Milagros's POV.
Las palabras de Lola habían caído en mí como un baldazo de agua fría. Tomás no me había mentido. ¿Cómo no pensé antes que podría estar equivocada? ¿Por qué era tan susceptible a lo que me decían los demás? Quería tanto vengarme que ni había corroborado hacerlo de la persona correcta.
"Cuando entiendas que yo no fui con quien estuviste aquella noche, entonces dime y estaré listo para demostrarte lo que siento con acciones." Recordar sus palabras fue lo único necesario para darme cuenta que quería darle una oportunidad. Mi última oportunidad.
Las clases estaban terminando, supe exactamente qué hacer. No fue difícil encontrar a Marta en la puerta del colegio rodeada de sus amigos de cuarto grado. Gracias a Dios, estaba frente a la persona adecuada. Prácticamente ella sabía toda su rutina.
Él estaría en su casa dentro de un par de horas, por lo cual tuve tiempo suficiente para ir a mi casa y dejarme ver presentable. Recordé sus comentarios sobre mi cabello, así que me encontré peinándolo y dejándolo suelto. Decidí usar mi vestido blanco favorito y mamá estuvo de acuerdo con prestarme su perfume. Un último vistazo a mi reflejo en el espejo y me permití sentirme nerviosa. ¿Y si él me rechazaba? ¿Y si se había arrepentido?
Empujé los malos pensamientos lejos y decidí pensar positivo. –Tomás te quiere a ti, Mils. No necesitas más que demostrarle lo mismo. Deja de ser tan negativa y ve por él, Ariel. –Dijo Lola al teléfono cuando me encontraba a una cuadra de llegar.
– ¿Estarás ahí si sale todo mal? –Hable sosteniendo fuerte el celular con la mirada fija en la casa.
–Estaré ahí pase lo que pase. –Dijo y sonreí. La tenía a ella, si mi corazón se rompía más, ella cuidaría de mí.
Tomé una profunda respiración y me armé de valor. –Te quiero, Sebastian. –Respondí y sabía que ella sonreía por eso.
–También te quiero. –Dijo con ternura y permanecí en silencio, me estaba aferrando a la llamada para retrasar el momento, pero sabía que no funcionaría por mucho tiempo. –Ahora ve. –Agregó y cortó la llamada.
Bien, vamos a buscar nuestro final feliz.
Su auto no estaba estacionado por lo cual eso significaba que no había llegado. Comprobé mi reloj pulsera que indicaba la hora que Marta me había asegurado. Empecé a preocuparme, quizá él tenía otros planes y ella estaba equivocada. Me sentí patética y contuve el impulso de irme varias veces; hasta que finalmente, su auto se estacionó frente al garaje.
Entré en pánico cuando nuestras miradas se encontraron. Él no dejó de mirarme mientras salía del auto y venía hacia mí, parecía como si pensara que desaparecería si apartaba los ojos.
Caminó aumentando la velocidad y eliminó la distancia que nos separaba. Nuestras bocas se encontraron como viejos amigas y entre besos nuestros labios bailaron de felicidad. Sus brazos abrazaron mi cintura y me levantó haciéndome reír sobre su boca. –Supongo que eso es un "estás perdonada". –Dije para luego besarlo nuevamente.
–Aja. –Susurró y devoró mi boca. Deseaba besarlo con la misma intensidad, pero las sonrisas simplemente se deslizaban por mis labios. Sentía tanto alivio y placer mezclado que pensé que me derretiría en sus brazos. Nos separamos y me bajó al suelo con cautela. –Estás aquí. ¿Cómo?
Mi cuerpo protestó ante la distancia y mis manos acunaron su rostro como si necesitara tocarlo para saber que no estaba soñando. Suspiré al recordar la verdad. –Federico admitió que fue él. Lola fue a hablarle y él la trató horrible, en esa discusión él confeso que había estado conmigo. –Negué con la cabeza.
Tensó su agarre y yo deslicé mis manos por sus brazos para alivianarlo, no iba a dejar que el recuerdo arruinara el momento. –Lo haré arrepentirse. –Dijo con el ceño fruncido y reí.
–No es necesario, Lola se encargó de eso. –Dije chocando mi puño con su mandíbula suavemente en representación de lo que mi amiga había hecho. –Terminó en el suelo. Creo que ya se arrepintió de haber jugado con ambas. Créeme que ella sabe defenderse. –Agregué.
Tomás hizo una seña de alivio. –Genial, me alegro por no tener que hacer el trabajo sucio. –Bromeó y le di un suave golpe en el brazo. –Me gusta ese vestido. –Señaló.
–A mí también. –Respondí y él mordió su labio inferior.
–Créeme que a mí más. –Dijo y me dio un rápido beso en los labios, para luego cargarme en brazos como a un bebé. Me llevó dentro y agradecí que no hubiese nadie, eso hubiera sido vergonzoso. Subimos la escalera, Tomás aun cargándome y entramos a su habitación.
Me depositó sobre la cama y continuamos nuestra ronda de besos. Se sentía tan bien la cercanía. Su cuerpo hacía volar mi cabeza en mil direcciones y mis manos nunca lo tocaban lo suficiente. Su boca viajo a mi cuello y gemí. El continuó correspondiéndome, sus manos se deslizaron bajo mi vestido y acariciaron mis muslos. Reclamé su boca nuevamente irguiéndome sobre él y quedando a horcajadas. Su camiseta no tardó en desaparecer y volar por los aires al igual que mi vestido. Besé su torso y sus abdominales, había querido tanto hacer eso.
Me estremecí cuando su mano rozó el borde de mi soutien. –Me detendré cuando quieras. –Habló con su voz ronca y mirándome a los ojos. Bueno, entonces no terminaríamos jamás. Desabroché mi soutien y esperé que aceptara eso como respuesta. Sus manos viajaron a mis pechos y le dieron la atención necesaria, los besó y mimó lo suficiente para luego descender sus besos hacia mi pelvis.
– ¿Tomás? –Lo detuve.
Me miró y encontré sus ojos cargados de lujuria mientras subía a mi boca. – ¿Sí? –Respondió, su voz lo hacía ver agitado.
– ¿Podemos detenernos aquí? –Propuse temiendo que se molestara conmigo. Cerró los ojos y se tomó un minuto, el minuto más largo de mi vida.
Besó mi frente y se recostó a mi lado. –Lo haremos cuando estés lista. –Dijo con ternura.
–Estoy lista, Tomás, te deseo mucho. Pero necesito un poco de tiempo para tener más confianza en la relación. –Declaré y él asintió. Sus brazos me rodearon y me estrechó contra su pecho. Sentí alivio nuevamente y lo abracé también.
–Todo lo que quieras. –Prometió y depositó un beso en mi cabeza nuevamente. –Te quiero.
Una incontenible sonrisa tiró de mis labios. –También te quiero. –Respondí cerrando los ojos y relajándome contra su pecho.
Me sentía completa.
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La Revancha
Teen FictionNo todas las chicas buenas lo son por siempre... Y las chicas malas... eso es más difícil de explicar. Ella era una chica buena, hasta que lo perdió todo. Entonces la conoció a ella... y todo cambió. Dos mundos, dos amigas, una venganza --- Obra re...