El fusil a mi derecha, siempre preparado para acabar con la vida de aquellos que mis superiores consideren enemigos, sin preguntas, sin un juicio, solo un disparo, así es la guerra.
Mis ojos observan lo que tengo delante pero mi corazón no lo quiere ver, la vida destruida, edificios destartalados, cuerpos en el suelo apilados como trapos sucios. Supuestamente estoy defendiendo mi país pero, ¿Quién nos defiende a nosotros? Y ahora ya no solo hablo de mis compañeros, me refiero a todos aquellos que sangramos y morimos por la causa de un país, nosotros estamos solos aunque creo que pocos se darán cuenta, aquí no hay mucho tiempo para pensar.
Avanzo entre las ruinas de una sociedad decadente y contemplo los mayores pecados de la humanidad aunque yo no soy quien para juzgarles. Escucho un ruido y el siseo de un disparo, caigo sobre mis rodillas mientras la vida brota de mi cuerpo y desprecio infinitamente el fin para el que he sido mandado a la muerte. No llego a ver a mis asesinos pero les perdono, ellos solo son instrumentos en las manos equivocadas.

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Memorias al respirar
DiversosPoesía, versos que no encajan, relatos inacabados, sueños destruidos, amores perdidos, vidas no vividas... Un conjunto de microrrelatos inconclusos.