A la mañana siguiente, cuando me desperté y bajé a desayunar, me dijeron que había llegado un paquete con retraso para mí. Era un paquete muy grande con una carta, en cuanto me fijé en la letra supe en seguida de quien era.
Nada más terminar de desayunar me subí rápidamente a mi cuarto, me senté en la cama y comencé a leer la carta:
<<Querida hermanita:
Espero que te lo pasases muy bien en tu cumpleaños. Siento mucho no estar allí contigo para celebrarlo, ahora mismo estoy muy agobiado con mis estudios. Aquí en Londres los días son tristes, llueve mucho y hace frío...pero no me importa, me encanta esta ciudad, tiene algo especial que te envuelve. No se cuando volveré a casa, pero te escribiré todas las semanas para contarte todo lo que me pasa.
No sé si te gustará mi regalo, está muy de moda aquí. Todas las mujeres se lo ponen. Estoy seguro de que te quedará muy bien.
Un beso de tu hermano Edward>>
Mis ojos se llenaron de lágrimas al terminar de leer la carta, me sentía muy sola, aunque tenía a Peter y Marylin me faltaba algo.
La caja del regalo no pesaba mucho, la abrí rápidamente, era un precioso vestido de color pastel. Me lo estaba probando cuando alguien llamó a la puerta.
-¿Quién es?- pregunté mirándome al espejo.
-Soy Peter- me contestó.
-Pasa, me estoy probando un vestido- le dije muy contenta- ¿te gusta?
-Sí, te queda muy bien... estás... muy...guapa- me dijo con la cara roja.
-Dice mi hermano que está de moda en Londres.
-¿Te lo ha regalado él?- dijo sentándose en la cama.
-Sí, ha venido con retraso.
-Ves, sí se han acordado de ti.
-Pero mis padres no- le respondí enfadada.
-Seguro que tienen una explicación- me dijo con una gran sonrisa.
-Eso espero.
Ésa misma tarde llegaron a casa, estaba sentada leyendo un libro de la biblioteca cuando les ví llegar. Salí lo más rápido que pude para recibirlos.
-Sentimos no haber estado en tu cumpleaños, somos personas muy importantes para Inglaterra, querida Sophie- dijo mi madre, con una cara muy seria. Entró en la casa con la cabeza muy alta, como siempre.
-No la hagas caso hija mía, tu madre es así- dijo mi padre apretándome por los hombros- felicidades cariño, no he tenido tiempo, pero te he comprado una cosa que sé que te va a gustar mucho.
Extendió su mano con una gran bola de cristal, dentro estaba La Torre Eiffel de París, al agitarla cientos de copos de nieve iban cayendo sobre ella.
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-Entonces sus padres no la querían- dije de repente. Mi abuela se quedó mirándome fijamente a los ojos
-No es que no la quisieran- me dijo- es que no tenían tiempo para darse cuenta de que su hija les necesitaba.
En el momento en el que mi abuela dejó de hablar, giré la cabeza y me quedé mirando cómo caía la lluvia a través de la ventana..
-¿Quieres que siga leyendo?- preguntó dudando.
-Lo que quieras- la dije con desprecio.
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Battle of Britain
عاطفيةJamás creí que una simple historia me haría cambiar tan rápido mi punto de ver la vida. Yo tenía 16 años y como cualquier adolescente odiaba los libros y sobre todo leer. Una tarde mi abuela comenzó a leerme una historia de un amor imposible. Un amo...
