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Eider se construyó una nueva cueva junto a la mía y una también para Maike.

—¡Te han quedado Hermosas!

—¡Gracias!

—¿Porque es que no podemos dormir siempre en los sótanos? —Pregunte curiosa a mis 2 amigas.

—Creo que por qué de ser así se enterarían que tenemos un lugar a donde ir y cuando haya tormentas no tendremos a donde.

—Suena lógico.

—Voy a lavar mi camiseta, está repleta de sangre y se ve fea —Dije agarrándola y alejándome de ellas.

—Pero te hace ver valiente —Río Maike acompañada por Eider.

En el lago la lave y la lleve junto a la cueva de Sabrina para dejarla secar.

—Sab, ¿estás? —No hizo falta que responda mi pregunta porque vi sus cabello marrones asomándose.

—¿Puedo dejar mi camiseta acá? La buscare más tarde— Agregué

—¡Desde luego!

—Y em... ¿Tienes comida? ¿Haz desayunado algo, no?

—Si Kari, ¡quédate tranquila! —Dijo como si estuviera fastidiada.

—Siento molestarte, pero sabes que eres demasiado importante para mí como para perderte ¡Tú sabes que no puedo perderte! Eres mi amiga, mi mejor amiga, mi hermana. No, no puedo perderte —Dije, hasta sentí que estaba gritando

—Karis, escúchame. Sé que te importo, de la misma manera que me importas, pero entiende que me fastidio porque eres demasiado buena, demasiado buena con todo el mundo entonces siento que si también te preocupas por mí te podría ocurrir algo malo. No quiero que te lastimen más. Nunca más. Cuídate más, a ti misma, no te preocupes por mí. Como lo de tu lastimadura, sé que te la hiciste buscandome. Además Tengo a Sebastián. —Se que lo que dijo fue sincero. Su voz era firme y cariñosa.

—¡Simplemente eres la mejor! —Dije abrazándola.

—Lo sé, lo sé —Río

—¿Como sabes de mi sangrienta lastimadura? —Cambie de tema.

—Pues por la sangre que aún se nota en tu camiseta. Además tú acabas de decir que era sangrienta —Dijo obvia.

Reí por lo bajo y hecho un vistazo a mi camiseta que de verdad se seguían notando las manchas rojas.

—¿Qué tú no sabes lavar remeras? —Pregunto después de un rato.

—Pues no, si no tengo jabón...

—Seba, ven... ¿Nos das una mano? —Le gritó Sabrina a su hermano.

Sebastián Salió de su cueva. Sabrina le mostró mi remera y él asintió. Se metió al lago con la remera en mis manos. Sumergió su mano y comenzó a formar un remolino. El agua se cristalizó y el metió mi camiseta dentro del remolino formado por sus poderes.
La remera al tanto de unos segundos salió y cayó perfectamente en sus manos. Me la entregó y estaba impecable, sin ninguna mancha.

—¡Gracias! —Dije sorprendida.

—Y Karis... Tú eres Aire... Puede secar tu remera... —Río Sebastián antes de volver a entrar a su cueva—. Torpe —Agregó.

—¡Que malo eres! Pero, ¡Gracias!

Agarre la remera de dos extremos, la extendí frente a mí cara y soplé. Unos brillos blancos con unos vientos salieron de mi boca en forma de O y chocaron contra la camiseta.
La toque y estaba seca.

—Tener poderes es Fantástico. Bueno, volveré a mi cueva. —Me despedí de Sabrina.

Iba caminando camino a la cueva cuando escuche a un sonido irritante, un chico gritar, la voz era grave y sonaba quebrada. Iba a salir corriendo a socorrerlo cuando recordé lo que Sabrina me dijo de que debía preocuparme más en mí misma.

No, tengo que preocuparme más en mí.

Lo pensé dos veces y deje que mis piernas siguieran el sollozo y el grito del pobre chico.

¿Que si esto me estuviera pasando a mí?

Me encantaría que vinieran a socorrerme. No lo dude y corrí más rápido. Frene un poco antes de llegar a donde estaban. Había un chico, del elmento Magnesia a unos 2 metros de un chico del elemento fuego. y no parecía hacerle nada malo. Luego note sus brazos y manos.

Lo estaba controlando. Lo estaba haciendo sufrir mentalmente. El chico de los cabellos marrones y rojos, el del elemento fuego se retorcía y gritaba.

Sople unos vientos e hice volar al chico del elemento oscuro.

—Vamos corre —Tome la mano del chico y corrí entrando más al bosque.

El entro en razón y comenzó a correr.

—Más rápido haríamos si te haría levitar. Quédate quieto un segundo —Le ordené, se quedo quieto y temblaba demasiado como para poder hacer que levite.

Seguimos corriendo aumentando la velocidad.

—Agarra mi mano —Le grite mientras corríamos.

—¿Que? —Grito el chico aún más fuerte.

—Que agarres mi mano —Le grite desesperada, gritando con todas mis fuerzas.

El chico tomo mi mano y yo comencé a levitar hasta comenzar a volar. El colgaba de mi mano lo que me hacía ir más lento y me tironeaba para abajo, aunque era más rápido que correr.

—Sujétate bien. ¿lo ves venir? —Le grite otra vez.

—No.

Baje lentamente hasta llegar al piso.

—¿Estas bien? —Pregunté con la voz agitada y nerviosa.

—Si, de verdad te agradezco.

—Deberíamos volver.

Comenzamos a caminar nuevamente hacia dónde estaban los demás.

—¡Cuidado!! —Le grite al chico tomando su mano e intentando volar nuevamente.

El chico, el de los elementos oscuros, el que controla mentes al parecer también volaba y era realmente veloz.
Venía hacia nosotros. Su cara me asustaba, los ojos negros apuntando directamente a mí con rabia y los cabellos negros con las puntas grises se despeinaban por la velocidad con la que venía.
Se dirigía a nosotros. Cada vez más cerca, no teníamos escapatoria. Cerré mis ojos, agarre el collar y...

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Capítulo editado.

Elementary War (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora