No sé cuánto le había tomado planificarme esta fiesta y no sé cómo se le ocurrió y mucho menos por qué se tomó le tiempo de hacerlo.
Pero me encanta.
Todo era perfecto hasta que mi mente me recordaba que no era una fiesta normal, era de despedida y seguramente no lo vería más nunca en mi vida hasta que yo tenga un trabajo y dinero propio. Lo cual veo muy díficil estando en Venezuela.
Es una absoluta mierda.
Y Harry en Venezuela... no lo veía ni en mis sueños.
—Disfruta tu, probablemente, último día aquí —dijo él acercándose al mueble donde estaba sentada—. Al igual que yo lo haré.
—Te voy a extrañar.
—Debatiremos eso en el aeropuerto —rió—. Por ahora, lo único que te tiene que preocupar es cuántos trozos de pastel te puedes comer.
Se prendió.
—¿También tienes torta?
—Tengo muchas cosas.
Upa.
—Me di cuenta —susurré. Me levanté y en ese momento quitaron la música llanera para poner pop. Que falta de respeto hacia mi alma y corazón venezolano.
Todos rodearon la torta y yo me coloqué en el centro. Tipo cumpleañera.
—No hagan desastre que después me tocará a mi limpiar —dije y miré a Iris, ella asintió.
—¿Quién va a picar? —preguntó Niall.
—Obvio que yo —dijo Elisa agarrando el cuchillo.
—No me mates —di un paso hacia atrás.
—Estúpida —rió—. No van a cantar el cumpleaños, ¿o sí?
—¿Estás cumpliendo años? —preguntó Harry, negué.
—Cumplo en febrero.
—¡Yo también! —rió— Por eso nos llevamos tan bien.
—Por fin actúan como primos —dijo Louis—. Espero que no haya sido sarcásticamente.
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—Sí, vale —tosí a propósito—. Bueno, supongo que... —no terminé de hablar porque Harry estampó mi cara en la torta.
