Lo siento...
Bill.
Sintió un poco de dolor. Quizás... pero, seguía sin saber el porque de sus palabras.
Mi mente juega conmigo. Me hace recordar... cosas que no quiero. A esa persona que alguna vez fue tu padre. La casa. Mi habitación. El aroma de esta. Pero... más tú.
No puedo verte ni un minuto, porque veo su rostro y, no quiero vivir así.
No me busques, porque no pienso aparecer. Ya no...
Te amo, Tom. Siempre lo haré.
Atentamente : Tú única mamá.
Ahora su mente jugaba con él. Recordó todo. A su padre, las tardes de invierno, las carreras para ver quien llegaba primero a casa y el premio que tanto amaban. Un beso de su madre. Aquellas imagenes guardadas en lo mas profundo, hacian... hacian que las lágrimas se deslizaran, de nuevo por su rostro.
Su padre habia muerto hace apenas unos meses. Su madre siemore se demostraba ser fuerte, pero, no lo era. Ninguno de ellos dos lo era. Un infarto se habia llevado a su padre. Y ahora, la tristeza queria llevarse a su madre. Era por eso que ella huía. Pero... algo detuvo aquellas gotas. Y fue aquel chico que lo marco, sin saber porqué.
Tres. Tres personas que se alejan con excusa, quizás, tontas, y lo dejan solo, a él. Se dio cuenta que aquel "dolor" que sintio al leer la primera carta se hizo más presente al leer la carta de su madre. Él estaba roto. O mejor dicho...
Nunca dejo de estarlo.