Elementary War (Editando)

III

Escuche un grito de desesperación y unos sollozos a lo lejos. Era una voz de mujer, una voz quebrada, un tono suplicante y doliente.

Me levanté desesperadamente, mire mi reloj que marcaba las 5:30 am. Corrí, levitando hasta llegar al lugar de donde el grito venía.
Me encontré con una chica del elemento tierra sosteniendo la mano de un chico tirado en el suelo. Su cabeza apoyada en el pecho del chico mientras lloraba. Sus manos temblaban, estaba fría y su piel estaba pálida. Eso fue lo que más me preocupo, que este pálida, Los del elemento tierra nunca están pálidos ya que son de un color Moreno.

—Oye, ¿que sucede? —Preocupada le pregunte a la chica—.

Ella simplemente dio vuelta al chico dejándome ver su espalda que tenía 3 cortes profundos derramando toda su sangre por la tierra.

—Han llegado, hay que apurarnos —Dijo mientras tocaba al rededor de los cortes del chico—.

—¿Le haz tomado el pulso? —Pregunte nuevamente—.

—Unas mil veces —Musitó mientras se secaba las lágrimas de sus ojos que no paraban de salir—.

—Tranquila, vamos a estar bien —La tomé del hombro así logrando que se paré —Avísale a los demás—.

Fuimos a donde se encontraban la fogata del día anterior, los chicos se encontraban todos en su pequeñas Cuevas. Les avisamos uno por uno lo que se venía, algunos lloraban desesperados por su amigo, el chico que había muerto.
Les avisamos a los chicos que se encontraban en la orilla del lago, incluyendo a Sabrina y a Sebastián, su hermano.
Luego lleve a la chica a mi cueva.

—Quédate aquí —le ordene—Te traeré algo para beber.

Me despedí de la chica, salí de la cueva y me Dirigí a la orilla del lago. Agarre mi termo y lo llene de agua. En el camino de vuelta encontré unas zarzamoras y las recolecte en la bolsa que traía en uno de los bolsillos de mi pantalón.

Cuando entre a la cueva ahí se encontraba la chica recostada sobre el duro suelo.

—Oye, aquí he traído Zarzamora y un poco de Agua, Desyauna. —Le dije mientras tomaba unas zarzamoras de la bolsa—.

—Gracias.
—No des las gracias, estamos juntas en esto. Por cierto, ¿como te llamas?

—Eider ¿y tú?
—Karis —El sonido de unas hojas crujir nos interrumpió—.

Salí de la cueva y vi a una chica tenía clavada una flecha. Sus escuálidas piernas no aguantaron más el peso, me miró y extendió su mano hacia mí pero cayó al suelo.

—Eider ven aquí —Grite y ella salió apurada y vio a la chica tirada en el suelo—.

—Quítale la flecha —Me gritó Eider—.

Coloque mis manos sosteniendo la flecha, conté hasta 3 y la saque. Rápidamente la hice levitar hasta llevarla junto al lago.

Le lavamos la herida y luego la dejamos descansar junto al agua ya que ese es su elemento, por sus ojos azul marino y sus cabellos rubios con las puntas azules.

La deje con Eider y fui a buscar uno de los sótanos donde se suponía que había un pequeño bolso con cosas de primeros auxilios.
No sabía por dónde empezar a buscarlo así que camine hasta la cueva y busque en mi mochila algún mapa. Tanta fue mi suerte que encontré uno.
Los pequeños cuadrados significaban que ahí había sótanos. Me guíe por el mapa hasta llegar a uno.
Tire de las puertas hasta por fin logre abrirlas. Entre y vi en una esquina 20 bolsos de primeros auxilios, tomé uno y corrí hasta la orilla del lago.

—Ayúdame que está pesada —Dijo Eider intentando cargar a la chica—.

La hice levitar hasta llegar a la cueva, entramos y sacamos una gasa. Le desinfectamos la herida y le colocamos la gasa y la dejamos que descanse.
Eran las 10 am y nos encontrábamos en mi cueva sin hacer nada al respecto sobre los elementos oscuros.

—¿Tu sabes cómo confrontar a los elementos oscuros? —Dije con vergüenza—.

—No, nunca he ido a una guerra y temo empezar. No sé qué hacer—.

Sentí que el viento comenzaba a aumentar a lo que salí para calmarlo, pero no era sólo un viento. El cielo se comenzaba a nublar y podía ver cómo a lo lejos se venía una tormenta.

—Se viene una tormenta.

—¿Hay tiempo para avisar?

—Los de agua y Aire se darán cuenta solos pero los de Tierra y Fuego no.

—Entonces vamos. —Dijo levantándose—.

—Sígueme, te llevaré al sótano y yo les avisare a los demás.

Hice levitar a la chica y Eider iba unos pasos atrás mío. Entramos al sótano y ahí se quedaron las dos. Cerré las puertas y fui apurada hasta encontrar a los demás. Cuando llegue estaban reunidos al rededor de la fogata.

—Se viene una tormenta. Todos busquen en sus mochilas. Cada uno de ustedes tiene un mapa. Los cuadrados son los sótanos. Busquen el que les quede más cercano y vayan.

El viento comenzó a aumentar, el cielo cada vez más oscuro. Empecé a sentir las gotas resbalando por mi cuerpo. Mire hacia arriba y vi unos relámpagos.

—Ya no hay tiempo vamos.

Corrí hasta llegar al sótano. Cuando entre estaban Eider y la chica ya despierta sentadas en una esquina y otra gente hablando y preocupados.
Sentía que me faltaba algo, alguien faltaba y ahí fue cuando me acorde que Sabrina no estaba acá.

—Discúlpame, ¿Haz visto a Sabrina y Sebastián? —Pregunte a una chica un año más grande de nuestra escuela.

Negó con la cabeza. Sentí un vacío en mi corazón, una parte de mí me faltaba, Ella, Sabrina, sentía que nunca más la vería.
Necesitaba salir a buscarla. No podía dejar que algo malo le pasara. ¿Y si estaba en otro sótano? ¿Y si arriesgo mi vida por nada? ¿Y si me quedo mientras ella se está muriendo afuera?
Iba a salir, no me importaba si perdía mi vida, no podía arriesgarme a perderla.
Sin pensarlo 2 veces abrí la puerta del sótano dejando que entre una gran lluvia. Salí a la superficie. Mis cabellos albinos se volaban y se empapaban a los segundos. Camine gritando su nombre por todos lados. Veía una neblina negra que me cegaba. Estaba por llegar a mi cueva cuando sentí un pinchazo en el estomago.
Grite implorante. Mire mi abdomen y vi una flecha perfectamente clavada. La sangre roja como el fuego contrastaba mi piel blanca como la nieve. Corrí rápido hacia el sótano de adonde venía.
Estaba por llegar cuando tropecé por la sangre que había perdido.

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Capítulo editado.