Capítulo 19

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Milagros's POV

Evitar llorar era imposible. Camino a casa comencé a cuestionarme cómo era posible que, en tan poco tiempo, una persona calara tanto en ti que cada palabra suya podía controlar tu mundo.

Tener un flechazo por el chico sexy de la escuela era normal, llorar por él no. Pero entonces, esto no era un flechazo. Sus palabras, sus toques, sus besos... era todo con lo que me encontraba soñando a la hora de dormir. Deseaba tanto ser aceptada, ser querida y vista, que le había abierto las puerta de mi corazón a este chico de par en par. Había entrado, tanto a mi corazón como a mi mente, y había desordenado todo allí. Me hizo volar con un roce de su piel, me derretí con sus frases hechas y promesas sin sentido. Para cuando me besó, ya me encontraba tendida a sus pies. ¿Cómo iba a gustarle a este chico? Era demasiado ingenua. El plan era jugar con él, pero terminé entregándome a su juego en bandeja de plata.

Creí ser inteligente, pero ya ni eso me quedaba.

Doblé la calle para dirigirme a mi casa. Me encontraba aturdida y no noté el hecho de había alguien sentado en la escalinata de casa hasta que me encontraba frente a ella. Me quedé estática. La observé varias veces preguntándome si era real. Sí, definitivamente era ella. Su largo y sedoso cabello castaño caía sobre sus hombros en ondas, vestía una camisa reciclada por ella que no había visto antes, unos shorts y sus botas negras de siempre. Era toda una sexy chica mala, y se encontraba frente a mí.

Ella se puso de pie y me miró con una expresión de abatimiento. –Mils yo... Lo siento tanto. Escuche lo que te paso, se lo que te ha estado sucediendo todo este tiempo y no he hecho nada y yo... Estoy tan arrepentida. –Un constante peso abandonó mi pecho y fue reemplazado por alivio.

Una fuerte sonrisa tiró de mis labios y me arrojé a abrazarla. Ella era delgada y pequeña en comparación a mi altura; tuve que contener el impulso de levantarla y girarla por los aires. –No tienes que disculparte, estabas enojada. Yo fui la amiga mala que le contó tu secreto a Nicolás. Debí haber encontrado otro modo de ayudarte por mis propios medios. –Me disculpé también ya que ella aún tenía razón en eso. No debí haberla traicionado, pero la amistad prevaleció y aquí estamos.

Creo que irradiaba felicidad por los poros.

–Hiciste lo que pudiste, ayudaste y yo te recompense siendo una perra, Mils. –Dijo cuándo la dejé ir de mi agarre. –Yo solo quiero estar bien contigo. –Agregó y lágrimas corrieron por sus mejillas. Ay por Dios, era tan dulce, no pensé tener vida para ver a la sarcástica Lola Novell sensibilizada y pidiendo perdón.

Asentí y me di cuenta que también estaba llorando. –Yo también. No sabes la falta que me has hecho. Te extrañé, Lo. –Dije y ella limpió sus lágrimas.

–Yo también, Mils.

Entramos a mi casa y nos dirigimos al sillón. Al instante comenzamos a hablar de mí. Le conté todo lo que había sucedido con Tomás; desde el roce en su casa, el beso en el gimnasio y la escena en la playa minutos antes. Ella escuchaba con atención y parecía hecha una furia y enternecida a la vez.

–Nunca va a dejar de ser ese chico micro–pene que conocí, ¿huh? –Rió. –Mils, yo, de verdad creo que el chico está enamorado de ti. No parece estar fingiendo, es más, parece estar diciendo la verdad. Eres bellísima, y una hermosa compañía. No veo la razón para que lo sea.

Suspiré. Ella no estaba entendiendo. Tomás solo quería jugar. Lo hizo ebrio, lo hizo sobrio. –Puedo lucir mejor que antes gracias a tu ayuda, Lo, pero eso no me hace atractiva. Y sobre la compañía... él ni siquiera me dio una oportunidad.

–Dale un descanso, Mils, vos tampoco se la diste. –Dijo. Bien, ella tenía un punto. Yo no le había dado una oportunidad para creerle, ¿se la merecía?

Antes de poder responderle su celular comenzó a lanzar todo tipo de sonidos de él. – ¿Ese es Federico?

Ella asintió. –Sí, esto todo acosador últimamente. Todo parecía estar bien el lunes, fui a la casa y el preparó todo romántico con vino y velas. Entonces salimos y Nicolás apareció con su nueva novia, ¿Puedes creerlo? No conozco a Gargamel pero estoy segura que Nicolás merece algo mejor. La chica es una arpía. –Dijo con el ceño fruncido y reí. –Como sea, Fede comenzó a coquetear con la rubia teñida y me aleje. Me llamo toda la noche y yo estaba tan enojada... Cuando atendí me dijo todo tipo de cosas horribles por haber sido una zorra con él y yo me sentí tan egoísta... Desde entonces me manda todo tipo de mensajes acosadores como que "extraña mi cuerpo" –Resopló –Hombres. Bra dice que tengo que olvidarme de él pero...

La interrumpí. – ¿Bra?

–Ah, el chico con el que vivo. –Dijo haciendo un ademán con la mano.

– ¿Qué? –Pregunté perpleja.

–Un chico que conocí en el antiguo trabajo. Es muy bueno conmigo y Mami, me ofreció quedarme en su casa y acepté. Solo hasta que pueda pagar un lugar por mi cuenta. –Sonrió al recordarlo. –Pero descuida, es seguro. Tiene una banda y me ofreció trabajo como estilista. ¿Conoces 5bath?

Levanté una mano cuando mi corazón se detuvo. – ¿Me estás diciendo que sos la estilista de 5bath? ¿Me quieres matar? –Dije y ella soltó una risa floja. Entonces mi mente comenzó a procesar la conversación y salté en mi lugar. – ¿Estás viviendo con Brazil–morocho–sueño–adolescente–quiero–lamer–sus–brazos?

Asintió. –Apuesto que él dejaría que lo hicieras.

Chillé e hice el gesto de abanicarme con la mano. Era demasiada información y aún no había respondido a lo de Federico. –Veo que no la estás pasando tan mal sin mí, después de todo. –Bromeé. –Volvamos al tema, ¿Entonces? ¿Hablarás con él?

–Bra me dijo que me estaba usando. El de verdad me ha estado ayudando mucho con este tema, en fin. No sé qué hacer, Mils. Yo... Lo quiero, pero es tan malo conmigo.

–Yo coincido con el chico caliente. Me he dado cuenta que Federico te gusta y puedo entender lo que significa eso, pero no creo que él sea el chico para ti. Sos fuerte, independiente, ¿Te parece que este chico venga y te controle todo el día? No lo creo. Mereces alguien que te respete, te de tu lugar, te valore y te trate bien. Déjame decirte que él no cumple ninguno de los requisitos.

–No sé qué hay con él que me atrae tanto. –Concluyó. –Pero voy a alejarme.

Sonreí desganada y palmeé su hombro. Nuestros corazones estaban rotos, pero al menos no teníamos que ahogarnos en la autocompasión. Me alegraba tener alguien que me entendiera. Digo, mamá es genial, pero extrañaba la compañía de mi loca amiga.

Propuse una noche de chicas y ella aceptó. Definitivamente un mejor plan que llorar toda la noche de nuevo. Vimos películas y seguimos conversando. Estaba tan contenta por Lola, ella estaba saliendo adelante; no volvió al viejo trabajo, consiguió otro, tiene un nuevo amigo que la ayuda muchísimo y casi todo parece encaminarse. Casi.

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Gracias por leer:)



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