Valiente, Esperanza y Defenza.

Capítulo 3: La juntada.

Brave propuso que las tres chicas se vean en su casa. Era obvio que quería presumir de su lujosa vida.

Hope y Deliverance aceptaron ir allí aunque no tuvieron mucho entusiasmo por hacerlo.

Se encontraron a eso de las tres de la tarde. Al llegar, notaron que la gran mansión era perimetral, con una entrada vidriosa y luminosa; adentro había una gran escalera, habitaciones y dos baños. La cocina estaba junto al comedor, había un gran sillón blanco dando a mirar al gran plasma que se podía observar en   pared amarilla tenue.

Decidieron comenzar con sus obligaciones en el quincho de aquella inmensa casa. Como era de esperarse, Brave se puso a chatear con sus amigas, ignorando a las otras dos chicas que se encontraban en su casa dejándole el trabajo a Deliverance, la cerebrito del trío.

Hope, siempre con esa sonrisa empalagosa, trataba de convenser a Brave de ayudar en algo, pero esta hacía oídos sordos y seguía en la suya.

-Brave, cariño, ¿Podrías dejar tu celular? Estamos tratando de no reprobar, por si te interesa...

*clic clic clic* 

-¿Te estas sacando fotos?

-Déjala- le dijo Deliverance- ¿Realmente crees que nos dará bolilla?

-Es necesario un par de fotos para instagram Hope, ¡Ay este filtro no! te decía, *clic clic* es obvio que debo subir una foto diciendo que estoy con las chicas haciendo el trabajo. Es para mis seguidores, no lo entenderías. -le contestó Brave.

-¿Necesario?- Dejó de leer aquello que tenía entre manos Deliverance y levantando la cabeza, clavandole la mirada a Brave le dijo- Necesario es aquello que no puede ser de otra forma. Dudo que una foto a Instagram vaya a decidir si continúas viva o no. Asi que necesario no es.

-Bueno, bla bla bla, ¿Clase de filosofía? No, gracias. Paso. *clic clic*- Dijo Brave mientras sigue sacandose fotos

-¿Por lo menos puedes ayudar en algo? Porque no mueves ni un pelo por esto. Podrías estar un poco más interesada, ya que de esto depende el 60% de la calificación final...

-¿No muevo un pelo?-Brave furiosa responde- ¡Yo puse la casa! ahora es SU turno de hacer algo.

Las otras dos chicas se miraron y revoleando los ojos, ignorando lo que decía Brave se ponen a leer el libro que les había encomendado Thomas.

Brave al notar que no respondían ninguna de las otras dos, suspiró, se sentó en el suelo, al lado de la mesa, donde estaban ellas y comenzó a buscar información.