Capítulo 5 - Fantasioso y fastidioso comienzo

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Desde que regresó de la casa de sus padres, estaba ansioso y algo fastidiado. Pensó que las cosas saldrían como las había planeado, pero Woo Hyun se equivocó por completo. Y se arrepintió de lo que provocó cuando su madre le dijo que lo visitarían; que Sung Kyu tenía que vivir con él; que estaban muy felices por él y que le deseaban lo mejor del mundo; y, pese a ello, se negó rotundamente a confesarles la verdad.
     Después de todo, no tendría que hacerlo.
     Era una muy buena solución el decirles después a sus padres que Sung Kyu lo abandonó; que simplemente se había ido sin decir nada; que ya no habría ninguna boda que celebrar; que el joven destrozó su corazón en mil pedazos.
     Sí.
     Él no tenía por qué salir afectado de esa situación. Toda la culpa sería de Sung Kyu, y él, como siempre, podría seguir haciendo lo que le viniera en gana.
     Woo Hyun sonrió de lado cuando de nueva cuenta analizó su plan mentalmente mientras se dirigía a su casa, después de haber recogido a Kim en la escuela. No había ninguna falla, y Sung Kyu estaba dispuesto a hacer todo lo que dijera siempre y cuando le pagara un poco más.
     Nada podría ser más sencillo.
     Suspiró, y luego bajo del auto cuando aparcó frente a la vivienda. Llamó a Sung Kyu para que lo siguiera hasta su habitación, y le mostró que las cosas que dejó en la maleta, ya estaban acomodadas en el armario.
     —También te compré varios trajes y zapatos. Cuando lleguen mis padres, quiero que estés presentable.
     Kim agachó la mirada y asintió.
     —¿A qué hora llegarán sus padres? —preguntó, dejando su mochila en el largo sillón que había en el cuarto.
     Woo Hyun se acercó a la cama y se quitó el saco, la corbata y, después de dejarlos sobre el colchón, desabrochó varios botones de su camisa.
     —En un par de horas —respondió, frunciendo el ceño cuando observó a Sung Kyu mirarlo con interés. Incluso parecía que sus mejillas estaban algo rojas. Woo Hyun se aproximó más al muchacho y clavó su vista en él—. ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo? —se interesó, arrugando más el entrecejo, y después levantó una mano para intentar tocar la frente del otro, pero el muchacho se hizo para atrás de inmediato, y Woo Hyun rodó los ojos.
     —N-no. Estoy bien. Sólo estoy algo cansado.
     El empresario bajó de golpe el brazo y se giró sobre sus talones. Frunció un poco la boca y enseguida se arremangó la camisa.
     —Arréglate. Cuando lleguen mis padres quiero que estés junto a mí en la puerta para recibirlos. Y quiero que vean en tu rostro la enorme felicidad que sientes porque eres mi prometido.
     —Si, señor.
     Sonriendo de lado, Woo Hyun salió del cuarto para buscar a la mucama que arreglaba siempre su habitación. La encontró en la cocina, y llamó su atención con un carraspeo ya que ella se encontraba ayudando a preparar la cena.
     —Necesito más almohadas y un par de cobertores.
     —Enseguida iré a cambiarlas, señor.
     —No. No quiero que las cambies, sólo que las dejes sobre el sillón.
     —Como diga.
     La cena ya casi estaba lista, y el hombre se acercó a inspeccionar las preparaciones.
     —¿Eso es lo que prepararán para mis padres? —inquirió mientras se acercaba a la estufa. Los sirvientes asintieron, y Woo Hyun negó con la cabeza—. Yo lo haré.
     —Sí, señor.

     —Estás más apuesto que la última vez que te vi, querido Sung Kyu —expresó la señora Nam con una apacible sonrisa mientras permanecía de pie bajo el marco de la puerta junto a su esposo, provocando que el muchacho se sonrojara.
     La mujer se acercó a Kim para darle un beso en la mejilla y Sung Kyu le ofreció su brazo para llevarla hasta la mesa del comedor. Mientras tanto, Woo Hyun se aproximó a su padre, y éste sonrió, satisfecho, llevando una mano al hombro de su hijo para palmearlo con suavidad.
     —¿Cómo estuvo su vuelo, señora? —preguntó Sung Kyu una vez que ambos se acomodaron en el sofá.
     —Por favor, cielo, llámame mamá.
     El joven le regaló una suave sonrisa, y luego una punzante molestia se albergó en su pecho ante las palabras de la mujer.
     Sus acciones no lo hacían sentir bien, pero no podía hacer otra cosa más que seguir las órdenes de Woo Hyun y fingir que eran una feliz pareja. Exactamente como se lo había dicho con tanta seriedad un par de horas antes. Por lo que se mantuvo sonriente durante toda la cena. Respondiendo a lo que sus suegros le preguntaban, cuidando de no hablar de más, y mirando a Woo Hyun cada en cuando para buscar su aprobación.
     Y, al terminar la comida, Sung Kyu y Woo Hyun los acompañaron a la habitación que ocuparían durante su estancia en la casa mientras los seguían de cerca, tomados de la mano.
     La madre de su novio falso siguió expresando su alegría por los muchachos. La mujer les dio las buenas noches, diciéndoles también que los vería por la mañana. Ella y su esposo entraron al cuarto, cerraron la puerta y, de inmediato, Woo Hyun dejó ir la mano de Sung Kyu con desaire, girando sobre sí mismo para caminar hasta su cuarto.
     Suspirando con lentitud, Sung Kyu lo siguió, entró a la habitación y cerró la puerta con seguro.
     —Vamos a dormir. Mañana será un largo día —dijo Woo Hyun, dejándose caer sobre el colchón y tapándose los ojos con el antebrazo.
     Sung Kyu lo observó por un momento y luego se dirigió al sillón, donde un par de almohadas y gruesos cobertores ocupaban casi la mitad del mueble. Los tomó y los hizo a un lado para sentarse, después sostuvo un libro que yacía en la mesita junto al sofá, y siguió leyendo la página donde se había quedado.
     —¿No vas a dormir? —intervino de pronto Woo Hyun. Sung Kyu dio un pequeño respingo por la pregunta de su jefe y levantó la mirada para buscar los ojos del hombre.
     —Sí. Sólo voy a estudiar por unos minutos. Tengo examen mañana —contestó, y Woo Hyun no le tomó más importancia.
     Nam se levantó de la cama y el joven lo vio tomar su pijama de un cajón para después dirigirse al baño. El muchacho se dejó caer entonces en el respaldo del suave mueble antes de cerrar los ojos,

     La alarma de su teléfono móvil lo despertó de pronto, y fue tanto su desconcierto por encontrarse durmiendo en una casa ajena que, al dar un sobresalto, resbaló del sillón y terminó tirado en el piso.
     Sung Kyu se quejó e intentó levantarse, pero de pronto un punzante dolor en su cuello lo hizo gimotear aún más. Su almohada cayó al suelo durante la noche y había sufrido una pequeña torcedura. Y pensó: que eso no le habría pasado si hubiera dormido en una suave y cómoda cama como la de Woo Hyun. Pero él era el dueño de la casa, y también su jefe, así que prácticamente podría enviarlo a dormir a la bañera si le apetecía.
     El universitario se levantó y movió su cuello con lentitud (tendría que pasar a la farmacia para comprar un analgésico), entrecerró los ojos, y luego observó que su jefe ya no estaba en la habitación. Tomó su celular y verificó la hora, faltaban unos cuantos minutos para las siete. Llegó a pensar que Woo Hyun era el tipo de persona que dormía hasta tarde. Tomó varias prendas del armario y se cambió de ropa. Colgó su mochila en su hombro, y bajó las escaleras para desayunar antes de irse a la escuela.
     Sus futuros suegros le dieron los buenos días desde sus lugares alrededor de la mesa del comedor, y la señora Nam le dedicó una amplia sonrisa. Sung Kyu se sentó a un lado de Woo Hyun y éste le lanzó una mirada fría. Pero el muchacho no le tomó importancia. Ya se estaba acostumbrando a recibir ese tipo de miradas.
     —¿Cómo dormiste cariño? —preguntó la mujer con interés.
     Sung Kyu levantó el rostro, cerrando de pronto un ojo por el dolor que eso le causó. Quiso llevarse una mano al cuello para sobarse, aunque, enseguida desistió ya que sería extraño decirles que 'no muy bien', porque se suponía que dormía en la cama, con su prometido.
     —De maravilla, m-mamá —sonrió, y Woo Hyun lo miró de reojo.
     —Dormir conmigo es muy cómodo, ¿verdad, amor? mencionó de pronto Woo Hyun, y Sung Kyu sintió que en cualquier momento sufriría un infarto.
     Sin esperarlo, su jefe lo tomó de la mano y le besó el dorso con delicadeza. La cara de Kim enrojeció de golpe y el empresario sonrió con algo de burla. El muchacho pudo apreciar muy bien ese gesto en su rostro, y se sintió decepcionado.
     Porque Woo Hyun hacía todo eso sólo por el engaño. Nada de lo que decía era verdad. Le estaba pagando para fingir ser su pareja. Le estaba dando dinero para que hiciera todo lo que dijera. Pero Sung Kyu sabía que no le pagaba para comenzar a sentir algo por él.
     El muchacho abrió más los ojos ante ese pensamiento y su jefe dejó ir su mano. Sung Kyu suspiró con suavidad, y luego entendió que habría muchos problemas si mezclaba el trabajo con sus sentimientos.
     Ambos salieron de la casa después de haber terminado el desayuno mientras su jefe lo tomaba (otra vez) de la mano. Woo Hyun le dio un beso a su madre como despedida, y Sung Kyu les dedicó una reverencia a sus futuros suegros.
     Al cerrar la puerta tras ellos, el hombre se deshizo de inmediato del agarre que tenía sobre la mano del otro, y caminó con más rapidez hacia su auto. Lo abordó, y el muchacho fue tras él para subir también, pero justo cuando tomó la manija para abrir la puerta, su jefe la cerró con seguro y bajó la ventanilla.
     —Aunque adentro seamos pareja, recuerda que no hay absolutamente nada entre nosotros. Te veo en la esquina a las cuatro en punto. Entraremos a la casa juntos para que mis padres crean que fui por ti a la escuela —le ordenó, dejando a Sung Kyu con algo de desconcierto y molestia flotando en su pecho. Aunque, no tenía ningún derecho de reclamar nada. Eran las reglas de Woo Hyun, y él tenía que obedecerlas al pie de la letra.
     Kim entreabrió los labios para responder, no obstante, Nam arrancó el auto. El joven se quedó con las palabras en la boca y suspiró, fastidiado. Luego sacó su teléfono móvil de la bolsa de su chaqueta, y abrió más los ojos cuando se dio cuenta de que llegaría tarde a la universidad si no corría para tomar el transporte público.
     Con desdén, Woo Hyun miró a Sung Kyu por el espejo retrovisor mientras se alejaba de la casa y suspiró, hastiado. Realmente le causaba irritación el tener que tratar con el muchacho, y deseó que los días pasaran rápido para poder decirles por fin a sus padres que el compromiso se había terminado.
     Ya estaba un tanto desesperado por regresar a su antigua vida. Necesitaba diversión. Ansiaba algo de distracción.
     Una sonrisa ladina apareció en sus labios porque no le era muy difícil contactar con alguna de sus amigas que la quisiera pasar bien con él. La noche anterior había quedado con alguien, y por eso se levantó temprano esa mañana.
     Estaba comprometido de mentira con Sung Kyu y podía seguir haciendo lo que quisiera. Nadie podía impedirle que no disfrutara de su juventud y de su dinero. Por eso iba en camino a la casa de una de las mujeres que se morían por estar con él; una de las muchas jovencitas que querían ser su pareja.
     A Woo Hyun no le importaba aprovecharse de ellas. Él sabía que todas esas mujeres sólo lo buscaban por su posición económica, así que le daba igual tomar ventaja de las situaciones. Siempre lo había hecho, y nada ni nadie podrían cambiar eso.
     El hombre estaba seguro que nunca se enamoraría, y que su fácil y divertida vida se terminaría cuando él así lo decidiera.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora