Abrí los ojos para encontrarme con su cara. La cara del novio de mi hermana. Estaba acostado a mí lado, con uno de sus brazos encima mío, abrazándome. Aún tenía los ojos cerrados y una mueca muy parecida a a una sonrisa en sus labios. No llevaba su camiseta puesta y del pecho para abajo estaba cubierto por la sábana.
De pronto, mi mente se comenzó a llenar de preguntas a las cuales no encontraba respuesta. ¿Qué hacía el novio de mi hermana allí? ¿Por qué estaba acostado al lado mío? ¿Por qué estábamos durmiendo abrazados? ¿Qué había pasado la noche anterior? ¿Él y yo no habríamos...?
Borré esa idea de mi mente y procedí a levantarme de allí cuanto antes. Al hacerlo me dí cuenta que tenía el vestido desabrochado y a medio poner. Oh, Dios, esto no podría ser peor. Me levanté y terminé de vestirme. Luego fui al baño, no sin antes espiar el cuarto de mi hermana y corroborar que estaba vacío. Genial, por lo menos no me descubriría con su novio en mi cama. Entré al baño, me duché para sacar todas las ideas de lo que podría haber pasado la noche anterior de mí y salí sintiéndome mucho más fresca. Cuando volví a entrar a mí cuarto, me encontré con un Sean sin remera, desperezándose en mi cama. A pesar de todo, no podía dejar de notar lo sexy que era.
Luego me miró. El ambiente se tornó muy incómodo en sólo segundos. No sabía que pensar, no sabía que decir. Me limité a sonreír.
-Buenos días, hermosa. -me dijo, con su mejor cara de dormido. Estaba tan lindo...
Su comentario me dejó más confundida aún. No recordaba nada y eso me molestaba. Quería saber qué había pasado la noche anterior, necesitaba saberlo. Pero no podía preguntarle a él, si habíamos hecho algo quedaría muy mal que no me acuerde.
Por otra parte, podría ser que él pensara que yo era Rebecca y que por eso se haya acostado conmigo. Tal vez era todo una confusión.
Decidí optar por seguirle el juego y luego preguntar a mis amigos si sabían algo de lo que había pasado anoche.
-Buenos días, Sean -lo saludé.- Son las siete y media, deberíamos irnos si no queremos llegar tarde.
-Claro, Em. Dejame prepararte algo rápido para desayunar primero. -me dijo, descartando completamente mi teoría de que pensara que yo era mi hermana.
Se puso su camiseta y bajamos a la cocina. La casa era un desastre, pero para nuestra suerte, estaba vacía y Rebecca no nos encontraría juntos. Hizo unos huevos revueltos ya que era algo rápido para el poco tiempo que teníamos. Sin embargo, debo reconocer que estaba muy rico y se notaba que sabía cocinar bien. Comimos mientras charlabamos de temas banales, sin mencionar nada de lo que había pasado, ni a la fiesta, ni a mi hermana.
Una vez terminamos de comer, nos dirigimos a la puerta.
-Tengo mi auto aquí -dijo señalando hacia una camioneta muy hermosa color negro.- Si quieres podemos ir juntos.
-¿No crees que sería muy extraño que llegáramos juntos por la mañana al instituto? Ya tuvimos suerte que Rebecca no estuviera en casa, no quiero arriesgarme a que nos vea allí.
-Tienes razón, pues nos vemos, entonces, Em. -me dijo, despidiéndose. Comenzó a alejarse cuando se dio vuelta y volvió hacia mi- Lo olvidaba... -dijo, dejando un suave beso en mis labios. Sonreí como una estúpida antes de pensar que esto estaba mal, muy mal.
Volví a entrar a mí casa donde rápidamente me quité mi vestido y me puse una remera blanca con un pantalón gris, una campera de cuero y mis notas negras. Luego agarré mi cartera negra y un gorrito también negro y salí corriendo de casa para no llegar tarde. Me maquillé un poco en el auto, me puse un poco de sombra y delineador negros, rubor, y arranqué.
Conduje muy rápido hasta el instituto, llegué y aparqué mi auto donde siempre lo hacía. Al bajarme, me encontré con mi hermana que también llegaba tarde.
-Bonito outfit, sis. Lástima que seas tú quien lo usa y te quede tan mal. -me dijo sonriendo falsamente.
Ignoré su comentario y comencé a dirigirme hacia la puerta.
-Oye, ¿qué tal lo has pasado en la fiesta de ayer? -me dijo Rebecca, alcanzandome.
Mi cuerpo se paralizó por un instante al oír aquella pregunta. Ella no tenía cómo haberse enterado de nada, ¿verdad? Sin embargo, su pregunta no parecía sincera. No parecía haberlo preguntado por mero interés. Y conociendo a mi hermana, sabía que no era así. Por lo que no entendía cuál era su motivo oculto detrás de esa pregunta.
Y ahí fue cuando me acordé. Mi mente comenzó a llenarse con imágenes de Rebecca besando a Jack, a mí Jack. Mi estómago comenzó a revolverse y sentí unas ganas inmensas de agarrar a Rebecca por el pelo y arrastrarla por todo el aparcamiento. Sin embargo, contuve mis ganas, y comencé a caminar de nuevo, ignorándola completamente.
Pero ella se dio cuenta de mi reacción y rió.
-Pues bien, me alegro que hayas disfrutado. Y espero que hayas aprendido la lección de no meterte con los novios ajenos. Y por cierto, Jack besa demasiado bien, y en la cama es todavía mejor. -dijo todo esto mientras sonreía victoriosa.
Y esta vez sí que no pude contener mis impulsos y le pegué.
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¡Hermana, Veo Doble!
أدب المراهقينLas gemelas Emily y Becca siempre se llevaron mal. A los 2 años, se tiraban del pelo. A los 5 años, se robaban los juguetes. A los 7 años, se peleaban en los recreos. A los 12 años, se robaban las tareas. A los 14 años, se robaban la ropa. ¿Cómo se...