Capítulo 1

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Allison no sabía cómo enfrentarse al hombre que allí dentro se encontraba. Estaba aterrada y no tenía la más mínima idea de cómo decirle a Alex lo que llevaba tiempo pensando si hacerlo o no.

-Venga Alli, tienes que hacerlo- Como siempre, su amiga, Megan, tenía razón- No he venido a aquí para ver cómo te quedas como un pasmarote delante de la puerta sin hacer movimiento alguno.

-No puedo hacerlo.- Eso, en parte, era verdad. Estaba tan nerviosa que le temblaban hasta las pestañas- De verdad, no puedo. Ponte en mi lugar. Es más fácil hacer una triple mortal hacia atrás con doble tirabuzón que esto. Porque vamos... ¡Anda que no es difícil hacerlo! Y mira que lo he intentado en la piscina un montón de veces, pero....

-Cállate ya, joder, no callas ni debajo del agua. Sólo tienes que colar la maldita carta por debajo del agujero de la puerta y marcharte por donde has venido, no tienes que estudiar un doctorado en Harvard para eso.- En eso también tenía razón, pero a ver, no era fácil.

Al ver que su querida amiga no se movía, Megan, cogió el sobre de sus manos y lo pasó por debajo de la puerta. El trabajo ya estaba hecho, solo hacia falta que Alex tuviera las pelotas necesarias para hacer caso a la carta.


Alex descansaba tranquilamente en el sofá de su despacho cuando su secretario Miguel irrumpió en la habitación.

-¿Que se supone que es esto?- Preguntó al ver aquel sobre que llevaba en las manos. El sobre estaba viejo y arrugado.

- No lo sé, lo encontré hace 5 minutos en suelo junto a la puerta.- Miguel le tendió el sobre y se largó de la habitación.

Cuando abrió el envoltorio y sacó la carta, se quedó de piedra. No entendía lo que estaba pasando, y aquello lo estaba enfadando. Dentro se encontraban una foto y una carta. Fue a leer la carta pero algo le dijo que la dejara para el final. Entonces, haciéndole caso a esa vocecilla, se dispuso a observar la imagen.  Allí se encontraban tres caritas exactamente iguales. Tres bebés. Por las ropas averiguó que dos de aquellos bebés eran niños y el tercero era una niña. Eran preciosos. Sus ojos eran tan azules que le costó separar la vista de aquellos bebés. Entonces, leyó la carta

Hola Alex:

Seguro que ahora mismo no entenderás nada. Tranquilo, es normal. Hace un año yo estaba igual que tú. Bien, seguro que querrás alguna explicación . Prefiero dártelas en persona, si no es mucha molestia. Prefiero poder solucionar todas tus dudas y preguntas. Lo único que te pido es que vengas solo. Creo que ya tengo bastante enfrentándome a ti como para tener que lidiar con alguien más. e aseguro que no te mataré ni violaré.

               Firmado: Allison

PD: se me olvidó ponerte la dirección y la hora. A las 20:30 en el restaurante de tu hotel.

¿Allison? ¿Había leído bien?







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