5: Pero No Quería Entrar... (Editado)

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—Es increíble, te dejo un par de minutos y cuando vuelvo eres parte de Akatsuki y todos hablan de tus extraños dibujos que cobran vida. —metí más pan en mi boca, mientras miraba a Deidara. Masticando mi pan divagué en la situación en la que inevitablemente había acabado por mi incapacidad mental de encontrar mejores soluciones de la que mi conciencia me entregaba; misma conciencia que me había llevado a pensar que sería una maravillosa idea tomar el sake de mi papá cuando tenía ocho años. 

Estábamos en la cocina-comedor, sentados uno al frente del otro.

Miré fijamente al rubio causante de la revolución hormonal que había en mi sistema sin entender de qué forma funcionaba su mecanismo cerebral; hasta hacia treinta minutos me había gritado sin razón aparente y tres doritos más tarde estaba halagándome como si de una reina se tratase. 

Sacudiendo mi cabeza decidí que sería inútil intentarlo y mejor era asentir porque claramente había preguntado algo que yo obviamente no había escuchado porque me la había pasado masticando y divagando.

Al parecer había funcionado, porque sonrió y siguió hablando.

«Vaya que su sonrisa es hermosa, míralo, todo tierno expresando emoción, casi hasta puedo olvidar su desagradable personalidad»

Pero lo que mas atormentaba mis pensamientos era mi hermano mayor. Había pasado gran parte del día, sin embargo Itachi no apareció. Por lo que a él respectaba, yo no había entrado a Akatsuki, si quiera pululaba por estos lares, es más, en su pequeña mente yo estaba sentada en el comedor comiendo tacos y quejándome porque me manché la ropa al comer.

«Siempre me pasaba, agh»

Deidara seguía hablando, pero mi mente seguía en otro lado, por ejemplo: mi único objetivo era encontrar a Itachi, era entrar y salir. No estaba segura si volvería a Konoha con Sasuke, pero definitivamente mi objetivo en la vida no era ser una potencial criminal de rango S, en una organización clandestina que por lo que a mi respectaba podría haber sido una secta.

Lo que si debería ser mi objetivo, era enviarle la carta a Sasuke para que no se preocupara, pero entre esto y aquello nunca podía hacerlo. Si no era Deidara, era el líder. Había planeado no demostrar mucho y que me negaran la entrada, pero para mi desgracia había vencido a Hidan con uno de mis jutsus especiales y eso había bastado para que nadie quisiese enfrentarme, por lo que entré automáticamente a Akatsuki.

Terminando de comer mi pan crucé miradas con Deidara que para mi sorpresa me miraba como esperando algo, algo que se veía no podría resolver asintiendo o negando.

«Piensa, ___, de lo contrario se enojará contigo»

Para mi hermosa suerte, Sasori respondió por mí:

—Los dibuja en una libreta que en la tapa tiene un símbolo de invocación y entonces una vez terminado el dibujo estos salen, y hacen lo que ella les dice.

—Vaya... —Deidara tenía los ojos iluminados— ¿Te gusta el arte?

Me gustas tu...

«¡Cállate estúpida conciencia impura!»

—Solo sé dibujar, son bocetos únicamente, pero si me gustaría aprender a pintar.

—¿Deseas que tus dibujos sean eternos? —preguntó Sasori mirándome fijamente. Algo detrás de mi cerebro se activó y me alertó, si no es que gritó, que no respondiera aquella pregunta y que si podía, corriera.

—¿O deseas que duren poco? —los dos me miraron fijamente. Al parecer les interesaba mucho mi respuesta, y con más razón deseaba haberle hecho caso a esa vocecita en cuanto me había advertido que huyera.

Eternos //Deidara X Tu// {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora