Capítulo 8

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¡Hola! ¿Cómo estan? Espero que muy bien :D  No tengo mucho que decir, solo que no se emocionen, saben que no se escribir Lemon así que no lo esperen :(

Espero que les guste, que voten y dejen muchos comentarios. Los Amo *3* ^^


Magnus mordió el cuello de su novio, saboreando la runa de bloqueo que tenía ahí. La piel de Alec estaba fría y estaba comenzando a calentarse y ha enrojecerse. Magnus sentía que el aire le faltaba. Había estado con muchísimas personas en la cama, pero con Alec siempre se ponía nervioso, temblaba y sentía una presión en el pecho de puro amor.

Alec movió la cabeza buscando la boca del brujo y cuando la encontró la devoro con gula. ¿Cuánto tiempo llevaban sin hacer el amor? Ahora mismo parecía que había sido demasiado tiempo.

El Nefelim agarro los muslos del brujo y le alzo. Magnus enredo las piernas en las caderas de su novio y apoyo las manos en sus hombros y separo su boca de la Alec para compartir un suspiro.

-Alec...

Alexander y Magnus volvieron a besarse y el Nefelim comenzó a caminar hasta su habitación, ya se sabía el camino de memoria. La habitación estaba a oscuras y la cama desecha, ya que Magnus no se había preocupado de hacerla ni con magia, aunque tampoco importaba ahora. Alec le dejo tumbado con delicadeza, cayendo encima de su novio.

Magnus sentía que se asfixiaba, Alec no le dejaba respirar. Le besaba con tantas ansias que creía que se iba a ahogar. Magnus encontró el final de la camiseta de Alec y la levanto, dejando a la vista el trabajado torso del Nefelim.

-Aku...

-Cinta...

-Kamu...-Termino Magnus.

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Magnus se dejo caer sobre el pecho de su novio. Con la respiración agitada y entrecortada. No podría dejar de sorprenderse con su novio. Aun recordaba la primera vez que lo habían hecho con Alec, y el Nefelim estaba rojo y cohibido, pero ahora Alexander le tocaba sin tapujos sabiendo donde eran los puntos más delicados de su Magnus.

Alec estaba tumbado subiendo y bajando su pecho lo más lento que podía buscando normalizar su respiración. Sentía la espalda arder por culpa de los arañazos de Magnus, aunque ya se había acostumbrado, Magnus tenía esa costumbre; clavarle las uñas en la espalda como si en algún momento se fuera y le dejara solo...

EL Gran Brujo le giro el rostro con una mano, acariciando su mejilla en el proceso y besando sus labios con cansancio.

-Gracias...-Dijo en un susurro.

-¿Por?

-Por abrirme los ojos y ayudar a mi madre. No sabes lo que supone para mí que hayas hecho esto Alec. Eres perfecto.

-Te mereces todo lo bueno y yo te lo daré.

Magnus sonrió y volvió a besar a su novio. Alec le correspondió al beso. El brujo se sentó y rodeo con sus brazos el cuello del Nefelim y se sentó en su vientre. Alec le rodeo con los brazos y junto aun más sus cuerpos.

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Pai-ai caminaba al lado de Catarina por Central Park mientras con una cucharita se comía su helado de menta y chocolate. Esto era increíble, ¿cómo habían hecho estos sabores? Pai-ia tenía tantas preguntas, pero sabía que tenía que responder preguntas mucho más importantes y quizás Catarina le podía responder.

-Catarina.-La bruja que estaba degustando un helado de limón le miro.- ¿Qué clase de relación tienen Alec y mi hijo?

Catarina se la quedo mirando sin saber que contestar. No era estúpida, sabía que Magnus no se lo había contado porque no sabría como reaccionaria ante su relación, ya que Magnus aprovechaba cada pequeña oportunidad para explicar lo maravilloso que era Alec.

-Son amigos, íntimos en realidad.

Pai-ai frunció la línea de la boca no muy convencida.

-¿Por qué lo preguntas?

-Es que... Algo me dice que son algo más, pero supongo que estoy equivocada. Dos hombres no pueden ser más que buenos amigos.

-Bueno, el mundo a cambiando mucho.-Contesto Catarina. Tiro en una papelea lo que quedaba de la tarinita de papel donde se había encontrado su helado de limón.

Pai-ai no supo a que se refería, pero tampoco le importo mucho. Tiro su tarinita de helado en la misma papelera.

-¿Cómo os conocisteis Magnus y tú?

Catarina sonrió al recordar aquella loca aventura que significo conocer a Magnus Bane.

-Pues veras, lo conocí hace ya 287 años, década arriba década abajo.-Comenzó a relatar.- Yo estaba viviendo en España, rondaba los años 1725 y Europa era un lugar peligroso para los brujos y brujas, en realidad nunca fue un buen lugar para nosotros, pero era un lugar con tanta magia natural que merecía la pena. Veras; muchos brujos conseguimos nuestra magia de la naturaleza, y en España había lugares con magia infinita, y una muy poderosa. Era como el lugar más peligroso del mundo pero a la vez el más visitado por los brujos. Un día mientras estaba recolectando magia, ya que había gastado toda mi energía, apareció un cande, con sus ropas tan llamativas y extravagantes, pero no era humano, tenía ojos de gato y no fue muy difícil darme cuenta que era un brujo, lo que no cabía en mi cabeza era cómo un brujo era conde. – Izo una pausa y rio.- Magnus me invito a su castillo y acepte, pero digamos que tanto él como yo no sabemos controlar nuestra magia cuando bebemos alcohol, así que borrachos y llenos de poder mágico comenzamos a transformar a la gente de alrededores en animales y objetos con vida. Recuerdo que convertimos a un tabernero con un bigotazo en una garra de cerveza y el bigote no desapareció.- Rieron juntas.- Magnus y yo tuvimos que huir aun estando borrachos, desde ese día ha sido mi mejor amigo.

-Vaya...- Suspiro Pai-ai.- Sin duda mi Magnus no es alguien convencional.

-No te haces una idea.



Segunda Oportunidad (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora