Tres años atrás.
Aquella tarde llegó a mi casa, y no es que lo estuviese esperando, pero no pude evitar salir corriendo de mi recamara en cuanto escuché el timbre. Aunque estaba en pleno descanso tomando una malteada y mirando el móvil, nada era más lindo que verlo llegar a mi casa.
Mi madre estaba preparando ensalada en la cocina, en cuanto me vio pasar por la sala corriendo, salió de prisa de la cocina y me miró por la puerta de esta. Yo estaba a punto de abrir la puerta, así que solo le sonreí elevando mis hombros, como si no supiera absolutamente nada de ello.
Mi padre no estaba en casa, solo había pasado a recogerme a la escuela para llevarme a casa y luego regresar al trabajo. Aunque eso no evitaba que mi madre le hablara de Liam y que este le siguiera la plática.
—Hola— sonreí al instante en que le vi — pasa...
—No sabía que podías ocultar detrás de ese maquillaje
—¡Dios mío! —Tapé mi rostro. ¿Estaba queriendo humillarme o algo por el estilo?
Esa tarde había olvidado ponerme mascara de pestañas, rubor y pintalabios. Jorge nunca me había visto de aquella forma, y de verdad no quería que lo hiciera.
—Mejor cierra los ojos ahora mismo, date la vuelta, sal de mi casa y nos vemos mañana—bromeé aún con las manos en el rostro
—¿Me estás queriendo decir que me vaya? — Se acercó a mí y quitó lentamente mis manos del rostro— Eres hermosa de cualquier forma Martina, pero lo único que te hace más hermosa es la de por sí hermosa sonrisa que te cargas— yo reí
—Buenas tardes Jorge— mi madre salió de la cocina con una gran sonrisa. Era como si no mintiera cuando decía que le agradaba Jorge
—Hola señora.
—¿Cómo estás? ¿Quieres pasar a comer?
—Mi madre hizo ensalada— susurré.
—Si está bien, ¿Cómo está usted?
—Ahí, pasándola. Estamos ahorrando mi esposo y yo para la Universidad de Martina
—No hablemos de universidad ahora— me quejé mientras me sentaba en una de las sillas del comedor.
—Solo faltan dos años, el tiempo se va muy rápido— mi madre se dirigió a mí
—Tiene razón tu mamá— Jorge se sentó a mi lado— Yo iré a la universidad en menos de seis meses y me estoy haciendo un lío
Aquella tarde mi madre y Jorge estuvieron conversando más que yo y alguna de mis amigas. Llegó un punto en que tuve que tomar mi celular y sentarme en el sillón por qué mi madre no paraba de platicar sobre los viajes que habían hecho con migo y mostrándole fotos de mi niñez.
—Me da miedo que te vayas tan tarde— susurré mientras le acompañaba hasta la puerta.
—Te prometo que me mudaré a un lugar más cerca— dijo—. Una o dos cuadras de aquí
—No tienes que hacer eso por mí— salí junto a él y cerré la puerta de nuevo. No quería que mi madre me mirase, me daría pena.
—Mis padres están buscan nueva casa— besó mi frente con delicadeza —Los últimos meses han sido la mejor cita que no me has querido aceptar
—Lo siento— fruncí el ceño—No estoy preparada para esto—Le confesé
—¿Para qué? —se acercó a mí, de tal forma en que sus brazos rodeasen mi cintura—¿Para esto?
Con una simple pregunta entre abrió sus labios y se acercó a besarme. Fue un momento mágico, me sentía una chica afortunada. Me sentía enamorada. No era el momento que una chica normal estuviese esperando, pero era mí momento, un momento único que solo quería compartir con él.
Desde aquella vez supe que solo querría besarlo a él, que solo quería probar sus labios. Que no habría nadie en el mundo que me hiciera sentirme de igual forma. Que no solo eran sus besos, si no la manera de tratarme, de mirarme y de decirme que solo yo era la única que podría ablandar su corazón de piedra.
—¿Quieres ser mi novia? — Me preguntó. Sabía que de alguna manera el no estaba acostumbrado a hacer ese tipo de preguntas. Y desde luego tampoco yo estaba acostumbrada a escucharlas
—Sí—sonreí.
Le besé de nuevo, y fue más único el momento. Ahora éramos él y yo. Solo pensaba que después de dos meses se apartaría de mí. Sabía que le seguiría viendo, que no iba de dejar de visitarme en casa, que no iba a dejar de llamarme. Pero también sabía que entraría a la universidad y que estaría ocupado más que nunca. Que no tendría tiempo para una novia y que era probable que me olvidara.
En el cualquiera que fuese el caso yo no le olvidaría.
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La fuerza del destino "Jortini"
RomanceEsta es la historia de Martina Stoessel. Estudiante de medio año en la Universidad. Nunca había sido una chica reservada, pero desde hace un tiempo su actitud cambió. Algunos dicen que desde que su novio la dejó, otros dicen que son las drogas o que...