Capítulo 12 - Incrédula y súbita petición

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—¿Qué?

—Lo que oíste.

Sung Kyu negó con la cabeza un par de veces y su frustración comenzó a crecer. No entendía para nada el comportamiento tan extraño de su jefe. Si antes era odioso, comenzaba a sobrepasar los límites.

—¿Por qué? —se atrevió a pronunciar, y Woo Hyun se le acercó un poco más, haciendo que diera un paso hacia atrás mientras sus ojos se llenaban de incertidumbre.

—¡Porque yo lo digo! —replicó, con un tono de voz autoritario, haciendo que Sung Kyu retrocediera un par de pasos más hasta caer en el sillón.

El joven sintió sus ojos humedecerse y agachó la mirada, apretando sus párpados para que nada del agua salada que sentía pudiera salir. Suspiró lentamente y recordó por qué estaba ahí; por qué tenía que soportar los desplantes de su jefe; por qué tenía que aguantar su mal carácter; por qué tenía que quedarse callado y aceptar todo lo que le ordenara: por la paga. Para poder terminar la universidad; para poder trabajar y vivir sin preocupaciones; para olvidarse de sus problemas de dinero y no volver a pasar hambre.

Esa era su única prioridad. Esa era la única razón para aguantar. Soportaría todo eso con tal de no perder ese trabajo.

—Está bien. Haré todo lo que me digas —contestó, casi en un murmullo. Woo Hyun se dio media vuelta y caminó hasta la cama de nuevo, dejándose caer con fuerza y tapándose con el cobertor. Sung Kyu lo miró, y dejó escapar un silencioso suspiró que se había atorado en su garganta.

...

Esa fue una de las peores noches para Sung Kyu. Aceptar de una vez por todas de que para Woo Hyun sólo era un empleado. Alguien a quien usaría un tiempo y luego desecharía. Y lo comprendía, porque una persona de su estatus social podía tener todo lo que quería. El dinero regía el mundo; el dinero era el que decidía el futuro: el dinero hacía la forma de vivir de las personas.

Sung Kyu se removió de nuevo sobre el sofá. No había podido dormir bien y, antes de que sonara la alarma, ya había tomado su celular para apagarla. Se levantó sin hacer mucho ruido y se dirigió al baño para ducharse. Y se mantuvo dejando ir largos suspiros mientras su cuerpo era humedecido por el agua tibia de la regadera.

Siguió pensando en todo lo que había vivido ya con Woo Hyun hasta ese momento, y se propuso mantener la cabeza fría porque eso sólo era un trabajo. Sus sentimientos habían sobrado desde el principio; tenía que hacerlos a un lado. Es más, tenía que deshacerse por completo de ellos. Eran algo innecesario. Algo sin ningún valor. Woo Hyun no le pagaba para sentir amor por él.

Se había prometido no volver a llorar por él, y lo cumpliría.

Salió del baño ya vestido y observó a su jefe cambiándose. Se arregló el cabello y Woo Hyun se encaminó a la puerta del cuarto para salir sin dirigirle la palabra. Sung Kyu se puso si abrigo y tomó su mochila para bajar a desayunar.

—A partir de hoy te llevaré a la universidad todos los días, y también te recogeré por las tardes. Así que espero que estés puntal a la hora de la salida. Sabes que odio esperar a las personas —le dijo Woo Hyun, y Sung Kyu tragó saliva en silencio.

El trayecto a la escuela nunca se le había hecho tan incómodo, y sólo asintió, sin girar el rostro en dirección de su jefe, pero si lo miró de reojo y notó su rostro serio. Tan malhumorado como siempre.

El joven empresario lo dejó frente al edificio y Sung Kyu caminó hacia el interior, encontrándose de pronto con su mejor amigo Dong Woo, quien lo rodeó por los hombros con un brazo y lo zarandeó juguetonamente.

—Oye, ese color de cabello te queda muy bien —mencionó su amigo con simpatía, y Sung Kyu le dedicó una sincera sonrisa.

—Gracias.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora