Ella era una chica tranquila y solitaria que vivía más en los libros que en la verdadera realidad. Por ello es comprensible que ese día, cuando tan distraída iba por la calle con sus libros en los brazos que sin darse cuenta los libros estaban tirados por el suelo y el culpable un chico atractivo de profundos ojos verdes le sonreía y ayudaba a recogerlos, que ella le devolviese la sonrisa imaginando todos los maravillosos finales posibles. Pero no, el se levanto y siguió por su camino porque la vida no es un cuento y ella no es una princesa.

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Memorias al respirar
AléatoirePoesía, versos que no encajan, relatos inacabados, sueños destruidos, amores perdidos, vidas no vividas... Un conjunto de microrrelatos inconclusos.