Capítulo 17

66 2 0
                                    

Lola's POV

Me desperté a la mañana siguiente con un dolor persistente de cabeza y un maldito celular vibrando desde que tengo uso de razón. Las malditas llamadas de Federico habían estado despertándome desde las 2AM y no había tomado ninguna de ellas.

– ¿Hola?–Cuestioné dos llamadas después.

–Quiero que me des una puta buena razón por la cual estas ignorando mis malditas llamadas, ¿eres estúpida?–Gritó en mi oído fuertemente. Probablemente fui un poco perra, el chico debía haberse preocupado toda la noche por mí, tenía derecho a descargarse ahora. La culpa me invadió.

–Oh lo siento tanto cariño, fui tan egoísta, tienes razón.

–Tienes razón las pelotas, ¿quién te dio el derecho de tratarme así? ¿Quién te crees que eres? ¿Vos sabes cuantas darían todo para estar conmigo y vos te desapareces? ¿Acaso crees que soy idiota y no me doy cuenta que te fuiste con otro?

–Oh dios, Federico. –Exclamé. ¿Acaso yo era tan regalada como para que el chico con el que estoy teniendo algo piense que estoy con otro mientras duermo? ¿Acaso estaba haciendo las cosas tan mal?

–Puedes tener sexo como una maldita puta profesional, pero no voy a soportar tu comportamiento de niña caprichosa. –Contuve el aliento ante su comentario. Tanto desprecio se desprendía de sus palabras que no pude contener las lágrimas. Me estaba alejando de todas las personas que quería tan rápido como un chasquido. Primero Mils, luego Nico, Fede estaba colgando de un hilo y todo era por mis estúpidas acciones inmaduras. Yo no merecía un chico tan perfecto como el, pero lo quería tanto que estaba dispuesta a dar vuelta mi mundo.

–Lo siento tanto. –Sollocé en el celular esperando que todo esto sea un mal sueño, pero volví a la realidad cuando el soltó una risa tan irónica que me hizo saltar.

–Llámame cuando madures. –Agregó cortando la comunicación. Me quede unos minutos allí, simplemente pensando como yo lo estaba arruinando todo. Mi comportamiento con Mils había sido extremadamente exagerado, considerando que la chica simplemente quería ayudarme a salir de todos mis problemas, en los cuales ni siquiera tenía por qué involucrarse; ella simplemente había estado ahí. Y Popeye... Me porte como una zorra con el sin motivo aparente, y estaba comenzando a darme cuenta que no sabía que hacer a su alrededor. Él era simplemente tan perfecto, y al igual que mi ex–amiga, se había encargado solamente de ayudar. Federico estaba en esta lista también, había estado allí para mí cuando nadie más lo hacía, me había regalado sus sonrisas y tratado como una maldita princesa todo el tiempo. El me daba simplemente lo que creía merecer, y yo lo había golpeado en la cara con ello. Sollocé más fuerte.

–Buen día Panquecito, levántate y bri...–Brazil pareció darse cuenta de su error cuando me vio allí. – ¿Que está pasando?

–Es Federico. –Solté mientras hipaba antes de contarle el resto de la historia. Sus manos se transformaron en puños en algún momento de la narración.

–El tipo es un imbécil, Lo. –Decretó como si fuera algo lógico. –Puedes conseguir alguien mejor si eso es lo que quieres, cariño. Ese chico Nico, parece muy agradable; y yo soy un condenado buen partido. –Añadió meneando las cejas y lo golpee soltando una carcajada suave.

–Eres un tonto. –Contesté y él se apresuró a apresarme entre sus musculosos brazos.

–Mira, Panquecito, no voy a decirte lo que tienes que hacer, sos una chica grande. Pero si voy a aconsejarte, porque soy tu amigo, te conozco y soy un chico también, se cómo funciona, cariño. Federico está jugando contigo y no va a detenerse hasta que tú lo hagas. No eres un maldito tapete y no puedes dejar que él te trate como tal, ¿cierto? Vales más que alguien que en su primera cita a dos semanas de conocerte te lleva a su casa para tener sexo. Ya pasaste por eso, Lo. Es hora de que busques a alguien te haga feliz, que te cuide, que te haga reír. Sube de nivel, ¿de acuerdo? Y deja que los imbéciles jueguen con sus malditas muñecas inflables. –Sonreí ante el discurso de Bra y el me devolvió la sonrisa.

–––

–El imbécil de Luca decidió que era buena idea acostarse con Margaret, ¡y ahora ella renunció! ¿Pueden creerlo?–Gritó Marco indignado y tuve que suprimir una carcajada. Al parecer ellos habían perdido a su estilista por los deseos sexuales de su bajista, Luca.

– ¿Cómo vamos a hacerlo entonces?–Cuestionó Brazil igual de estresado. –Tendremos que cancelar nuestro maldito concierto.

– ¿Que tan importante es la ropa para ustedes?–Cuestioné, mientras continuaba garabateando en mi cuaderno.

–Todo. –Contestó Marco como si por el simple hecho de no saberlo debiera ser catalogada como una tonta. –La imagen lo es todo en este mundo, Lola. Lo primero que impacta a las personas cuando te ven es como te vistes, y sabes lo que dicen por ahí, la primera impresión es la única importante. Eso pasa también en los conciertos. –Explicó caminando por todas partes en el apartamento. El chico irradiaba irritación y yo comenzaba a contagiarme.

–Puedo ayudarlos si quieren. –Todos los ojos de la habitación volaron hacia mí inmediatamente y comencé a sentirme nerviosa.

– ¿Sabes algo de eso, Lo?–Intervino Brazil alzando las cejas hacia mí.

–Yo hice toda mi ropa. –Me elevé de hombros. –Puedo combinar un par de trajes, soy buena. Y de repente, todos estaban sonriéndome y lanzando atuendos hacia mí.

–––

–Estoy sorprendido de que seas tan buena, Lola. –Comentó Luca dándome una sonrisa y Michael lo apoyo con un asentimiento.

–Estuviste escondiéndonos un buen don ahí. –Acordó Marco. Les sonreí a todos.

–Gracias, chicos, pero van a necesitar un reajuste en esos guardarropas. –Agregue lo que estuve pensando toda la noche. –Están bien, quiero decir, pero los fans necesitan ver algo nuevo, que los movilice. Algo que los haga ver más calientes de lo que son, más especiales. Y también necesitan que sus looks encajen un tanto más, está bien que cada uno tenga su estilo, pero al fin y al cabo es una banda, ¿cierto?

–Tú vas a preocuparte por eso desde ahora, Lo.Creo que todos estamos de acuerdo con que a partir de ahora eres la nuevaestilista de 5bath. –Contestó Brazil pasando su brazo por mis hombros y lesonreí en respuesta. Creo que no iba a necesitar buscar un trabajo.

Gracias por leer :)



La RevanchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora