The Dome | Maze runner| EN EDICIÓN

Capítulo 8 "¿Qué está pasandome?"

Salimos de la habitación juntos, caminamos al comedor sin ninguna prisa. Al llegar entramos, todas las miradas se posaron sobre nosotros, miré a Newt encorvando la ceja.

—¡Vuelvan a lo suyo montón de entrometidos!— exclamó Newt serio.

Los chicos desviaron la mirada y unos cuantos rieron, al parecer Minho ya se había encargado de actualizar a todos.
Nos sentamos en una mesa junto a Chuck, Minho y Thomas.

—Grace, ¿Por qué lo mantuviste en secreto?— cuestionó Chuck burlón.

—Tranquilo, Minhito.— contesté poniendo los ojos en blanco.

—Cuenten los detalles.— exclamó Minho sonriendo con picardía.

Minho y Chuck reían sin parar. Pero al parecer a Thomas no le causaba mucha gracia.

—¿Nadie ha causado problemas?— pregunté cambiando de tema.

—No sé, tú dínoslo.— contestó Minho elevando ambas cejas y rió nuevamente.—Está bien, es suficiente. Sí todo ha estado bien, G.

—Tommy ¿todo bien?—preguntó Newt confundido ante su repentina actitud.

—Claro, cómo no estarlo.— contestó sarcástico.

Sartén había preparado filete con puré de papas y ensalada. Por supuesto que no toqué el filete, solo devoré con rapidez la ensalada y el puré.

—¿Te vas a comer eso?— interrogó Minho con la boca llena.

—Es todo tuyo.— contesté deslizando el filete de mi plato al suyo.

—¿Desde cuándo no comes carne?— indagó Chuck.

—Desde el incidente con Winston.—confirmó Thomas.

—No me lo recuerdes.— manifesté con algo de aversión.

—Bueno, ya tenemos que irnos, larchos.— enunció Minho limpiando su boca con una servilleta.—Despídete de tu amado.— expresó mofándose.

Me puse de pie y besé en la mejilla a Newt.— Te veo más tarde.— exclamé sonriendo. Él correspondió mi sonrisa.

—Sí, sí, me derriten de amor. Andando, Grace.—contestó Thomas cortante.

Me despedí de Chuck y salimos del comedor. Caminamos al ala norte nuevamente, justamente en el lugar en el que "aparecía" la salida del domo.

Minho se alejó a inspeccionar el bosque, sólo quedamos Thomas y yo.

—Entonces...

—¿Qué?— pregunte curiosa.

—Newt y tú...

—Al parecer sí.

—Wow.— contestó serio.— Todo paso muy rápido.

—¿Eso es malo?

—No dije eso.— defendió.— Solo que, después de lo que hablamos y de que "supuestamente" estabas confundida, pues creí que te tomarías un tiempo.

—¿Supuestamente? Crees que todo lo que te dije, ¿fue una mentira?- interrogué indignada.

—Tal vez, no lo sé...

—¿Crees que mi mente esta tan retorcida como para mentir sobre algo así?— interrumpí molesta.

—Grace, no te pongas así...

—¡Tú empezaste a decir idioteces!

—¡Pues lo siento! No dije más que la verdad.—contestó.

—Pues no lo hagas más. No quiero discutir sobre eso.— manifesté tomando asiento en el pasto.

—Grace, lo siento.— suspiró y se sentó a mi lado.— Solo que, no han sido días muy buenos y...

—Bien.— murmuré observando al otro lado del domo. La espesura del bosque hacia imposible el poder percibir algo. El movimiento afuera era totalmente nulo. Era como si no hubiera vida alguna...

—¿Qué estas pensando?— preguntó Thomas.

Estaba a punto de contestarle cuando recordé la actitud que había tomado un momento antes, así que no quería enuciar ninguna clase de diálogo.

Me puse de pie velozmente. Minho se acercaba hacia nosotros.

—Thomas, necesito tu ayuda.— exclamó mirando al chico que seguía sentado en el suelo.

—¿Qué ocurre?— preguntó levantándose.

—Pues, Winston esta intentando obtener "la carne de la semana", ya sabes. Necesita nuestra ayuda, la chica también serviría pero... El incidente de la vez pasada me hace dudar de esa posibilidad.—concluyó sonriendo.

—Sigo aquí, estoy justo atrás de ustedes por si no lo notaron.— manifesté rotando la mirada.— Si no necesitan mi ayuda seguiré vigilando.

—Está bien.— vaciló Thomas.— Nos vemos más tarde, Grace.— dijo y se alejó seguido de Minho.

Caminé al centro del domo, al parecer todo estaba tranquilo, cada habitante se encargaba de su respectiva obligación, nadie causaba ninguna clase de alboroto.
Observé a Newt acercándose, sonreí y él me correspondió.

—¿Dónde están Minho y Thomas?— preguntó sonriendo.

—Ayudando a Winston.— contesté inclinando la cabeza.

—¿Con "la carne de la semana"?

—Por qué la llaman así.—musité.—Suena cruel.

—No son más que expresiones.— sonrió.— No tenemos intención de ofender a nadie. Oye, ya que estas libre, ¿podrías acompañarme con los Docs? Están atendiendo a Adam.

—Claro.

Nos dirigimos al edificio de dormitorios, al entrar seguí a Newt a través de los corredores para llegar a la enfermería. Clint y Jeff atendían al chico cuidadosamente, tenía una herida de la que brotaba sangre en abundancia.

—Grace, ¿Puedes alcanzar esas gasas por mí?—preguntó Jeff.

Caminé hasta el pequeño botiquín que colgaba de la pared. Lo abrí y busqué hasta encontrar el empaque esterilizado.
Lo tomé y se lo entregué a Jeff.

Clint limpiaba la herida mientras Jeff la desinfectaba, al final Clint la envolvió con una venda.

—Listo Adam, sólo, no vuelvas a meter la mano donde no debes.— exclamó Clint con ironía.

—Ja ja, que gracioso.—contestó Adam poniendo los ojos en blanco.— Volveré con los demás.

El chico se puso de pie y abandonó la habitación.

—Bueno chicos, están a cargo por el momento.—expresó Clint quitándose los guantes de látex que llevaba puestos.

—Si nos disculpan, necesitamos asearnos.—se mofó Jeff.— regresamos pronto.

Clint y Jeff salieron. Solo quedamos Newt y yo.

Newt se acercó a mí lentamente y colocó sus manos en mi cintura, yo sitúe mis brazos alrededor de su cuello.

—¿Y...?— vaciló.

—¿Qué pasa muchacho?— contesté alborotando su cabello.

Newt se acercó a mi hasta juntar nuestros labios, correspondí su beso y sonreí. Por segunda
vez yo me acerqué y lo besé dulcemente.
Ubicó su pulgar en mi mejilla y la acarició con cuidado. Mordí mi labio esperando otro contacto de su parte.

De pronto todo se acabó. El control que tenía de mi cuerpo se desvaneció. Me separé bruscamente de él expeliéndolo. ¿Qué demonios estaba pasandome? Mis labios no podían articular palabra alguna, era como si algo o alguien hubiera tomado control total de mi cuerpo.

-Gracie, ¿estás bien?— interrogó el chico angustiado.