Capítulo 8: Celos

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Aomine Daiki

Nunca había entrado en la biblioteca y desde luego no era el único, no había nadie. Al dejar caer la puerta ésta golpeó con fuerza dejándonos escuchar el sordo ruido en una habitación completamente vacía. Sonreí, creo que sólo a Kise se le podía ocurrir venir a este lugar, nadie lo hacía.

- ¿Qué hacemos aquí? – pregunté – este sitio está desierto.

- Mejor para ti, te concentrarás mejor si no hay distracciones – comentó Kise.

- Yo no me distraigo nunca.

- Aomine... tú no te concentras jamás. Sacaste un dos, así que da igual si estudias en casa, en el instituto o en una biblioteca, el problema está en tu falta de atención y tu mala organización para sentarse a estudiar.

- El estudio me aburre – dijo.

- Ya, como a todos... pero hay que hacerlo. Ahora sentémonos en la mesa, te explicaré las cosas para que puedas aprobar.

Me senté en la mesa a su lado y no podía dejar de mirarle. Sus delicados gestos al abrir el libro, el roce de sus yemas, esos sugerentes labios moviéndose para explicarme la lección, sus dedos rozando las líneas del libro intentando que yo siguiera la lección. No podía seguir la lección cuando Kise estaba frente a mí tan guapo como siempre, tan atractivo y sugerente, claro que eso no se lo pensaba decir, yo tenía una reputación que mantener y jamás le diría lo que estaba empezando a sentir por él.

- ¿Me estás siguiendo? – preguntó de golpe aquel chico rubio.

- Claro que sí – le dije rojo como un tomate.

- Haz entonces la ecuación – comentó Kise escribiendo una ecuación en una hoja.

Me pasó la hoja y la miré algo incrédulo, ni siquiera recordaba que esto lo hubiéramos dado en clase, claro que entraba bastante poco por la clase así que era posible que se hubiera dado y yo no me hubiera enterado de nada. Kise me tendió el lápiz que tenía entre sus dedos y lo cogí con algo de dudas, no sabía qué hacer ni por dónde empezar esta ecuación.

- ¿Qué pasa Aomine? ¿No me prestabas atención?

- No seas idiota, claro que te prestaba atención es sólo que...

- Te lo volveré a explicar – dijo cogiendo la hoja.

- ¿Te crees que soy idiota? No me hace falta que me lo expliques veinte veces – le dije algo enfadado.

- No te he llamado idiota, pero si no sabes hacerlo tendré que enseñarte. Vamos... - me dijo con su tono dulce sonriendo – te ayudaré a aprobar ese examen.

Kise volvió a explicarme cómo se hacían los ejercicios y esta vez sí entendí la manera en que debía realizarlos. Me puse a ello enseguida. De vez en cuando mis ojos se desviaban hacia aquel chico rubio que miraba con seriedad la hoja de mis ejercicios.

- ¿Qué te ocurre? – pregunté.

- Nada – dijo notablemente sonrojado.

- ¿Cómo que nada? Me miras muy extraño y te sonrojas, ¿Qué sucede?

- Estaba pensando... en lo de ayer.

- ¿El beso? – pregunté – deja de darle tanta importancia, fue un impulso supongo – le dije.

- Ya... lo lamento igualmente, no debí haberlo hecho. Debiste pensar que me aprovechaba de ti porque me habías dado el regalo, no era mi intención ofenderte ni nada por el estilo.

Modelo solitario (Kuroko no basuke, Aokise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora