Bill entro a un pequeño puesto donde vendían flores para refugiarse de la tormenta. Habia olvidado su paraguas en saber que lugar, mientras vagaba por la ciudad. Le pidió un favor a la señora del puesto, que si el se podía quedar un poco más ahí, mientras pasaba la tormenta.
Tom pensó que fue un error haber olvidado su paraguas y gracias a eso mojarse con todo y gabardina, porque empezó a sentir frío. Tenia ganas de salir del puesto y comenzar a correr como loco, pero, su pensamiento fue interrumpido. Miró con confusión hacia ese lugar.
A bill no le importaba cuanto se mojase. Él ya era igual que la lluvia. Frío y solo transmitía soledad. Queria perderse y llegar con un enorme vacío a su departamento. Es más, ni sabia si quería regresar. Mientras caminaba, veía como las demás personas se protegían de la lluvia.
-¡Bill! - gritaron y a la vez lo agarraron del brazo. Volteó
Era Tom. Podía apreciarse el vapor que salia de su boca por el frío que hacía.
-Dios mio.. ¿Estas bien? - dijo Tom, al ver las lágrimas "ocultas" por la lluvia.
Bill no contesto. Él entendió de inmediato. Abrio su gabardina y lo abrazó.
-Lo siento, esta algo mojada - volvió a decir Tom refiriéndose a la gabardina.
Y así se quedaron por un buen rato. Los dos bajo la lluvia, abrazándose.
