Capítulo 5: Pedro recordó el mensajito de Pablo

2.1K 60 23
                                    


Capitulo 5: Pedro

Pedro estaba cansado. El día anterior había sido lago. Por consecuencia, no escuchó el despertador, y, a las nueve y media, su mujer le llamaba desesperadamente, pues llevaba ya más de media hora esperándole en la puerta del hotel.

Bego: - ¡Cariño! ¿Qué haces que no estás abajo?¿Cuántas veces te he repetido que no dejes el móvil en silencio y pongas el despertador en él también? Es que hay que ser, ¿Eh?. A ver si dejas ya de pensar tanto en ti y de vez en cuando recuerdas que hay personas a tu alrededor, egocéntrico, que eres un egocéntrico, llevo esperándote más de media hora, y ¡Soy tu mujer! A ver si te acuerdas un poco de mí, que ayer lo mismo, ni me llamaste...

Pedro: - Perdona Begoña pero a mí no me hablas así, ¿Eh? Si no tienes otro momento que las putas nueve de la mañana para verme no es mi problema. Ayer estuve en un debate importante, y lo sabes. ¡Acabé cansado y quería dormir! Aquí la que no piensa en los demás eres tú, a ver si te enteras, que estoy en política y por unas circunstancias u otras no puedo llevar la misma vida que tú.

Bego: - Bueno, mira, lo que tu digas, pero baja ya que estoy en doble fila y lo que me faltaba ya es una multa. Vamos a desayunar y lo hablamos. Te espero cinco minutos más, espero que estés aquí para entonces.

Qué mujer, de verdad. Me gustaría verla en mi situación. Y ahora sólo tengo cinco minutos para hacer todo, solo porque la señorita no ha encontrado un lugar mejor para aparcar. Si es que a quién se le ocurre, quedar para desayunar un día entre semana en plena hora punta... En fin, voy a prepararme, no vaya a ser que se cabree más.

Pedro empezó a vestirse. Debido a la campaña no podía ir tan seguido al gimnasio, pero incluso pese a la falta de ejercicio siempre podría verse en él un cuerpo de estrella, robusto, de hombre. Al abrocharse la camisa los músculos de su antebrazo se tensaban. Y él sabía que eso era sexy. Nunca ocultaba aquello que le podía hacer ser más atractivo físicamente. Sabía que Albert era también un partidazo, pero tal vez aún demasiado joven, ya que España, para bien o para mal, contaba con un gran número de población mayor entre la que, obviamente, había señoras que mientras veían a Albert como un nieto, a él le observaban como el hombre joven del que hubieran estado enamoradas unos años atrás. Sólo veía a Íñigo por encima de él, pero no importaba, pues no entraba dentro del combate.

Se dispuso a bajar las escaleras cuando sonó un mensaje.

"Buenos días Pedro. ¿Sabes ya algo sobre las encuestas? Preguntan en redacción, buscan respuestas objetivas. Ten un buen día."

Vaya, Pablo me ha escrito un mensaje. Luego le contestaré.

Y lo dejó marcado como leído.

Bajó corriendo las escaleras, pues sabía que su mujer estaría enfadada. En el coche no mediaron palabra, pues había mucho tráfico y Begoña necesitaba concentración. Una vez encontraron una cafetería adecuada (Alejada del centro y donde la prensa no pudiera molestarles tras el evento del día anterior) ambos explotaron.

Bego: - Mira Pedro, yo no aguanto más, lo siento, espero que pronto todo esto acabe. Sé que es la campaña, que te falta tiempo y ahora mismo no puedo recibir toda la atención que merezco. Pero soy tu mujer, y como tal yo también debería tener mis huecos, y tú deberías respetarlos. Eso sí, no dudes que te quiero y estoy contigo aunque esté siendo difícil.

Pedro: - ¿Que no puedes recibir la atención que mereces, Begoña? ¡Pero tú te crees que tengo tiempo!¡No lo tengo siquiera para mí!¡Ya sabes lo que me gusta ir al gimnasio, y hace siglos que no voy! Estoy muy liado con la campaña, de aquí a allí todo el tiempo, entrevistas, mítines, tren, avión, coche... Y encima me dices de quedar a unas horas que ya te vale...

Bego: - Ya cielo, lo siento pero es lo que hay. No tengo más huecos libres. Si quieres que nos veamos tiene que ser antes del trabajo, ya te lo dije en su día...

Pedro: - Pues estaría bien que te amoldases tú a mí a veces, que estoy un poco harto de siquiera tener tiempo para dormir...

Bego: - Pues a ver, dime tú cómo hacemos porque entre los niños, el trabajo y tus historias...

Pedro: - ¡¿Como que mis historias, Begoña?! A ver, no sé si es que no te ha quedado claro o qué, pero soy candidato a la presidencia de España. ¡PRE SI DEN CIA! ¡Eso implica mucho trabajo y creo que no lo estás entendiendo! Mira, creo que lo mejor es que al menos hasta que se calmen las cosas cada uno haga su vida...

Bego: - Me... Me... ¿Me estás dejando, Pedro Sanchez?

Pedro: - No, no te estoy dejando. Te estoy pidiendo tiempo porque sinceramente me estás estresando.No puedo dar el cien por cien en la campaña si estás todo el día así. Lo siento, pero ya hablaremos. Me voy.

Y mientras salía de la cafetería, Pedro no pudo evitar un par de lágrimas. Aunque enseguida se recuperó, pues sabía que en aquellas circunstancias aquella decisión era la mejor que podía tomar. Pidió un taxi, y mientras el conductor no paraba de hablar por estar llevando a nada más y nada menos que a Pedro Sánchez en su taxi, Pedro recordó el mensaje de Pablo.

--

¡Síguenos en Twitter!: Peblo20D





Peblo, un amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora