Capítulo 1: Vendida.

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Todo el mundo cambia, todo el mundo rompe sus promesas o cambia de opinión después de un tiempo, según les convenga para algo. Eso andaba pensando Kate cuando miraba a su padre, este, años atrás le había prometido que nunca le arreglaría un matrimonio de conveniencia. Tras la muerte de su madre su padre parecía haber cambiado para bien puesto que estaba mas atento y pendiente a ella. O eso pensaba, pero en el fondo su padre estaba buscando lo mejor para su reino, su familia pasaba a un segundo plano ya que, según él, antes era rey que padre. Cosa que realmente quería entender pero que realmente no podía a comprender.

Ahora gracias a ese compromiso kate esperaba en las puertas del castillo al que seria su marido, según le habían contado era el rey de un reino vecino. Había estado casado anteriormente pero su esposa falleció tras tener a su primer hijo, su heredero.

Que el rey tuviera un hijo y que el padre de kate la quisiera casar con él era algo que aun no comprendía, es decir, los matrimonios de conveniencia solían arreglarse para unir los reinos con un primogénito que gobernara en ambos en un futuro. Había algo que no le cuadraba.

Físicamente Kate no era gran cosa, su piel era pálida gracias a que las criadas apenas la dejaban salir del castillo por el peligro que suponía que la princesa andará a solas y que la atacaran. Su cabello rubio casi siempre estaba ondulado, aunque no llegaban a hacer tirabuzones por lo que las criadas siempre intentaban hacerle recogidos raros para que, según ellas, su pelo se viera mas hermoso. Ella prefería mil veces como le quedaba el pelo suelto.

Se iba acercando el momento, podía escuchar el galopar de los caballos acercarse al castillo, su futuro esposo se acercaba. Venían de un viaje de un par de días a caballo, por que aunque se trataba de un reino vecino, este estaba bastante aislado de los demás reinos. Kate había llegado a escuchar que ese reino en concreto se trataba de un puñado de salvajes que no tenían educación alguna y que andaban casi todo el día con poca ropa y montados a caballo.

Cuando kate vio a aquel hombre palideció, su padre debía de estar loco al querer casarla con aquella bestia. Iba montado en un caballo blanco, con las crines negras, era bastante imponente y singular ya que nunca había visto uno así. La piel de aquel hombre era morena, su pelo negro que le llegaba mas o menos por los hombros ondeaba al estar aun a galope. Sus brazos adornados con algunas cicatrices y tatuajes estaban bastantes musculosos, parecían echos para luchar y pelear..

El hombre bajo del caballo y en un calculo rápido kate pensó que podía medir perfectamente mas de metro noventa. Esta dio un paso atrás cuando el se fue acercando, por lo que su padre la agarro del brazo para que no pudiera escapar de allí. Kate quería salir corriendo y alejarse de aquel hombre que en cualquier momento podría matarla de un solo golpe.

Una vez cerca de este, kate alzó la cabeza para poder mirar mejor su rostro. Ahora que lo hacía de cerca se daba cuenta del color verde intenso de sus estos,

eran de un verde esmeralda que parecía brillar gracias a los rallos de sol, siendo un contraste curioso la diferencia entre su piel morena y sus ojos tan claros. Kate estaba segura de que si fuera menos fiero podría incluso parecer le guapo, ya que si lo miraba fijamente no veía ningún fallo en su cara, incluso su barba descuidada de un par de semanas se veía bien en su rostro.

-¿Esta es? Ni siquiera sera capaz de montar a caballo.- La voz de aquel hombre pegaba con su cuerpo, una voz profunda, ronca, una voz que podría ser temible en plena batalla, kate podía imaginárselo a lomos de su cabello en plena guerra. Matando con sus propias manos sin necesidad de ningún arma. Kate miró el cinturón del chico, el cual parecía estar echo de cuero o piel de animales. De este colgaba un hacha, ademas de tener enganchado un látigo.

-Se montar a caballo y mucho mejor de lo que podrías hacerlo tu nunca.-Kate se maldijo mentalmente, estaba acostumbrada a hablar y decir lo que pensaba sin pensar en las consecuencias que podría tener aquello. Ahora se arrepentía ya que aquel hombre había pasado a mirarla de arriba a abajo totalmente frio y serio. Parecía una bestia a punto de atacar, y ella tenia toda la pinta de ser una presa fácil.

-Cuando lleguemos a mi castillo sera mejor que aprendas cuando hablar y cuando callar, si no te puedes pudrir en el calabozo mas asqueroso y oscuro. ¿Queda claro? No voy a jugar a las casitas con una niña malcriada, quiero una reina que sepa mantenerse callada.

Kate alzo una ceja y miro a su padre esperando de que este cancelara el matrimonio al escuchar como aquel hombre le había hablado. Pensaba que cualquier padre en su sano juicio cuidaría a su hija de hombres como ese.

Pero su padre solo se encogió de hombros mientras la miraba. Luego su mirada se concentró en aquel hombre.

-Tranquilo Rash. Mi hija sera una reina e incluso una buena madre para su hijo. Pero a cambio... ya sabes el dinero que necesita mi reino para volver a su antigua grandeza.

Kate juraría que su boca podría tocar ahora mismo el suelo, su padre no solo no la protegería de aquel hombre si no que aquel había sido un matrimonio a cambio de dinero, la había vendido como si fuera una mula o algo así. Kate miró a rash totalmente seria, estaba segura de que aquel animal se había visto obligado a comprar una esposa ya que ninguna mujer en su sano juicio querría casarse con alguien como él

La bestia. #wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora