Capítulo 13: Puedo explicártelo.

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Capítulo 13: Pedro y Pablo

'Te estoy viendo.'

Era Juanqui.

Al leerlo, Pablo notó su corazón acelerado. Tenía miedo. No sabía que Juanqui podía observarle, pero conociéndole quizá se las había ingeniado de alguna manera. Ahora todo el mundo lo sabría. Y todo por no estar con Juanqui. Se la había jugado.

Pedro: - ¿Qué pasa, Pablo?¿Quién es?

Pablo: Esto... Juanqui, o sea, Monedero. Un momento, tengo que hacer una llamada.

Pablo se tapó y cogió el teléfono. Sus manos temblaban. No podía creerlo. Todo estaba yendo demasiado bien. Marcó a toda prisa el número de Monedero.

Pablo: ' Puedo explicartelo, Juanqui.'

Juanqui: -¿Que tienes que explicarme, Pablo? Por cierto, ¿Has recibido mi mensaje? ¡Te estoy viendo en el debate al completo ahora mismo, que el otro día lo pillé a la mitad! Te queda tan bien esa camisa...¿No es aquella con la que nos conocimos? ¡Juraría que sí!

Pablo: - Oh... El... El... El debate, claro... Pensaba que...

Juanqui: - ¿Estas bien, cielín?

Pablo: - Sí, pero tengo que colgar... Estaba durmiendo, Juanqui. Y ya te he dicho que no me llames así.

Acto seguido, colgó.

Pedro: ¿Va todo bien, Pablo? ... ¿Quién era?

Pedro había creído escuchar palabras un poco extrañas, que le confundían.

Pablo :- Era Monedero. Asuntos del partido. Perdona. ¿Por donde íbamos? Ah, creo que te había subido los impuestos...

Pedro: - ¿Y te llama a estas horas? ¿Y he creído escuchar que te llamaba 'cielín'? Pablo... No entiendo nada, ¿Qué está pasando?

Pablo: - ¿C...Cielín? ¡Cómo me va a llamar eso! Habrá escuchado mal, Señor Sánchez.

Pedro: - He escuchado perfectamente, Pablo. No sé que está pasando pero creo que no me estás diciendo la verdad, y lo que menos me gusta y de lo que precisamente huyo es de este tipo de situaciones. Pensaba que podía confiar en ti...

Pedro comenzó a vestirse. Tal vez pasar la noche allí había sido un error. Tal vez había confiado demasiado en alguien que no debía.

Pablo: - Pedro, ¿Que haces? Te.. ¿Te quieres ir?

Pedro:- No lo se Pablo, no lo sé. Pero me toca mucho las narices que no me digas quién era en realidad. Nadie llama a las tres de la mañana si no es por algo importante, y nadie, a no ser que haya algo, llama cielín a otra persona. Creo que sí, que me voy. Y por favor, intenta hacer un Bárcenas de esto. Pero un Bárcenas que salga bien. Que nunca nadie se entere de lo que ha ocurrido.

Pablo: - Pedro... No puedo mentirte... Te prometo que te contaré todo pronto, no tienes de qué preocuparte. Ya hablaremos de lo ocurrido mañana, pero son las tres de la mañana y no puedo dejar que te vayas, no tienes a donde ir. Quédate al menos esta noche.

Pedro estaba dolido, confundido, y con los comienzos de la que sería una fuerte resaca, así que sabía que no tenía otra opción distinta a quedarse en casa de Pablo, por lo que aceptó. Mientras se preparaba para acostarse, pensaba:

¿Qué he hecho? Y lo peor, ¿Por qué me ha gustado, si es un error? Claro que... Esa llamada ha acabado con todo. Será mejor no darle más vueltas. Una simple borrachera y unas cuantas locuras le pueden ocurrir a cualquiera...

Y mientras salía del baño, sonó un mensaje.

"Ya te vale, así que vas de tan machirulo que ni te dignas a aparecer por casa... Ya hablaremos mañana pero no me gusta nada tu actitud... Bego."

Eso ya fue el colmo. A Pedro le cambió totalmente la cara. Y Pablo vio ese cambio, y cómo se entristecía.Vio como su mirada se hundía y como se quedaba cabizbajo. Sintió su dolor, su indecisión, su estrés.

Y aunque sabía que Pedro probablemente estaba enfadado con él, no pudo evitar preguntarle:

Pablo: - Pedro... ¿Quieres que durmamos en la misma cama? Te noto triste. Prometo quedarme lejos si es lo que quieres.

Pedro al principio no supo qué contestar, pero era evidente que necesitaba a alguien a su lado, y pese a esa extraña llamada, algo le decía que Pedro no quería hacerle daño, que iba a estar ahí apoyándole de una manera u otra.

Al final aceptó, y ambos fueron a dormir. Al principio el uno alejado del otro, pero al final, juntos sin querer estarlo, medio abrazados, medio apoyándose, medio hegemonía.

Pablo, aunque preocupado, estaba feliz, y se durmió, pensando:

No sé cómo irán las cosas mañana, o si después de la puta llamada de Juanqui me seguirá viendo de la misma manera. Entiendo que le haya confundido, vaya mierda. Tengo que hablar con Juanqui seriamente. Pero bueno, ahora no es momento de preocuparse. Tengo a Pedro en mi cama y eso es todo lo que importa. Porque tal vez sea la única vez que lo tenga... O tal vez no.







Peblo, un amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora