EPÍLOGO

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Nick estaba sentado en el parque municipal, debajo de un árbol. Vigilaba atentamente a Emily, su hermanita pequeña, que jugaba en los columpios mientras su madre hacía la compra. Se había vuelto más desconfiado después de la experiencia, aunque ya habían trasncurrido tres meses desde entonces.

A veces veía a Michael y Lea, que se habían ido a vivir juntos. Los quería sinceramente, y sabía que ellos también a él. Eran unos supervivientes. El padre de Nick había prometido llevarle pronto a una excursión en barco para que viera ballenas y delfines, y había prometido dejarle estudiar lo que él quisiera. Nick había retomado sus estudios con una renovada energía de vivir.

Sonó un whatsapp, y Nick sacó su móvil del bolsillo. Probablemente Michael quería que le acompañara a ver algún partido de fútbol. Cuando miró la pantalla, al principio no entendía nada. Pero un sentimiento intranquilizador le fue invadiendo cada vez más, a medida que leía en la pantalla:

REMITENTE DESCONOCIDO:

Hola, querido Nick. Han llegado a la conclusión de que no estoy mentalmente sana, por lo que un juez ha decretado que me internen en un sanatorio mental. Me acuerdo mucho de ti, de verdad. El tiempo aqui pasa deprisa, aunque probablemente se deba a que casi siempre estoy medicada. Los médicos y enfermeras son muy simpáticos. He decidido saltarme las normas y escribirte en un móvil que le he robado a un familiar que vino a visitar  a mi compañera de habitación. Tengo una noticia que darte, y estoy segura de que para ti también será una alegría: ¿recuerdas la noche que hicimos el amor en mi dormitorio a la luz de la luna? Pues de esa noche va a surgir un nuevo ser. Me dejaste embarazada. Estoy super contenta. Esta vez no van a arrebatármelo. Quizás, si tengo tiempo, algún día te haga una visita para que le veas, ya que estoy ideando una forma para salir de aquí.  Estoy segura que será parecido a ti, y de nombre le pondré Nick.

Cecily

                              FIN

EL JUEGO DEL ASESINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora