No Puede Ser

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El odioso rayo de sol cayó justo por mi rostro haciendo que sintiera un pequeño ardor en la mejilla derecha. Traté de abrir los ojos parpadeando varias veces, pero la luz era tan fuerte que luego de minutos lo logré.

Lo primero que ví fue el techo negro, que por cierto era muy bonito, tenia un pequeño detalle que...... Esperen, mi techo no es de color negro.

Al instante me levanté, observando que la habitación en donde estaba no era la mía, tenía solamente una cama, una mesita y una puerta al lado derecho de la pared, las puertas eran blancas al igual que la pared y todo estaba completamente desordenado, papeles por el piso, también algunas botellas y ropas, todo estaba muy...... Esperen, ¿Ropas? En el momento en el que mencioné esa palabra, sentí y un escalofrío recorrerme el cuerpo, cerré fuertemente los ojos, tratando de la idea que tenía en la cabeza, no fuera cierta, hasta que los abrí y miré mis piernas, llevaba solamente ropa interior, solamente eso, la cabeza comenzaba a darme vueltas y el hecho de que no recordara absolutamente nada de lo que había ocurrido aquella noche me ponía los pelos de punta, mi cabello estaba totalmente desordenado, pero nada de lo que estaba sintiendo llegó a compararse con lo que me encontré después.

Unos brazos, músculosos bien definidos acompañados de una espalda desnuda e igual de trabajada, estaba recostada a un lado de la cama. Y en el momento en que pensé que yo estaba en esa misma cama, mi cuerpo reaccionó.

- Dios mio, Dios mio, que fue lo que hice.......... mierda - Miles de ideas comenzaron a llenar mi mente, que yo estuviera en ropa interior, en un lugar parecido a un hotel y con un hombre durmiendo en la misma cama de donde yo me había levantado hace minutos, hicieron que las ganas de lanzarme de un precipicio aumentaran. Miré nuevamente al maldito ser que se encontraba durmiendo placenteramente y no dudé dos segundos en ir y sacudirlo con todas las fuerzas - ¡IMBECIL, LEVÁNTATE Y EXPLÍCAME EN ESTE MOMENTO QUE MIERDA HAGO AQUÍ! - Al escuchar todo eso se levantó de golpe.

Mis gritos lo sobresaltaron y luego de frotarse los ojos y bostezar, me miró y sonrió, sin decirme nada, como si me conociera de toda la vida y con una sonrisa arrogante y despreciable. Hasta que lo observé bien, era el, el chico con quien había discutido, el mismo que se había entrometido entre Steven y yo, malnacido hijo de su......

- Buenos días muñeca, ¿Que tal has amanecido? - Fruncí el seño al escuchar lo sarcástico e irónico que sonaba.

- ¡QUIEN MIERDA TE CREES PARA LLAMARME DE ESA MANERA! ¡EXPLICAME AHORA QUE HAGO AQUÍ EN ROPA INTERIOR Y CONTIGO! - Al decir que iba en ropa interior, su mirada fue bajando y examinando todo mi cuerpo, como si se tratase de una escultura.

- Tranquila de una vez, y por favor, no te muevas, quiero observarte por mucho tiempo más, estas mas que buena - Pasándose la lengua por el labio inferior siguió observándome y no pude evitarlo. Caminé pisando con todas las fuerzas del mundo y matando cada diminuta hormiga, si es que había una, hasta llegar a su lado y levantar el brazo para darle la cachatada que se merecía, pero al darse cuenta tomó mi muñeca antes de estampar mi mano contra su mejilla, apretandola fuerte y haciendo que comenzara a dolerme demasiado - Nunca más vuelvas a intentar hacer eso, ¿Oiste?

JA! POR FAVOR! ¿Y este pendejo quien se creia? ¿El rey Arturo? A la mierda con su actitud de niñito ricachon y machista, a mi nadie me decia lo que tenia que hacer, y mucho menos y mujeriego vago como este.

- Mira, ricachon de cuarta, no pienso dejar que me estes hablando en ese tonito, a mi me respetas, soy mujer, y no tienes derecho - Lo empuje de golpe, pero me sujetó mas fuerte para luego acercarme todo lo posible hacia él y no dejar ni un centimetro de espacio entre su abdomen y el mío.

- Quien lo diría..... Tan bonita y tan dramática y pobretona, ¿Todavía no te has dado cuenta de con quien estas hablando?.

- No y no me interesa, sueltame en este mismo instante.

- ¿Y si no lo hago?

- Y si no lo haces...... Estaré obligada a patearte el culo - Lo miré lo más desafiante posible pero eso solo provocó que una sonrisa arrogante saliera nuevamente de sus labios. Aún no dejaba de tomarme de la cintura impidiendo que me moviera, así que hice lo único que me quedaba, abrí la boca y le mordí el brazo tan fuerte que hasta a mi me dolió.

- ¡QUE COÑOS TE PASA! MIERDA, ¡¿TE VOLVISTE LOCA?! SALVAJE - Su expresión me hizo soltar una risa burlona.

- Tu te lo buscaste.

Observé el lugar en donde lo había mordido y estaba mas rojo que un tomate, sonreí nuevamente satisfecha y me di vuelta a tomar mi ropa, pero antes sentí unas manos en la cintura y minutos después ya estaba golpeando la espalda del mugroso ricachon, golpeaba con todas mis fuerzas hasta que tomé el picaporte de la puerta y me estiré, hasta que caí al suelo golpeándome la cabeza. Lo fulminé con la mirada y me lancé encima suyo, le arañaba el cuello y algo más, hasta que me apartó.

- Basta con todo esto, eres una salvaje, no tienes idea de lo que puedo hacerte, así que te tranquilizas.

- Tu me trajiste aquí, ahora, quiero una explicación de como y porqué llegué a este lugar y que paso después - Su sonrisa volvió y las manos me suplicaban volver a clavar mis uñas en su cuello. - ¿Que hicimos?

- Mejor dicho, que fue lo que no hicimos - Mis manos se formaron en puños.

- Juro, que te mataré, lo juro, imbécil - Estaba a punto de lanzarme nuevamente encima suyo, hasta que una cosa iluminó mi mente. Me detuve y giré hacia la cama. Nunca me había involucrado absolutamente con nadie y tampoco lo habia hecho, y la prueva estaba, en que no había ni un solo rastro de sangre por las sábanas, este tipo era un flor de idiota al olvidar ese pequeño detalle.

Sonreí y me giré hacia él cruzándome de brazos.

- Así que hicimos de todo ¿No?

- Y si quieres, podríamos repetirlo - Antes de que pudiera dar un paso, una carcajada salió de mi boca.

- De verdad que eres un imbécil, tu y yo nunca hicimos nada, en esa cama no hay ningún rastro y lo sabes bien.

- ¿Y en serio creías que yo iba a ser capaz de tocar a una niña? Por favor, ponte los pañales antes de que te hagas pipi encima, niñita lunática - La sonrisa de satisfacción se borró de mi rostro y fue reemplazada por una de rabia.

- Prefiero ser una niña y no gastar algo tan preciado por alguien que no vale la pena como tú, que ser otra de tus putitas a quienes seguro no las complaces ni por un minuto, porque si no sirves oara calcular, no sirves oara nada - La satisfacción volvió a mi cuerpo y me sorprendió la forma en la que me estaba defendiendo y poniendo en ridículo al PENDEJO que tenia en frente.

Alice 1, pendejo 0

Giré, alcé mis ropas y comencé a ponérmelas, al terminar busqué la goma y me sujeté el cabello en una coleta alta. El imbécil seguía allí mirando al infinito, como si no comprendiera como una mujer pudiera hablarle de esa manera, pero claro, un niñito mimado, no podría ser mas machista, alguien ya debía ponerle un límite y tuve la mala suerte de ser yo.

- ¿Donde crees que vas?

- No tengo porqué darte explicaciones, y por favor, la próxima trata de utilizar la media neurona que tienes - Al decir eso, abrí la puerta y la cerré de golpe, pero se me había olvidado decirle algo más, la volví a abrir - Y, me las vas a pagar, lo juro - Cerrando la puerta, suspiré.

¿Que mierda había pasado la noche anterior? Debía averiguarlo, pronto.

InolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora