Siempre le hablaba a la luna. Le contaba como odiaba que la mujer que le dio la vida, necesitaba siempre ayuda. Después se reia contandole lo que paso en su día. Y como en las noches se sentia solo a pesar de tener de compañia a su gato, pero trataba de ser fuerte. El, le contaba todo.
Pero esa noche el lloró, lloró por primera vez. Él, ya no era fuerte.
Tom al escuchar aquella voz tan suave como una melodía, se dio cuenta que habia olvidado cerrar la ventana. Se levantó a cerrarla, no estaba de humor para seguir escuchando a alguien hablar. Cuando llegó al balcón, se asombro de ver a aquel chico que se encontraba en el barandal viendo la luna. Su cabello era largo, decorado de rastas blancas. Tenia la tez blanca cremosa, era muy bello.
Pero se asombro más... cuando lo escucho llorar.
