Capítulo 4: Viejos amigos

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Aomine Daiki

Me gustaba esto de molestar al chico nuevo, tenía su gracia verle sonrojarse y marcharse a toda velocidad de donde estuviera yo. En el vestuario se me había escapado, no creí que fuera tan rápido para ir y cambiarse, lo pillé justo cuando él salía y ya no pude comprobar si lo que había en la revista era real o no, me moría de ganas por saberlo y es que quizá se lo habían retocado, ahora había programas muy buenos para esas cosas. Yo tenía curiosidad y tendría que espabilar si quería verle en la siguiente clase de educación física.

Esa tarde tenía partido y era una gran pereza tener que asistir, siempre ganábamos y era absurdo que me llamasen sólo porque era el capitán del equipo. Hacía un día espléndido y podía haberme ido a la azotea a dormir, pero no, Momoi apareció de la nada justo cuando salía de clase y prácticamente me arrastró hasta el vestuario. No me quedó más remedio que con toda mi vagancia ir a jugar ese dichoso partido. Yo sólo quería jugar contra gente que pudiera ofrecerme algo memorable... como la generación de los milagros, ellos siempre eran buenos y aunque les ganaba a todos sin problemas excepto a Akashi... me gustaba jugar con ellos porque me complicaban el juego.

Salí a la cancha y el juego comenzó aunque yo no tenía ganas de correr tras aquel balón. Escuchaba a las chicas gritar eufóricas mi nombre, no era para menos... era el presidente de estudiantes y el capitán del equipo, sabía de sobra que todas habrían pagado por salir conmigo pero mi cabeza no estaba en ellas, sino en cierto rubio que posaba medio desnudo para revistas de ropa interior, eso sí me excitaba y me motivaba. Sonreí cogiendo la pelota en mis manos y realicé uno de mis tiros imposibles encestando. Este sólo sería los primeros dos puntos de muchos.

Me pasé los primeros cinco minutos del partido aburrido y bostezando, prefería que me hubieran sentado en el banquillo y poder escabullirme de aquí para irme a echarme una buena siesta, sin embargo, dejé de bostezar cuando vi a Kise aparecer por la mitad de las gradas mirando hacia la cancha con ojos curiosos. Me detuve en seco en el campo y me vio, claro que me vio... todas gritaban mi nombre, era absurdo no verme y más después de la canasta que metí para que se fijase aún más en mí.

Volví sonriendo hacia mi campo y le volví a mirar fijamente, él había posado su mirada también en mí y me detuve de golpe lanzándole un beso desde la distancia, sabía que eso le molestaría aunque en realidad molestó a todas las chicas que estaban allí, puesto que todas giraron la cabeza buscando a la persona a quien le había regalado uno de mis besos al aire.

Kise sonrojado como un tomate giró la cabeza mirando hacia arriba tratando de disimular que era para él y se marchó de allí con rapidez tras dedicarme una de sus desafiantes miradas. Cómo me gustaba el carácter de ese chico... cómo me gustaba molestarle con cosas tan simples.

Acabé el partido y es que no me dejaron marcharme, me tocó quedarme y cuando conseguí ir hacia el parque, resulta que todos mis amigos se habían marchado ya. Quedábamos a jugar todas las tardes, excepto los días que alguno tenía partido, entonces quedábamos los que no teníamos nada mejor que hacer, claro que hoy el que había tenido partido era yo y me había fastidiado sin poder venir a echar unas canastas con ellos. Supongo que tendría que esperarme hasta mañana para tratar de derrotar a Akashi, un día de estos lo lograría.

Cuando llegué a casa me extrañó ver a mi madre allí conversando con mi abuela, hablaban sobre guardar las formas y aparentar... este matrimonio era un desastre, ni siquiera me tenían en cuenta a mí, tan sólo les importaba lo que pudieran ver desde fuera la sociedad, no sabían el infierno que era tener que vivir sólo a mi edad, sin contar con ellos para nada y es que nunca estaban aquí. Estaban tan enfrascadas en su conversación que pese a que saludé nada más entrar... ninguna se percató de mí y me fui directamente a mi habitación. No quería seguir más tiempo en ese lugar para escuchar las tonterías que soltarían. Ni que fueran a preocuparse por alguien más que no fuera ellas mismas y su estatus social.

Modelo solitario (Kuroko no basuke, Aokise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora