Capítulo 9: Pedro
No sé qué estoy haciendo aquí, pero estoy realmente a gusto. Pablo me entiende, y es cierto, quizá no seamos tan diferentes, aunque lo mejor será dejar estas igualdades sólo para nosotros. No daría buena imagen en la prensa, ni para los votantes, ni para nadie.
Me gusta cómo me mira, aunque lo hace mucho. La verdad es que no le queda mal la coleta, aunque sería curioso verle algún día sin ella. Admiro también a los hombres que se dejan cierta barba, no sé, me parece muy masculino, aunque en mí no quedaría sexy, y no puedo permitir bajar de posición mi imagen.
Pablo: ¿Entonces, qué opinas?¿Gana mi mensaje final?
Pedro: Jajaja, Pablo, una cosa es que haya aceptado esto de estar juntos en ámbito privado y que me digas que me calme, pero por favor, ¡Fuiste demasiado moralista! Sonrían, sonrían... ¡Ni que fueras un anuncio de Coca Cola. Ahí no me convenciste, Pablo, lo siento.
Pablo: Ah, no. ¿Y qué te convencería? Así, por coger ideas... Porque tú tampoco estuviste muy brillante, aunque la estrategia de ir de malote te quedaba sexy.
¿Qué?¿Hasta Pablo afirma que soy sexy?¡Vaya! Es muy fácil hablar con él, y a lo tonto estoy echando el día, y ni me acuerdo casi de Begoña. Esto era lo que necesitaba. Alguien que entendiera mi situación, que comprendiera lo que es pasarse el día viajando, recordando textos para luego decirlos en frente de cientos de personas, de aquí para allá... Qué pena que seamos de partidos tan enfrentados. Si fuéramos dos amigos normales, esta noche le invitaría a un par de cervezas.
Pablo: - ¿Qué piensas Pedro, que... Sonríes?
Pedro: - Nada en especial. En que estaba a gusto. Y en que a veces la vida política es una mierda, pero esto te lo digo entre amigos. Supongo que en tu partido sabéis diferenciar entre lo profesional y lo personal. Si no, debería irme...
Pablo: - Ay, Pedro, ¡Claro que sé diferenciar entre lo personal y lo profesional!¡Por favor, he sido profesor! Conmigo no tienes de qué preocuparte...
PI PI PI
Pedro: - Vaya, es mi mujer. Me pregunta dónde he estado todo el día, y me recuerda que esta tarde tengo cosas que hacer con el equipo de campaña. Oh, y dice que si mi postura es la de darnos un tiempo, que no vuelva a casa esta noche. Vaya, bueno, era de esperar. Es así de orgullosa. Hoy buscaré cualquier hotel y mañana pasaré a recoger algunas cosas, menudas me monta ella sola, como si no fuera ya demasiado todo lo que tengo que pasar con los debates y esas mil historias...
Pablo: U...Un... ¿Un hotel? Si quieres puedes quedarte aquí, tengo espacio de sobra. Puedo comprar unas cervezas y así olvidamos un poco la rutina, si te apetece. Cervezas entre amigos, ya sabes, nada profesional por un rato. Uy, pero dímelo rápido que es tarde y en seguida tengo que volver a preparar cosas...
Hubo un largo silencio. ¿PODEMOS y PSOE tomando unas cervezas juntos?¿Desde cuando? Pablo estaba muy nervioso, y Pedro podía sentirlo. Quizá era el cansancio de ambos lo que les hacía estar así. Tal vez unas cervezas y un poco de alcohol olvidando temas profesionales con alguien que te entiende era al fin y al cabo una buena idea...
Pedro: Ehm... Unas cervezas... ¿Aquí? Vale, bueno, me parece bien, aunque no sé a qué hora llegaré. Te voy escribiendo, pero en principio quedamos sobre las once.
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Peblo, un amor imposible.
FanficLa historia de un amor imposible. De la contradicción entre tus ideales y tu corazón. Entre el deber y el hacer. Celos, traición, elecciones muy cercanas... Y tensión, mucha tensión: Pablo ama a Sanchez pero éste no tiene claros sus sentimientos. Mi...