Capítulo 33 "Cranks"

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El sonido que provenía detrás de la puerta me despertó; me había quedado dormida justo en donde lloré por almenos una hora.
Me puse de pie con con dificultad y caminé hasta el baño. Aprecié mi reflejo en el espejo, tenía los ojos rojos y la cara hinchada. De inmediato entre a la ducha, procuré tomarme mi tiempo para que ésta se convirtiera en una ducha reflexiva.
Minutos después salí para en seguida cambiarme, al menos la cara hinchada había sido un poco disimulada.
Respiré profundo y me preparé para el nuevo día. Por fin me llené de valor y atravesé la puerta.
Detrás de esta los demás habitantes ya estaban alistándose para salir, algunos estaban en el comedor, otros cuantos sólo charlaban. Las miradas se postraron sobre mi cuando notaron mi presencia, procuré no darle demasiado importancia y me dediqué a buscar a Thomas y Minho. No me fue muy difícil, ambos estaban sentados en el comedor hablando tranquilamente. Al llegar a su lado tome asiento.

-Hola chicos- saludé tratando de esbozar una sonrisa.

-Grace- exclamó Thomas sonriendo.

-¿Todo bien?- interrogó Minho.

Claro, todo perfecto, era obvio que emanaba felicidad... Por supuesto que absolutamente nada estaba bien, todo se encontraba patas arriba.
Pero no estaba dispuesta a desquitar mi enfado con Minho, él no tenía la culpa de nada.

-Claro...- mentí.

-Muy bien...- musitó Thomas incómodo.- Será mejor que nos preparemos para la jornada.

-Grace, tengo un plan, creo que...- murmuró.- creo que podemos salir de aquí.

-¿Qué?

-Estoy harto de esta repetitiva rutina, sé que allá afuera podemos encontrar algo mejor.- musitó Minho para que nadie lo escuchara.

-Cuentas conmigo.- asentí de inmediato. Sería bueno ver que había allá afuera, lo que más deseaba era liberarme de todo aquello que me tenía tan estresada: Sonia, tanto trabajo, la misma rutina diariamente y por supuesto quería liberarme de Newt.

-Lo sabía Larcha.- sonrió Minho victorioso.

-Porsupuesto que yo me uno a ustedes, no soportaría quedarme solo aquí.- exclamó Thomas.

Zed arribó a a la habitación para reunir al grupo, Minho yo nos tuvimos que retirar juntos, nos despedimos de Thomas y abandonamos el edificio.

-Chicos les tengo una buena y una mala noticia.- expuso Zed- la mala es que este día será pesado, tenemos que crear un sistema de códigos y eso puede volverse muy tedioso. La buena noticia es que saldremos de aquí.

¿Qué?

-Espera, ¿Qué?- interrogó Minho de inmediato.

-Lo que escuchaste, mi amigo. Como antes les había dicho, somos los más importantes de este lugar; por tanto necesito que sepan que es lo que sucede allá afuera.- expuso Zed.

-¿Saldremos hoy?- interrogué confundida.

-Así es Grace- asintió Zed con una sonrisa.

¡Genial! Por fin sabríamos que había afuera.
Definitivamente esa fue mi motivación del día, puse todo mi empeño en el sistema con códigos para terminar lo más pronto posible.
Minho hizo lo mismo, en realidad todos los demás hicieron lo mismo.

El día transcurrió más lento de lo normal, la curiosidad me tenía demasiado ansiosa, por lo que los segundos parecían minutos y los minutos horas.
Cuando por fin logramos obtener algo, Zed intervino.

-Buen trabajo chicos, otro día así y podemos terminar el sistema. Ahora, llegó el momento que esperaban.

-Vamos, deja el suspenso de lado larcho.- exclamó Minho. Estaba tan ansioso como yo.

-¿Larcho?- cuestionó Zed confundido.

-Oh, tu no sabes que significa... No importa, sólo llevanos afuera ¿Quieres?

-A eso vamos.- musito Zed indicando con la cabeza que lo siguieramos.

Nadie dudo ni un segundo en seguirle el paso, salimos del edificio de informática y caminamos hasta la gran compuerta de la inmensa muralla que rodeaba el lugar. Zed tecleo algunos botones en la compuerta, después colocó su dedo pulgar en un escáner y una diminuta luz roja cambio a un tono verde.

-Les advierto que no es algo demasiado agradable, todo cambio en los últimos años. No se asimila en nada al mundo en el que vivieron cuando eran niños.- expuso Zed serio.

La compuerta se abrió provocando un intolerable sonido gracias a la fricción de los metales. Después de unos segundos estaba casi abierta por completo, Zed fue el primero en dar un paso para cruzar, pero se detuvo para decir algo.

-No quiero que nadie se aleje a más de un metro de la muralla, no es seguro

Completo su zancada para abandonar el área protegida. El segundo en salir fue Minho, después me armé de valor para cruzar el marco.

Nada de nada. La aridez era extrema, no se podía apreciar ni una sola gota de vida... El suelo se conformaba por millones de granitos de arena, y el sol era extremadamente candente.
Absolutamente nada. A lo lejos sólo había más y más arena.
Todo el día había esperado a ese momento, mis ilusiones se habían desvanecido en sólo un minuto, lo único que deseaba ahora era regresar corriendo dentro del búnker.
Minho no emitió ni una sola palabra, estaba atónito. Los demás chicos sólo dirigían su mirada a cada lugar recóndito en el que les fuese posible observar algo diferente. Nada.
Mi alma se partió en mil pedazos al imaginar todo el sufrimiento por el que tuvieron que haber pasado todas esas personas inocentes para llegar a eso.

-Les dije que no esperarán demasiado. El mundo paso por una crisis... No se salvó gran parte de él.

De pronto centré mi mirada en un punto lejano ¿acaso era...? Había visto un luz, y definitivamente no era la luz del sol. Decidí no actuar apresuradamente, guardaría mi comentario para después.
Minho se sobresaltó al observar algo a lo lejos, yo desvíe la mirada para divisar que había causado esa reacción sobre él.
Había movimiento, parecían personas corriendo hacia nosotros.

-Oh no.- musitó Zed.- Entren al búnker ¡Ya!- ordenó apresuradamente.

Nadie dudo en acatar la orden, todos corrieron dentro para resguardarse. Cuando ya todos estaban dentro, Zed tecleo nuevamente el código en la puerta, esta vez alcance a captarlo: 3-2-1-5-6, de inmediato lo memorice.
Después colocó su huella digital y la luz verde se tornó roja.
Todos guardaron silencio, nadie se atrevió a preguntar qué había afuera que provocó tanto temor sobre Zed.
Un golpe brusco rompió el silencio, luego otro y otro. Estaban golpeando el muro por fuera, parecía que dejaban caer todo su peso sobre éste provocando sonidos terribles.

-Chicos, ellos son los Cranks.- expuso Zed sin poder calmar aún su respiración agitada.

The Dome | Maze runner| EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora