- Así que... - Comenzó a decir Ros, recostándose perezosamente en su asiento de la biblioteca mientras observaba burlona a ambas chicas posicionadas frente a ella.- ¿Seguro que no volvisteis dentro de la discoteca una vez me fui?
Dejando caer el bolígrafo repentinamente Ayen soltó una pequeña risa, ladeando el cuerpo para apresar este antes de que rodase por el suelo demasiado lejos.
- Fuimos directas a casa - Se apresuró a responder Assy, quién aparentemente concentrada no levantaba la cabeza de su boceto. Intentaba de este modo ocultar la verdad tan ilógica vivida aquella noche.- Pijama, dormir...Ya sabes, lo normal.
- No sé, hoy estáis muy raras - Insegura la mayor de las tres inclinó el cuerpo hacia adelante, apoyando ambos codos en el borde de la mesa para así poder observarlas mejor.- ¿Va todo bien?
Ayen se colocó recta en su asiento mientras Assy alzaba lentamente la cabeza en busca de su prima. Ambas habían prometido aquella mañana que no le contarían nada a la chica; tanto por la inseguridad en no ser creídas, como el peligro que esto supondría ¿Y si se habían metido en un buen lío por simplemente descubrir a esas dos criaturas? Fuera lo que fuera, no tenían en mente meter a Ros en un tema demasiado turbio. Además, la curiosidad de la chica parecía no tener límites y sería capaz de empeorar las cosas. Meditando sobre alguna mentira Ayen ensanchó la sonrisa, asintiendo varias veces segundos antes de que la puerta se abriese de par en par. Se encontraban en la biblioteca más pequeña de la universidad, y también antigua. Las estanterías parecían estar al borde de la muerte, incluso solían fundirse bombillas de vez en cuando, pero era el único lugar donde las tres podían hablar sin problema y disfrutar de tranquilidad. Bellas Artes podía ser un auténtico caos en horas libres.
Sorprendidas por el sonido, se voltearon hacia la puerta donde un magullado Stiles hacía acto de presencia.
- ¿Pero qué te ha pasado? - Preguntó Assy, soltando rápidamente su cuaderno para echar hacia atrás la silla y ponerse en pie.
El chico simplemente puso una mueca mientras avanzaba hacia ellas sin demasiado ánimo. Sujetaba torpemente la mochila vieja sobre uno de los hombros para así poder mantener ambas manos libres. La izquierda, en especial, permanecía vendada sin demasiado mimo. Seguramente ni se habría molestado en ir al médico por lo que aparentemente se asemejaba a un accidente.
Agradecida por zanjar el tema de un modo tan radical Ayen guardó su bolígrafo en el bolso sin desviar ni un solo instante los ojos del chico.
Una vez se transfirieron descubrieron que el único amigo de Ros en la universidad se trataba de Stiles. Amable, gracioso, y un tanto torpe dependiendo del momento. Resultaba inevitable resistirse a su encantadora sonrisa o brillo feliz siempre presente en la mirada.
- Parece que te ha atropellado un camión. - Espetó Ros, sacudiendo la cabeza incrédula por su apariencia.
Como única respuesta Stiles acortó la estancia desde la puerta hacia donde se encontraban para soltar desalentado su pesada mochila.
- Algo parecido - Enfadado con la humanidad el recién llegado ocupó el único asiento vacío, teniendo especial cuidado por no apoyar demasiado la extremidad dañada. Un surco morado decoraba su ojo, mientras que el labio lucía visiblemente partido con cierta sangre ya seca.- Anoche un subnormal la emprendió conmigo... ¿Acaso tengo en la frente un cartel de "Pégame"?
- Un momento... - Sorprendida, Assy volvió a sentarse.- ¿Estuviste en Media Noche?
Por un momento Stiles entornó los párpados presa del pánico. A pesar de conocerse meses, las tres casi podían leer sus pensamientos como si de un libro abierto se tratase. Nervioso, el chico se inclinó hacia adelante curvando torpemente los labios hasta formar una trémula sonrisa.

ESTÁS LEYENDO
New City
RomanceBeacon Hills esconde algo tras su tranquila y misteriosa apariencia. Diversas criaturas se están apoderando poco a poco de la ciudad, seres tan hermosos como terroríficos que ningún humano estaría dispuesto a creer. Justo cuando tres chicas pensaban...