Mis queridos anormales

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Narra Maya.

-Adrian!- dije con una sonrisa demasiado grade para mi cara y poniendo mis ojos chinos.

-Como estás!? Me tenias preocupado! Donde te habías metido todo este tiempo!

Me reí ante su intento de parecer un hermano mayor.

-Te apuesto a que ni siquiera pasé por tu cabeza en todo el día. De seguro estabas con...ehh ahora quien es? Becka?

-Encerio! Eso piensas de mi!- me dijo poniendo una de sus manos en su pecho y con cara de mujer cincuentona ofendida.

Reí a carcajadas ante su actuación.

-Ya dejate de reír de mi, sabes que siempre pienso en ti, ni que fueras mi mejor amiga, daaa.

Hice caso humiso a su comentario e intencionalnente intensifique mi risa, me gustaba verlo enojado.

-Okay,okay tu lo pediste-dijo antes de alzarme a horcajadas y ponerme sobre su músculoso hombro.

-Adrian!!! Bajame!

-O que!?

-Ooo...o...-no sabia ni con que amenazarlo.

-Eso creí-dijo y pude notar que puso su sonrisa pícara, esa que le encantaba a casi todas las chicas del colegio! y algunos chicos(gays por supuesto).Todas menos yo...naaa a quien engañaba su sonrisa era hermosa.

Gracias a todos los sagrados santos que escucharon mis plegarias, Adrian me bajo dejándome caer en el sofá.

-Gracias por bajarme con tanta delicadeza- nótese el sarcasmo.

-De nada-dijo haciendo una reverencia-Y...que estabas haciendo?

-Veía Harry Potter y...

-comías como siempre- término la frase por mi.

-Me conoces taaaan bien....esó, o simplemente viste toda la comida en la mesita-blanquee los ojos.

-Las dos cosas.

Me acomode en el sofá y Adrian se sentó a mi lado, puso su brazo en mis hombros y sus piernas sobre las mias; ajá, era la acción mas normal del mundo.

Puse play a la película.

-Notas la familiaridad de la profesora de literatura con Hambridge?-me pregunto mientras se devoraba mis galletas.

-Claro, es tan obvia que pareciera que se inspiraron en ella para crear el personaje.

-O la profesora de literatura se inspiró en Dolores para dar clases.

-Si, eso!

Ambos reímos.

-Deja de comerte mis galletas! Te las vas a acabar! Ahí tienes papas, palomitas y gomitas.

-Pero tu no quieres eso, asi que yo tampoco.

Blanquee lo ojos y el devolvió el gesto sacándome la lengua.

-Okay, okay-agarre las palomitas y comencé a llenar mi boca con ellas.

Adrian por supuesto dejo mis galletas a un lado y me quito el recipiente de palomitas para hacer lo mismo que yo hacía hace unos segundos.

Agarre el paquete de oreos con la intención de comerme las últimas dos que quedaban, pero él se apresuró a quitarmelas y corrió a un lado del sillón.

-Piensa bien en lo que vas a hacer- dije poniendo cara de guerra.

E hizo lo que siempre hacen mis queridos anormales.

Lamio una de las galletas, para que ya no pudiera comérmela, y la puso sobre la mesita.

Antes de que pudiera hacer lo mismo con la otra, me lance encima de él y lo derribe en la alfombra.

Sonreí victoriosa cuando se la quité, y me levante mientras me comia la ultima galleta antes de que Adrian pudiera quitármela.

-Eres una morsa- dijo Adrian aún derribado en el suelo.

-hey! por que!?

-Viste esa tacleada que me diste.

-No es mi culpa, tu me provocaste- reí.

Lo ayudaba a pararse pero tocaron la puerta asi que lo solté nuevamente y él se golpeo la cabeza contra el suelo.

Riendo salté sobre él, para dirigirme a la puerta; pero no me lo permitió, me jalo del pie haciendome caer y con lo torpe que yo era, ni siquiera pensé en apollar las manos en el piso para detener la caida y disminuir el golpe que me di en la cara.

A pesar del hormigueo que sentia en la cara, me apresuré a hacer lo mismo que Adrian hizo conmigo pero esta vez el calló de espaldas y se choco la cabeza en la pared.

Fue muy gracioso. Y nuestras hilarantes risas no dejaban de sonar ni por un segundo.

Pero uno de los dos tenia que ganar, y lo tenia que ser yo.

Salte por encima de él como la buena deportista que no soy, y llegue a la puerta casi entera.

La abrí, encontrándome a Sebastian del otro lado.

-Hola- dije apenas pudiendo pronunciar la palabra por mi entrecortada respiración.

-Hooola?-Su expresión creo yo, se debía a lo andrajosa que me debia de encontrar.

Adrian apareció tras de mi, igual de agotado que yo.

-Sebas,que haces aqui?

-Vine a ver cómo estaba Maya. Y tu?-me pareció rara la actitud desafiante de Sebastian.

-Al parecer lo mismo.

-No pueden vivir sin mi un día, no?- El orgullo de mi cara no me lo quitaba nadie.

Ambos rieron.

-Ya quisieras bebé-Dijo Sebas recobrando su pose seductora que traía siempre-Y que hacian?

-Al parecer a Adrian se le ocurrió el maravilloso juego de ver quien llegaba con vida a abrir la puerta- reimos-y gane yo.

-No-Adrian recapacito-Bueno sí, de donde sacaste fuerzas Brown?

-No hace falta la fuerza si juegas contra estupidez- tenia una sorisa arrogante pegada a mi cara.

-Ohhhh-Sebas sólo se limitó a escandalizar el pleito.

Cruzamos miradas entre los tres y decidimos dejarlo todo ahí, quedando Adrian con las ganas de seguir  la discusión.

Continuamos viendo la peli recostados en el sofá hasta que término y ambos se fueron juntos al rededor de las 12.

Sabía que a esta hora ya no pensarían en ir a sus casas, antes de hacer sus respectivas locuras aprovechando el vacío de las calles.

Subí a mi habitación, después de ponerme la pillama me recosté en mi cama y deje que el sueño me llevara, mañana seria espero que un agradable primer-segundo dia de clases.








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