Dos segundos antes de hacer contacto con la puerta alguien se aclara la garganta a mi lado.
Volteo la cabeza para ver a una mujer, rubia como no, analizándome de arriba abajo. No me molesta que la gente me mire pero estoy empezando a cansarme de todas estas rubias mirándome como un bicho raro. Sí soy morena, ¿Y que? Creó que su jefe debe ser alguien muy importante para conseguir que todas pierdan la cabeza por él.
- ¿Pasa algo? –le pregunto a la rubia, ya molesta.
- Es solo que... bueno eres morena –toma gran cantidad de esfuerzo no rodar los ojos y soltarle lo que de verdad pienso sobre ellas, pero me recuerdo a mi misma que no soy la de hace seis años sino una mujer decente.
- Sé que soy morena, y he venido a tener mi entrevista para el puesto de diseñadora así que si no te importa voy a entrar –no la doy tiempo a protestar porque abro la puerta y entro dentro.
Luego me acuerdo que no toque y me dan ganas de golpearme a mi misma.
Lo primero en lo que me fijo es en el silencio del despacho. No hay nadie gritando al teléfono, o maldiciendo.
Segundo, en las hermosas vistas de toda la ciudad de Londres gracias a las dos paredes enteras de ventanas. Cristal enmarcado con acero pulido y elegancia oscura. La decoración también es esplendida y cada cosa en su lugar. Hay varias plantas, un sofá negro de piel, y dos mesas de madera oscura. La primera esta vacía pero la segunda esta llena de papeles.
Por ultimo le veo. O mas bien su espalda. El director esta enfrente mía mirando por la ventana. Debe medir alrededor de uno noventa, y parece joven. Nadie mas viejo de los treinta luce así.
Su espalda es ancha y su cadera estrecha, viéndose aun mejor gracias al traje a medida. El pelo es marrón y no muy corto pero tampoco largo, el tamaño justo para pasar los dedos por el.
Me aclaro la garganta esperando que se de la vuelta pero nada. ¿Sera que es sordo y no ha podido oír la puerta? En ese caso no creo que Emma haya omitido tal información.
- Buenos días señor, me llamo Julianne Sandre y he venido para la entrevista, al puesto de diseñadora –su reacción me sorprende aún más.
Saca su manos de los bolsillos y pega sus puños al cristal a la altura de su cabeza. Algo no esta bien y de repente el aire se siente insuficiente.
Espero lo que parece una eternidad y al ver que no se mueve decido acercarme. Poco a poco puedo empezar a ver más rasgos suyos y debo decir que el trasero lo tiene de diez. También observo que esta afeitado y que no lleva ninguna alianza.
Emma tenia razón esta soltero, pero yo no.
Respiro profundamente inhalando el aroma de su colonia. Abro los ojos cuando me doy cuenta de que la reconozco perfectamente. Pase noches enteras envuelta en sabanas y camisetas que olían igual. Un olor masculino, pero suave, dulce pero picante que me provocaba y excitaba con tan solo olerlo.
Mi corazón empieza a latir mas fuerte y me acuerdo de la dedicación de anoche del club. Demasiadas coincidencias, demasiadas casualidades pero aun me niego a reconocer a quien tengo delante.
Entonces veo el pequeño tatuaje detrás de su oreja. Mis dedos se elevan para tocar el mío en el lado contrario pero el mismo sitio. Una corona de reina y un pequeño patito están entrelazados en su piel, mientras que en la mía esta la pareja. La corona de un rey.
A tres pasos de él, es cuando se con claridad que cometí un gran error al venir, porque a pensar de negarlo, conozco perfectamente a la persona delante de mí. Le rompí el corazón hace seis años.
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Hasta el fin
Teen Fiction¿Historia de amor clásica? Eso creía yo hasta que hice mi elección. Seis años después él esta de vuelta. Y me vuelve a querer. Sin embargo es imposible, cambié y tengo una relación estable. Pero esos ojos fueron mi perdición... y lo siguen siendo. ...