Decido cambiar de postura, sin dejar de llevar el control. Le doy la espalda a Carlos y mi culo queda a su deleite visual. Introduzco su polla en mí y sigo moviéndome sin parar. Continúo observando a mis compañeros sexuales que están frente a mí entregándome el más delicioso espectáculo que jamás hubiese imaginado vivir. Veo como los pechos de ella se mueven al ritmo de las embestidas de él, como su boca entreabierta aguarda los suspiros de cada orgasmo, como se toca su coño para darse más placer aun y como él es un amo del sexo, que domina por completo las reacciones del cuerpo de ella.
Estamos tan cerca los unos de los otros, que casi se puede percibir en el aire que nos rodea el olor a sexo que desprende nuestros poros llenos de pasión y desenfreno. Como puedo, sin dejar de sentir su polla dentro de mí, me acerco a ella y toco sus pechos, los cuales reaccionan en segundos poniendo duros sus pezones, con ganas de ser lamidos. Ella gime de nuevo, que mis manos la toquen hacen que sus orgasmos se sigan intensificando y eso logra que mi libido crezca aún más, consiguiendo que me corra al mismo tiempo que ella. Nuestros gemidos al unísono se convierten en una danza de estremecimientos que llenan nuestros oídos de placer.
Deseo más, quiero ver como esta habitación se convierte en perversión, en sexo sucio y vicioso, así que me levanto de la polla de Carlos y le indico con un susurro a Ana que la chupe
- vamos nena, chúpala con mucho vicio –
Ella se deja llevar y se acomoda de tal manera que alcanza la polla de su marido sin dejar de sentir la de mi chico. Chupa una y otra vez su polla, llena de mis jugos de todos los orgasmos producidos por él, se atraganta con ella y sin dejar de respirar, se ahoga sintiéndola en el fondo de su garganta. Juan continúa follandola y con cada embestida consigue que trague aún más. Me acomodo en uno de los asientos para recrearme con la escena que tengo ante mis ojos, tocando mi sexo que está abierto e inundado gracias a los placeres que le he concedido. Me retuerzo al verles, como me gusta escucharlos gemir, como disfruto con el sonido de sus pollas entrando y saliendo por la boca y el coño de ella. Esto es lo que tanto deseábamos y ahora lo tenemos por completo.
Juan no se resiste y ordena nuevamente a Ana que se ponga encima de su esposo, pidiéndole que la penetre, pero esta vez de manera anal. Los dos hacen caso a las órdenes y ella se posa sobre la polla de Carlos, que la introduce centímetro a centímetro, con mucho cuidado, por el culo expectante de su mujer
- ¡ahhhh! – chilla Ana de dolor aparentemente, pero su cara define placer en todos los sentidos
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Cuestión de Lujuria II: Islas Griegas
General FictionUn viaje de 12 días con Grecia de protagonista, así comienzan Juan y Andrea una nueva aventura en la que el sexo sin limites es parte de su historia. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDO SU COPIA PARCIAL O COMPLETA. Código: 1305205133102 SAFE CR...