Capítulo 19

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—Hola... —sonreí ocultando mis nervios, al principio pensé que no me habían escuchado hasta que Lou volteó.  

¡Hola! —sonrió— ¿Eres Valentina, cierto?

Ya va, Lou se sabe mi nombre.

—Sí, ¿cómo están? —Lottie se acercó y me saludó-    

Mucho gusto. Es lindo conocerte.

—Lo mismo digo, en serio —ella rió—. Miren, estaba buscando alguien que conociera esta ciudad, porque no la conozco y me gustaría salir, ¿no tienen idea de alguien? —ellas rieron.      

—Las tienes al frente de tus ojos —dijo Lottie—, nosotras justo íbamos a dar una vuelta y luego a comer, ¿qué dices? ¿Vienes?      

Ave Maria.

Sería un honor —le sonreí—, déjame buscar mi dinero...      

—Te estoy invitando —sonrió. Como me gano la loteria, las veo desde arriba.


[...]



Luego de haber paseado casi todo el centro de Los Ángeles, fuimos a comer. Admito que esa ciudad me recordó a lo pobre que soy y seré y era. Eso no es calidad de vida, de paso que es preciosa.

Fuimos a un restaurante nada fuera de lo normal pero con una comida más sabrosa que Edgar Ramirez, échale bolas. Luego volvimos a dar una vuelta para bajar la comida y nos regresamos por la pepa de sol que hacía.

Regresamos al estadio donde sería la presentación de los chicos y una de las últimas para iniciar su bendito descanso, naguara a esos carajitos les fascina verme sufrir.

Bueno, ya llevábamos horas en el backstage, el concierto iba a empezar y como yo soy más salia que una gaveta salí a ver el concierto por el área VIP junto a Lou y Lux.

El público no podía ser más escandaloso y no los culpo chama, que sueño ver a esos cuatro carajitos con picadera de culo cantando en un escenario.

El concierto empezó y luego Lux no soportó más estar allí y entraron dejándome solita. Estaba cerca de Mark, el marico ese no me podía ver porque se reía, figurate tú ahora yo tengo cara de payasa.

Entre otras noticias ya faltaba poco para navidad y yo no sabía qué hacer con mi fracasada, triste y pobre vida. No sabía si a mi mamá le iba a dar la gana de irse a Venezuela, pero lo dudaba porque a ella le fascina el bululu y en Caracas no puede salir de la casa o ya le andan quitando hasta el alma. Aunque pasar navidad con ellas era chevere yo no quería pasarla nada más con ellas, iba a ser triste, chamo. Pero de eso pensaría más tarde.

Me sentía como en el primer concierto que fui de ellos, el dolor en el pecho y el nudo en la garganta, voy a ver a esos carajitos en el infierno por hacerme sentir así. De pana que iba a llorar, todas las chamitas al rededor mío andaban soltando el alma por la nariz, vuelvele a echar bolas.

Estaba sonando Little Things y ¿quién no llora con esa canción? Suspiré para no hacerles el show de Magdalena porque me salé brutal. Es que todos a mi al rededor lloraban, cantaban con la voz entrecortada y con el teléfono en las manos alumbrando. Los chamitos estaban sentados mientras Niall tocaba la guitarra, a mi no me parece que jueguen así con mis sentimientos.

Prima venezolana »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora