Capítulo 10: "Podemos hacer lo que muchos dirían que no podemos"

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Alma.

-¡Alma!- Gritó una voz que seguía siendo lejana- Vamos hermosa, por favor.

Abrí un ojo y esto me pareció un deja vú, no uno bonito sino uno realmente desagradable. No estaba segura si quería despertar completamente, tenía miedo, no podía mentir. La última vez que me sucedió algo como esto caí en cuenta que estaba sola. ¿Qué si la voz que escuche era producto de mi imaginación? ¿Qué si despierto y estoy sola, esta vez sin Trevor, sin Dante, sin nadie? Me derrumbaría completamente.

-Vamos, Alma, muñeca.- Sentí una manos frías agitarme y un gran alivio recorrió mi cuerpo.

Termine por abrir completamente ambos ojos. Mechones de cabello blanco caían sobre mi rostro y casi grito de la alegría, si hubiese tenido suficiente fuerza quizás lo hubiera hecho.

-Trev.- Susurré.

-Si, muñeca, soy tu sexy Trev.- Acarició mi cabello y sonreí a medias, no porque no quisiera ofrecer una sonrisa completa, solo no tenía suficiente fuerza para eso, para nada en realidad.

-No siento nada.- Dije sinceramente- Creo que ni siquiera puedo moverme.

-No soy doctor, muñeca, no sé que hacer ahora para que te sientas mejor.- Vi en sus ojos una preocupación genuina.

-Lo sé.- Miré a mi alrededor y nos encontrábamos en la habitación.

No sabía que decirle, ni siquiera yo entendía.

-No sé que me pasó.- Dije sincera.

-¿Qué es lo último que recuerdas?- Se levantó rodeando la cama y acostándose a mi lado.

-Solo me invadió un gran dolor y choque contra la acera, de allí más nada.

-Te ví asustada cuando empezaste a despertar, ¿en qué pensabas?- Dijo tomando no mano haciendo pequeños círculos en ella.

-Pensé que si despertaba estaría sola otra vez, sin ti, quiero decir.- Cerré los ojos y respiré profundo.

-Estarás bien, seguiré aquí, lo juro.

-No jures nada, por Dios, es capaz que mañana desapareces. Te golpearé así ya no existas.

Lo escuché reírse bajito y no pude evitar hacerlo yo también por lo incoherente que sonó eso.

-Creo que el golpe afectó esa linda cabecita tuya.

-Sí, seguramente lo hizo.

-¿Quieres algo? Puedo cocinar para ti. No te aseguro que será algo rico pero cocinare algo.

-Hazlo, y no confundas un envase con veneno.- Le sonreí.

Dejo un beso en mi frente y se levantó.

-Oye, eso pareció algo que haría mi padre.- Dije refiriéndome al beso.

-No sabes apreciar nada.- Dijo con falsa indignación.

Salió de la habitación y solo me quede recostada haciendo lo que mejor me salía: pensar.

No entendía porque tantas cosas me pasaban, cosas malas, no quiero meter a Trevor o a Dante, ellos han sido lo único que he tenido pero a excepción, todo ha sido como un golpe en el estómago.

Si puedo ser sincera, quería volver a mi vida, aunque no era nada bonita, la extrañaba. Quizás no extrañaba los golpes, lo maltratos y el alcohol abundante en esa casa, pero extrañaba salir con Alec por ahí, verlo mientras hacia una que otra fotografía, extrañaba nuestras conversaciones tan naturales y sueltas, cuando una sola palabra desataba un debate entre nosotros, extrañaba hacer bromas, extrañaba mi vida con él. Me preguntaba como sería si volviera, ¿podrían volver a dañarme como lo hacían? No lo sé, si lo supiera dudaría en volver, no quería que los golpes se volvieran parte de mi rutina otra vez.

Atrapa Sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora