Capitulo 1 (II)

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Habían tenido que pagar un poco más para disfrutar de la zona privada. Todas encajaban en la humilde opinión sobre disfrutar de la fiesta, pero sin rozarse con cuerpos sudorosos y borrachos. No era la primera vez que alguna se encontraba rodeada de numerosos acosadores molestos y demasiado pesados, incluso logrando que se marcharan para mantener una buena salud mental o alejarse del peligro. Fue por ello que, esa noche, permanecían sentadas en un solo sillón de cuero casi como si este fuera del más cómodo salón familiar. Desde allí alcanzaban a ver sombras tambaleantes del otro lado bailando al ritmo de la música. Por suerte los altavoces no estaban demasiado cerca y podían incluso hablar con normalidad.

- Me estoy durmiendo... - Murmuró Ros apoyando la mejilla contra el hombro de Assy para seguidamente, restregarse como si de un pequeño felino se tratara.- ¿Desde cuándo el alcohol relaja?

Al otro lado de la chica Ayen echó las caderas hacia adelante para acomodarse mejor mientras una divertida sonrisa iluminaba su blanquecino y hermoso rostro.

- Creo que no es cosa del alcohol - Replicó su amiga.- Si no hubieses estado toda la noche anterior despierta ahora tendrías energía para incluso escalar por las paredes.

- Esa escena es demasiado desagradable - Objetó Assy. Como si intentase borrar dicha imagen de su mente alzó el vaso con una mano hasta beber. Se trataba de una bebida dulce, suave, así que no aguantó las ganas por cerrar ambos párpados y sonreír.

- Lo apuntaré para la próxima vez que vengamos si sigue abierta - Agotada Ros echó la cabeza hacia atrás, buscando así apoyo en el sofá y fijando sus grisáceos ojos en el techo de la discoteca.- No sé si os habéis dado cuenta pero la mayoría son menores de edad...Y van hasta el culo. Si las autoridades se enteran cerrarán las puertas de este antro.

Desde el primer momento Ros había sido la única en poner pegas para ir. Desconocía el motivo, pero con sólo ver el local desde fuera sabía que no habría nada de su gusto en el interior. Los porteros tenían una expresión escalofriantes e incluso los camareros parecían observar a todos los clientes con un extraño brillo en los ojos. Igualmente, la ilusión de su amiga Ayen y prima Assy había podido con cualquier estúpida sensación para así aceptar. Debían celebrar el comienzo de curso...Aunque llevasen ya un mes. Beacon Hills poseía una única universidad de Bellas Artes a la que acudían las tres, provocando así la mudanza de Assy y Ayen. Estas dos, conocidas prácticamente desde la infancia poseían gustos e incluso aspecto contrarios... Aunque el destino las llevaba a un mismo lugar. Adquiriendo el título de la menor estaba Ayen. De cabello cobrizo y ojos marrones buscaba una futura profesión relacionada con la moda; no era necesario fijarse demasiado para saber que poseía un especial talento. Vestida siempre con las más delicadas y elegantes prendas solía mostrar una animada e inocente sonrisa en cada momento. Ella sola podía animar a sus compañeras en cuestión de segundos debido al enérgico carácter. Assy en cambio nunca había prestado demasiada atención a dicho campo. Para ella había "ropa bonita" y "ropa fea" Consciente de las diferentes clases en la universidad poseía un estilo más sencillo preparado para posibles manchas, aunque esa noche vistiese la prenda regalada en su cumpleaños; un vestido negro sin tirantes y zapatos con ligero tacón. Era la más alta de las tres y por esto podía mantenerse en el precioso lujo de comodidad a la hora del calzado. Resultaba ser casi la más sensata y tranquila. Nada parecía alterarla y transmitía la típica paz necesaria en cualquier situación. De pelo castaño, liso y largo con una piel clara se había preocupado más en maquillar los ojos de colores llamativos y así resaltar la tonalidad oscura de estos para crear un toque explosivo y creativo que no poseía el vestido. Ambas conocieron el paradero de aquella montañosa ciudad gracias a la explicación de Ros, quien más centrada en la fotografía también le interesaba cursar el tercer año universitario en Bellas Artes. Se trataba de la más mayor pero más bajita de las tres. Su cabello, largo hasta las caderas y oscuro tornaba visualmente el color gris de sus ojos un par de tonalidades más claras. Esa noche, desganada, apenas había reparado en el propio aspecto por lo que luciendo unos vaqueros largos y sandalias de tacón lo único más logrado era la camiseta de tirantes y camisa a cuadros encima. Ros era consciente de que junto a sus amigas parecería una completa vagabunda, pero el sueño era demasiado fuerte como para meditarlo demasiado. Para ella disfrutar de la simple presencia podría considerarse mucho más de un regalo ¿Quién no querría estudiar junto a su prima y amiga? Hacía un año que no se veían desde la mudanza. Debido a problemas familiares Ros había sido la primera en transladarse a Beacon Hills; por suerte pudo encontrar un piso compartido. Ayen y Assy en cambio, debido a la tardía llegada ambas compartían otro completamente diferente pero cercano a su Universidad.

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