Capítulo 9

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Cuando la ambulancia cargó al pobre hombre herido, este ya se encontraba plenamente inconsciente mientras los operarios cerraban ambas puertas del vehículo. Saturando el lugar, dos coches patrullas cruzados uno frente al otro mantenían sus puertas abiertas, luces rojizas y azules alumbraban un lugar anteriormente lúgubre. Entonces, Stiles hablaba a una velocidad deslumbrante con su padre el jefe de policía mientras dos oficiales más se debatían sobre quien debía interrogar a la familia Hale; incluso para aquellos con alto mando tratar tales personalidades les resultaba complicado.


Marlon, apoyado con las caderas en un lateral del Jeep mantuvo ambas manos unidas frente al cuerpo, examinando todavía receloso aquel lugar. Pequeños matices agrios torturaban su fosas nasales; todos allí podían notarlo. Los humanos solían ser casi transparentes en cuanto a emociones se trataba, "apestaban" y ello les facilitaba convivir entre ellos o conocer qué no debían hacer. En cambio, dicho rastro únicamente podía haber sido proporcionado por alguien mucho más fuerte, mucho más letal.


Sentado en el asiento del copiloto con la puerta abierta, Alex echó una ojeada hacia Ros. Para ninguno resultó agradable explicarle que eran, o con qué clase de hombre convivía diariamente: si no se había vuelto completamente loca era casi un acto divino.



- Rastrearán los alrededores - Informó Stiles, aproximándose hacia ellos con las mejillas sonrosadas debido al frío. - Mi padre los dirigirá, pero si algo he aprendido durante todo este tiempo es que... Ya no está aquí ¿Verdad? El peligro ha pasado.



- Te equivocas. - Marlon ni le miró al hablar, apenas despegándose de sus propios pensamientos. - Su rastro es demasiado débil. Todo esto es culpa nuestra. Estuve en contra de aceptar forasteros en nuestro territorio, y ahora los cazadores nos borrarán del mapa por ser amables. Esos débiles tras un arma simplemente quieren matarnos, les da igual como o a quien.



Derek se aproximó hacia ellos tras el breve y común interrogatorio, dejando a Leo ensimismado en una extravagante charla sobre por qué estaban allí justo minutos después del ataque. Detectando su presencia, tanto Marlon como Alex le miraron directamente. El alfa continuaba mostrando serenidad, pero cierta irritación ante la compañía policial.



- No han sido ellos. - Inexpresivo, se apoyó junto a Marlon en el Jeep. - Es alguien nuevo, pero diferente. Pude oler a nuestros invitados perfectamente y reconocería las fragancias a quilómetros. Deberemos andarnos con cuidado.



- ¡Espera! - La voz de Ros brotó del asiento trasero. Alex había cubierto su delgado cuerpo con un abrigo mucho más grande mientras asimilando palabra a palabra, había preferido mantenerse silenciosa durante aquel tiempo. Torpe salió al exterior, cegada momentáneamente por las luces del coche patrulla. - ¿Hay más? ¿Habéis invitado a más hombres lobo?



Leo Hale hizo acto de presencia por un lateral sorprendentemente animado; pocas cosas parecían borrarle aquella sonrisa entusiasta. Arqueando ambas cejas, colocó una gran mano cálida sobre la despeinada cabeza humana. Ignoró su sobresalto, también los suspiros desacompasados que delataban cierto nerviosismo.



- Somos muchas manadas, tantas que ninguno aquí podría contarlas. - Comenzó a decir; Stiles, también interesado, cruzó los delgados brazos sobre el pecho, adoptando un gesto extrañamente serio y calculador. - Cada alfa posee un terreno desde siglos atrás, fueron asignados, allí donde vayas esa zona tendrá dueño y líder. Nosotros, los Hale, somos los encargados de Beacon Hills. Meses atrás recibimos noticias sobre una vieja manada casi extinta y decididos a hacer un pacto, les permitimos ingresar en nuestras tierras.



- Pero están atacando, según vosotros no haríais daño al ser humano ¿Esas...personas también piensan igual?



Ante la pregunta de Ros, Leo suspiró.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2015 ⏰

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