Capítulo 16 - Hermosa y necesaria declaración

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     —Te amo. Te amo. Sung Kyu, estoy perdidamente enamorado de ti. Por favor, créeme —pidió Woo Hyun y, en su mirada, Sung Kyu pudo notar la sinceridad de sus palabras. Dejó de respirar por unos segundos ante la repentina declaración, y de un momento a otro pensó que era una broma de muy mal gusto por parte de su jefe.
     —¿Cómo puedes jugar conmigo así? —le dijo, con la voz entrecortada, y luego su rostro se vio empapado por las lágrimas. No había podido contener más la presión en su pecho y el actuar de Woo Hyun sólo empeoraba las cosas.
     —¡¿Por qué piensas que estoy jugando contigo?! No sabes lo difícil que ha sido para mí pasar este día pensando que me odias. Desde que fuiste a buscarme he tratado de explicarte las cosas, ¡y tú no me has dejado hablar! ¿Cómo quieres que te haga entender que te amo? ¡¿Cómo quieres que te convenza de que jamás te engañaría?! —reclamó Woo Hyun, y sus palabras sonaban temblorosas. Mientras más hablab, más se acercaba al rostro de Sung Kyu, llevando las manos hasta sus hombros para sostenerlo con fuerza, pero el joven sólo suspiraba y dejaba más lágrimas caer.
     —Si me amas, ¿entonces por qué besaste a esa chica en la bodega? Dices que estás enamorado de mí, pero hasta ahora no me lo has demostrado. Siempre me has tratado con indiferencia. Creí que yo te desagradaba. Además... también dijiste que nunca te fijarías en mí —le recordó, agachando la mirada, y Woo Hyun apretó los ojos por un momento.
     Era verdad que se había portado como un idiota. Un desconsiderado y un estúpido. Pero en un principio había sido porque no estaba consciente de lo que sentía. Sung Kyu vivía con él y su relación sólo era de jefe y empleado. Las cosas se habían vuelto sencillas cuando el muchacho accedió a ayudarle. Para Woo Hyun, el dinero no era problema, sin embargo, al pasar los días, sintió como si de verdad estuvieran comprometidos. Sus padres empezaron a querer a Sung Kyu. Su madre le dijo muchas veces lo contenta que estaba por él, porque el joven era un encanto. Y nunca se dio cuenta de cuándo se enterró tanto en su corazón.
     Recordó las veces que Sung Kyu estuvo hablando con su amigo y los frustrantes y repentinos celos que había sentido. Por eso también lo trató mal; por eso se enfadó, porque no podía prohibirle dejar de ir a la escuela para que nadie lo viera. Lo quería sólo para él. Tenía tanto miedo de que Sung Kyu se fijara en alguien más y se alejara.
     ¿Cómo iba a decirle lo que sentía, si Woo Hyun jamás se había enamorado de nadie? ¿Cómo iba a saber que era un desquiciado y egoísta amor lo que sentía por Sung Kyu, si era la primera vez que le pasaba?
     —Lo siento... Estaba confundido. En ese momento no estaba consciente de lo que sentía por ti. Pero hoy, cuando me dijeron que habías ido al restaurante y que me habías visto, me sentí desesperado, y tuve mucho miedo. Sabía que te perdería si no te decía lo que sentía —confesó, y sus ojos se hicieron cristalinos.
     Deshizo el agarre sobre Sung Kyu y se dejó caer al suelo, de rodillas, con la cabeza gacha y las manos hechas puños sobre sus piernas. Soltó el aire de sus pulmones en un largo y sonoro suspiro y Sung Kyu lo miró, sorprendido. Paralizado. Desconcertado. Kim sintió a su corazón palpitar con más fuerza y quiso decir algo, pero las palabras no eran capaces de salir de su seca garganta.
     —Perdóname, Sung Kyu. Perdóname por no decirte antes lo que sentía; por haberte lastimado y hacerte creer que no eras importante para mí. Perdóname por haberte pedido que les mintieras a mis padres y fingieras ser mi prometido todo este tiempo. Perdóname por hacerte llorar; por haber sido un cobarde. Te juro que nunca te engañaría. Esa chica me besó, sí, pero yo en ningún momento correspondí a ese gesto. No hay nada más que tu hermoso rostro y tu bella sonrisa en mi mente. No hay nadie más que pueda hacer latir mi corazón con desesperado amor como lo haces tú. Por favor, perdón...
     Y Woo Hyun no pudo continuar con su disculpa, porque en ese momento Sung Kyu puso uno de sus dedos sobre sus labios al hincarse frente a él también. El joven había secado sus lágrimas y una pequeña sonrisa afloró en sus labios. Nam abrió un poco más los ojos por la sorpresa y el otro no dudó en rodearlo con sus brazos.
     Sung Kyu lo apretó contra su pecho como si su vida dependiera de ello, y Woo Hyun no dudó en corresponderle el abrazo, enterrando el rostro en el hueco de su cuello.
     Se mantuvieron así por un par de minutos. Sung Kyu sintiendo la tranquila calidez del cuerpo de su jefe, y éste, disfrutando por completo de la maravillosa cercanía y el dulce aroma del muchacho. Se separaron unos centímetros, y luego fue Sung Kyu el que presionó sus labios contra los de Woo Hyun en un suave y corto beso.
     —Yo también te amo, Woo Hyun —le dijo, mirándolo a los ojos y con las mejillas sonrojadas. Woo Hyun dibujó una enorme sonrisa y tomó a Sung Kyu de la cintura, cayendo sobre su cuerpo y atrapando sus labios en otro beso más largo y lleno de sentimiento.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora