Capítulo 4

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Hacía solamente un par de horas que había anochecido cuando Derek Hale decidió salir del ático donde convivía junto a su primo. Como era de esperar, las heridas impartidas por este el día anterior habían sanado por completo, aunque Leo todavía gruñía a cada minuto adolorido debido a la pelea. Controlar a este no había resultado ser una tarea sencilla, más bien todo lo contrario. Aunque como alfa poseía más fuerza, cuando el otro licántropo adquiría su forma salvaje llegaba a tener una corpulencia incluso mayor.

De normal Leo era el último problema pues, después de haber crecido y convivido con las transformaciones, solía poseer un control completo sobre si mismo. Menos esa maldita noche. Todavía recordaba como el débil humano había observado espantado ambas apariencias y huido en su coche. Stiles podía ser inútil en varias ocasiones, pero poseía inteligencia suficiente a la hora de detectar el peligro.

Deambulando por oscuras calles de Beacon Hills alzó la vista al cielo. Ni una sola nube. Algo extraño debido a la zona fría y ligeramente tenebrosa encargada de cubrir su hogar.

- Eh, tú.

Suspicaz, Derek giró lentamente la cabeza hasta dar con un adolescente no demasiado presentable. Con ropa deportiva y cabello despeinado no le hizo falta observarle mucho más para saber con exactitud que se trataba de los diversos consumidores de droga, normalmente ocultos. El licántropo desconocía cual podía llegar a ser la estúpida causa para consumir sustancias corrosivas; una muerte lenta, tormentosa. Al ver que no respondía, el chico optó por aproximarse un poco más.

- ¿Llevas fuego? - Insistió, recorriendo a Derek con descaro de arriba abajo. Rápidamente se arrepintió de hacerlo cuando los ojos del hombre se clavaron en él cual afiladas dagas.- Lo siento, tío... Como vi que llevabas algo en el bolsillo pensé que fumabas... Tranquilo...

Mascullando por lo bajo palabras que el otro ignoraba, volvió sobre sus pasos hasta desaparecer en un local no con buena reputación.

¿Acaso no había dejado todas las pertenencias en su lugar correspondiente? Con curiosidad, Derek hundió la mano derecha en el bolsillo más pesado, sacando de este un Iphone negro. Su móvil era mucho más sencillo, usado sólo para enviar mensajes de texto a su manada cuando necesitaba informarles de algún cambio. Frunciendo el ceño con expresión estoica, aproximó aquel objeto a sus fosas nasales para detectar algún rastro o fragancia.

Imágenes nítidas acudieron a él cuando cerró los párpados, ayudándose así en la concentración. Se trataba del teléfono de una chica joven, hermosa, de tez blanca y cabellos ambarinos con diversas tonalidades rojizas, pero visiblemente naturales. Le observaba con espanto y temor mientras dejaba caer el objeto al suelo antes de huir despavorida junto a su amiga entre los diversos coches del aparcamiento.

Clavando la mirada hacia el frente, reconoció a ambas chicas como el accidente de la noche anterior. Encontrarse con ellas no había sido nada beneficioso ni para él, ni para la manada en general. "Debo asegurarme de que mantengan la calma" pensó, continuando calle abajo con pisadas fuertes y rápidas.

Por suerte el móvil todavía tenía impregnado el olor de su ropa, perfume, incluso champú. Poseía indicios suficientes para localizar donde vivía exactamente.

Fugaz, el impulso por avisar a Leo y acudir junto a él viajó entre los pensamientos de Derek, pero rápidamente desechó el propósito. Su primo solía imponer con sólo caminar, aunque a los pocos segundos se tratara del hombre más infantil que había podido a conocer...Exceptuando a varias personas. Asustar a las humanas complicaría todavía más las cosas, y tener a un cazador merodeando por los alrededores debido a un escándalo sería cual grano situado en zonas poco visibles.

Apenas quince minutos después apoyó parte del cuerpo contra una farola vieja rodeada por mosquitos embobados y cautivados por la luz.

Dado a la apariencia elegante, cuidadosa, que mantenía en sus recuerdos, sin duda encontrar un edificio algo antiguo y repleto de ventanas pequeñas no encajaba demasiado con la idea precavida que se había hecho de ella ¿Acaso viviría sola? ¿Su vestuario se trataba de una mera apariencia por atraer hombres?

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