Parte 8

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Han pasado dos días desde que Jorge fue por última vez a mi casa. Hasta ahora no sé nada de él, pues ni siquiera su hermana ha ido a la escuela. Le buscaría en su casa, pero no sé dónde es. ¿Tres cuadras a la derecha o tres cuadras a la izquierda? Su celular manda a buzón, al igual que el de Almendra, esto se me hacía demasiado raro.




—Hola, yo soy Britanny, pero me dicen Anny, soy Italiana y tengo quince años— una chica se presentaba a la clase.

En cuanto la miré buscando un asiento para sentarse, levanté mi mano y señale el asiento a mi lado. La chica caminó un poco desubicada y se sentó a mi lado con algo de timidez.

—Soy Martina Stoessel, mucho gusto Anny—sonreí.

La chica me miró de reojo y sonrío a la par mía, luego de esto la clase de Química comenzó.
Cuando llegó la hora de salida, iba caminando junto con Britanny hacía la salida de la escuela.

—Martina ¿Ya supiste que Jorge  fue golpeado? —Ruggero se había acercado a mí

—¡Cómo! ¿Jorge? —Me detuve al instante — ¿Por qué no sabía nada?

—Me acabo de enterar, fue ayer por la mañana, iré a su casa por la tarde

—Tengo que ir a verlo— dije preocupada—. ¿Dónde está su casa?

—Calle swing — me respondió Ruggero

—Gracias. Te veo mañana Anny.

Salí corriendo y me dirigí hasta la parada, cuando llegué a aquella calle, no tardé en saber cuál era la casa. Observé a Almendra salir de la casa y corrí hasta ella.

—¡Que haces aquí! — Su voz fue de sorpresa.

—¿Cómo está Jorge? — Pregunté agitada—. Está bien ¿verdad?

Almendra me hiso pasar, subí las escaleras y abrí la puerta de la que era la habitación de Jorge.

Cuando lo miré recostado en aquella cama, no pude evitar sorprenderme. Me había dado tanta angustia saber que le había pasado. Él me miró y se impresionó de igual forma.




—¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron? — Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas al verlo de tal forma.

—Estoy bien— masculló. Apenas lograba entenderle, no estaba segura si hablaba consigo mismo, o con migo.

Estaba completamente golpeado, uno de sus ojos estaba morado y tenía moretones alrededor de la cara. Tenía unas puntadas en el labio y en la ceja derecha. Su brazo izquierdo estaba enyesado y tenía puesto un collarín.

—¿Cuántos te hicieron esto Jorge? — Pregunté preocupada. No era posible que estuviera tan lastimado. Solo me daban ganas de llorar.

Él se negaba a responder, pero tomé su mano derecha y con suavidad la acaricié. Necesitaba que sintiera que estaba con él pasara lo que pasara.

—Fueron cuatro tipos—susurró—. Querían asaltarme

Pero su mirada no me mostraba lo que él decía, había algo más allí.

—Dime la verdad.

—En el parque comenzaron a molestarme contigo ¿Sí? Empezaron a decir cosas de ti que a mí no me agradaron

—¿Y por eso te metiste con ellos? No era necesario— dije molesta—. Mira lo que te hicieron

Me senté a su lado.

—Nunca dejaría que dijeran ni una cosa mala de ti— confesó—. Pero luego todo se salió de control y terminé así

Le miré a los ojos y luego me acerqué a darle un pequeño beso en los labios. Se quejó cerrando levemente sus ojos. Había olvidado que sentiría dolor al tener los dos puntos en su labio inferior. Me disculpé en seguida, pero él dijo que no había problema.

—Prometo ya no meterme en problemas.

En seguida la puerta sonó, pensé de seguro sería Almendra, pero no era así. La madre de Liam había llegado, y cuando entro a la habitación me miró con desprecio. Yo me quedé en el mismo lugar en donde estaba, pues Jorge aún tomaba mi mano.

—¿Quién es ella Jorge? — Su voz de desprecio se hizo escuchar.

—Soy Martina Stoessel — me levanté rápidamente y estreché mi mano— Soy la novia de Jorge

Aquella mujer solo miró mi mano y me ignoró por completo. Pasó de mí y se dirigió hasta Jorge.

El me miró cansado y yo solo salí de allí, bajé las escaleras y me dirigí a mi casa.


La fuerza del destino "Jortini"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora