca de algún enemigo cercano. Comprobaba el perímetro y cuando veía que todo estaba bien se volvía a echar pensando que no conseguiría conciliar el sueño, pero lo hacía. A la enésima vez que se despertó, Endar lo hizo también. El sol ya había salido hacía un rato, así que ambos decidieron ponerse en marcha. 

- Encontrar a Gala será como buscar una aguja en un pajar - me dijo Endar.

- No será tan difícil - le contrarié - Al Capitolio le interesa que los tributos nos encontremos. Poco a poco irán reuniéndonos mediante trampas y cosas por el estilo.

- Si es así, me juego lo que quieras a que nos encontramos antes a los profesionales.

- Rezo por que te equivoques. No tenemos armas y ellos habrán arrasado con toda la Cornucopia.
Comenzamos nuestro camino entre las ruinas. Era un paisaje desolador, nacido de fuego y cenizas. Mientras caminábamos descubríamos lo que quedaba de antiguas calles, plazas y edificios.

Cañonazo.

- ¿Qué ha sido eso? - pregunté sobresaltada.

- ¿Tú qué crees? Un tributo menos. Espero que no fuera Gala.

Me paré en seco.

- ¿Qué pasa? - preguntó Endar.

- Chsssss 

Le hice una señal para que nos escondiéramos tras un muro que continuaba en pie. Nada más situarnos vimos a un grupo de tributos. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca pude ver que se trataba de los profesionales. Iban armados hasta los dientes, era obvio que la sangría de la Cornucopia había sido cosa suya. Cada poco tiempo se separaban para mirar entre algunos montículos de piedras o detrás de los muros que quedaban en pie. Estaban cazando. La mejor opción era mantener silencio para pasar inadvertidos. Si huíamos les pondríamos sobre aviso y nos perseguirían. Además, sin armas seríamos dos cañonazos rápidos y fáciles. El corazón comenzó a latirme tan deprisa mientras se acercaban que comencé a temer que fuese audible para ellos. Cuando pasaron a nuestra altura mantuvimos la respiración. Si nos veíamos estábamos muertos. Pero no nos vieron. Entonces respiré, y toda la sangre pareció volver a mi cabeza de una. 

- ¿Dónde se esconden esas ratas? - oí como una de las chicas decía. 

- Ya saldrán, Chloe - pude distinguir que era Eric el que hablaba - Vayamos hacia aquellos escombros de allá. 

Cuando estuvieron lo bastante lejos nos fuimos silenciosamente en la dirección contraria. 

- Estuvo cerca - comentó Endar.

- Tiene que haber algo entre las ruinas que podamos usar como arma. Así no avanzaremos nunca. Algún hierro o algo parecido.

Ambos comenzamos a rebuscar entre toda aquella destrucción. Al cabo de un rato Endar consiguió algo.

- Creo que esto servirá - dijo.

- Sí, creo que sí. 

Cañonazo.

- Espero que no tardemos mucho en encontrar a Gala - dijo Endar - Cada vez hay menos posibilidades.