Cap. 13-Giovanna

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Salí disparada por la puerta con los zapatos en mano, ya que Gianluca llevaba alrededor de media hora esperando por mí fuera. Al verme, su rostro impaciente cambió a uno divertido. Llevaba un elegante traje azul marino, hecho a la medida, una camisa blanca debajo, y zapatos marrones. Se ve muy guapo, debo de confesar.

Lo fulminé con la mirada y me dirigí al asiento del copiloto. Él, caballerosamente, abrió la puerta.

-Lindo vestido.- dijo sonriendo de oreja a ojera mientras yo ingresaba al vehículo.- Para un funeral.- dicho esto, cerró la puerta, evitando así, mi mirada ofendida.

Miré mi vestido, y no le doy crédito a las palabras de Gianluca. Si bien es cierto que mi vestido es de color negro, también es sexy y elegante. Es de tirantes finos, cruzados en la espalda, dejándola descubierta; la parte superior de este es ajustada y la falda tiene una suave caída hasta un poco más arriba de las rodillas. Cuando me ponía los zapatos él entró por la otra puerta.

-¿Se puede saber por qué tardaste tanto?- arrancó el vehículo y nos encaminamos hacia la casa de sus padres.

-No sabía que venías por mí tan temprano.- suspiré mientras revisaba algunos de mis mensajes de Whatsapp.

-Creo que fui bastante claro cuando dije que pasaba por ti a las ocho.- dijo deslizando su dedo en el puente de su nariz.

-Debiste hacer referencia a las ocho de la mañana.- dije de forma obvia.- Es la primera vez que asisto a un aniversario de bodas que inicie a primera hora de la mañana. Algo único, debo decir.-dije con cierto deje de burla en mi voz.

Él soltó un suspiro pesado y guardó silencio.

Ya que él se había dispuesto a ignorarme en gran parte del camino, decidí maquillarme un poco porque antes de salir no me había dado tiempo por obvias razones.

La música que sonaba en la radio estaba muy bajita, pero aun así pude distinguir la voz de Lucho Gatica cantando "El Reloj". No pude evitar llenarme de nostalgia, recuerdo las noches que mi padre me subía a su regazo y me cantaba esa canción, que según él, era la favorita de mi madre... Ay, cuanta falta me haces, viejo.

Suspiré sonoramente, tratando de ignorar el nudo que se formaba en mi garganta. Tomé el delineador para ojos de mi pequeño bolso de maquillaje y cuando me disponía a aplicarlo, escuché a Gianluca cantando una parte de la canción:

-"No más nos queda esta noche
Para vivir nuestro amor
Y tu tic tac me recuerda,
mi irremediable dolor"- lo miré con la boca ligeramente abierta por la sorpresa, no sabía que su voz era así de impresionante.

-Vaya, Ginoble, no sabía que cantas.

-¿Qué?- cuestionó mirándome de forma efímera. Le repetí nuevamente mis palabras a lo que él alzó los hombros restándole importancia.- Hay muchas cosas que hago que tú desconoces, Elena.-contestó cortante.

¡Estos cambios de humor de este chico me van a volver loca un día de estos! Un momento es lindo y dulce, y al otro es un completo imbécil.

El resto del camino fue silencioso, y apenas transcurrieron unos minutos cuando llegamos a una inmensa casa en las afueras de la ciudad. Traspasamos el enorme portón, que tenía la letra "G" en él, seguimos por el estrecho camino, que a ambos lados había una increíble diversidad de árboles, dando la sensación de estar conduciendo por un bosque. Al final de este, se encuentra una impresionante mansión de cierto aspecto rústico y vanguardista. Sabía que los Ginoble tenían dinero, pero esto es simplemente, ¡Wow!.

Yo observaba boquiabierta todo el lugar sin poder ocultar la sorpresa y la admiración que sentía.

Gianluca aparcó el carro y apagó el motor. Salió del vehículo, rodeó el carro y me abrió la puerta. Me ofreció su mano para salir la cual acepté.

I'll Never be Yours (Gianluca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora