Varias imágenes pasaban de forma aleatoria y desordenada por mi mente. Al despertar apenas podía recordar todo el horror que vi antes de desmayarme. Cuando empecé a pensar con claridad fui consciente de que estaba vivo, y no tirado en una de las muchas calles del Viejo Distrito. Una pregunta comenzó a cobrar fuerza dentro de mi mente y se repetía una y otra vez.
"¿Dónde estoy?"
-En un lugar seguro, tranquilo.
Una voz masculina sonó justo en frente mía. Sobresaltado, intenté levantarme y una tirantez seguida de un intenso dolor me asaltó. Inmediatamente recordé como había recibido un balazo en el costado derecho, como las personas a las que seguía fueron masacradas brutalmente como si de simples animales se tratasen. Sin embargo, en esa oscura habitación que parecía construida directamente en la roca, no había nadie. Solo yo, una pequeña mesa al lado de la cama en la que me encontraba y una antigua bombilla de incandescencia colgada directamente del cable en el techo. Y si no me había vuelto loco, ninguno de estos dos objetos tenían la capacidad de hablar.
-¿Quién ha dicho eso? ¿Cómo puedes haberme contestado a una pregunta que ni siquiera he hecho?- La cabeza empezaba a darme vueltas y el dolor que me causaba la herida se volvía cada vez más intenso.
-Tranquilízate Josh, soy un amigo.
-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Dónde estás? ¿Quién eres?- Cada vez estaba más nervioso y eso no me ayudaba nada en mi situación.
Comencé a palparme la zona de la herida y me di cuenta de que llevaba una camiseta negra de manga corta y muy ceñida, de una especie de fibra plástica con una cremallera que se extendía por el lado izquierdo del torso hasta llegar a la manga. Era tan cómoda que no noté que la llevaba puesta, parecía una segunda piel. Al intentar quitármela para evaluar la gravedad de mi herida la misma sensación de tirantez y dolor me invadió, así que decidí esperar un rato para hacerlo.
-No te muevas, los puntos de sutura están recién hechos, vas a volver a abrirte la herida.
Esta vez era una voz femenina, que aunque tenía un tono bastante tranquilizador, no surtía ese efecto en mí en absoluto, más bien al contrario.
"Definitivamente me he vuelto loco, he perdido la cabeza y ahora escucho voces"
De repente, una puerta metálica en la que no me había fijado se abrió en el otro extremo de esa pequeña sala y un hombre de mediana edad entró en ella.
Mi instinto me ordenó que me levantase y me pusiese en guardia a pesar del dolor, e inmediatamente lo hice, no sin una mueca en mi cara que reflejaba lo incómodo y débil que estaba.-Josh siéntate, soy un amigo tuyo, créeme. No quiero hacerte daño. -Dijo aquel hombre en tono tranquilizador, era la misma voz que oí en mi cabeza momentos atrás.
-¿Cómo puedo saber que eres de confianza? ¡Ni siquiera te conozco!
-Te hemos salvado la vida, ¿acaso no es suficiente?
-¿Cómo que hemos? ¿Quién más hay aquí? ¿Por qué escucho voces en mi cabeza?
-Sé que tienes muchas preguntas, pero no soy yo quien debe responderlas. Aunque por si te interesa estamos en el puesto avanzado "Charlie Echo Fox-trot" de la resistencia hacia El Eje, también conocido como CEF o "La Montaña" llámalo como quieras. Ahora, acompáñame, debes ver esto.
La cabeza me daba vueltas, sentía nauseas, estaba asustado y no entendía que estaba pasando.
Al salir por la puerta me adentré en un largo pasillo metálico, muy bien iluminado, con tubos que emitían una agradable luz blanca. A la mitad de este me pude ver en un espejo. Mi pelo negro estaba limpio y no de un color grisáceo como me esperaba, eso implicaba que me habían bañado mientras estaba inconsciente ya que dudaba enormemente que la ceniza y el polvo que me cubrió en esa zona de guerra a la que antes llamaba hogar decidiese abandonarme por voluntad propia, también vi algunos rasguños y moretones en mi cara y mis brazos, pero sin importancia alguna.
Al final del pasillo había una gran puerta que, al acercarnos, ascendió inmediatamente. Iba a un paso muy lento debido a mi dolorosa situación y mi desconocido acompañante no se separó de mí en ningún momento.
Poco a poco me fui tranquilizando, en parte gracias al hecho de ver gente transitar por ese laberinto de pasillos al que llamaban La Montaña. Cuando llegamos ante una enorme puerta blindada mi guía particular me pidió que esperase aunque no había movido los labios siquiera. Esa situación me desesperaba.
El hombre uniformado se acercó a una pequeña placa de seguridad que se encontraba en un lateral de la puerta y puso la mano sobre ella. Inmediatamente el portón blindado se abrió, dando paso a una enorme sala de dos niveles, iluminada tenuemente por el resplandor azul que emitían los proyectores holográficos que funcionaban como pantallas de ordenador, cada uno ocupado por una persona. En el centro de la sala se encontraba una gran pantalla con un mapa topográfico de la zona. Justo delante de ella estaba de pie una mujer alta y delgada, de pelo negro con bastantes canas que nos observaba desde una pequeña plataforma.-Comandante, él es el nuevo recluta.
"¿Recluta? ¿Qué es todo esto?"
-Bienvenido, Josh -Dijo la mujer- te estaba esperando.
-¿De qué va todo esto?, no sé qué hago aquí, no sé qué es este sitio ni quien me ha traído.
-Ya habrá tiempo para resolver tus dudas. Soy Carla, general del ejército contrario al Eje; La Resistencia. Deberías volver a tu cuarto a descansar y Josh... Enhorabuena.
-¿Qué? -Cada vez más y más preguntas se amontonaban en mi cabeza- ¿Por qué me das la enhorabuena? ¿He hecho algo acaso?
-Porque ahora formas parte de nuestra revolución.