Estamos a punto de aterrizar en el aeropuerto de Málaga a las 5 de la tarde del día domingo, luego de dejar las islas griegas atrás. El crucero ha sido maravilloso, 12 días intensos llenos de los más absolutos placeres que podríamos disfrutar. El cansancio se ha apoderado de mí, así que en el viaje de vuelta he dormido totalmente
-nena...nena, hemos llegado, prepárate para aterrizar – me indica Juan mientras se abrocha el cinturón. Se ve guapísimo con el color tostado de su piel gracias al sol de las islas. Le noto relajado, la verdad que nos hacía falta estas vacaciones. Mañana volvemos a la rutina, al menos yo que debo volver a la oficina y comenzar a trabajar inmediatamente, pero prefiero no pensar en eso todavía, aun me quedan horas de vacaciones y quiero exprimirlas hasta el final.
Por fin en casa dejo las maletas en la entrada y me tumbo en nuestro sofá, él hace lo mismo y va en busca de algo para beber. Se tumba a mi lado y enciende la tele
-¿deseas que te prepare un baño caliente? – me dice mientras pasa los canales de la televisión y me acaricia la pierna
-mmmm, me encantaría – le beso en la frente en señal de agradecimiento
Se levanta y me entrega el mando de la televisión. Entra en el cuarto de baño y se escucha el grifo en la bañera. Me distraigo con unos videos musicales mientras espero. Minutos después aparece con mi bata de baño
-venga, desnúdate – dice mientras me entrega la bata
-si señor – digo haciéndole burla mientras comienzo a desnudarme.Me ayuda a ponérmela y luego me abraza por la espalda
-te ves preciosa desnuda, ¿lo sabias? –
-gracias cariño – me sonrojo ante su piropo
Caminamos hacia ese baño caliente que me espera, escucho de fondo una música suave. Al entrar veo la bañera con unos cuantos pétalos de rosas esparcidos, velas por todo el lugar y un olor a vainilla les acompaña
-¡wow, cariño!...menuda sorpresa – digo mientras le abrazo y le beso
-bueno, un pequeño regalo por estos maravillosos días de verano que me has hecho pasar – me besa de nuevo mientras me abre la bata y toca mi piel aún caliente por los rayos del sol.
Me quedo de nuevo desnuda y me sumerjo en el agua tibia. Jugueteo un poco con ella mientras que el me observa estando aun de pie al lado de la bañera
-ven, entra conmigo – le indico. Sin pensárselo, se desnuda por completo y se sumerge conmigo quedando yo apoyada sobre su pecho. Me relajo gracias a las notas musicales que nos acompañan. El empieza a rociarme agua por mis pechos y yo me dejo acariciar por sus manos suaves. Mi sexo empieza a reaccionar ante sus caricias, siento como se moja bajo el agua y pide ser también acariciado. Empiezo a gemir sutilmente, mientras continúa masajeando mis pechos, jugando con mis pezones
-¿te gusta? – y continua pellizcando mis pezones suavemente,aumentando la velocidad por momentos
-mucho, no pares – le indico mientras sigo sintiendo como la excitación crece con locura.
Me encanta cuando me toca, es todo lo que necesito para disfrutar. Él sabe cómo y dónde debe acariciarme, nadie como él ha conocido mi cuerpo y lo demuestra siempre.
Mis pezones están tan receptivos, que con solo rozarlos con el agua tibia, se endurecen aún más haciendo que mi coño se contraiga deseoso de ser follado. Al parecer no ha tenido suficiente estos últimos días, sigue pidiendo guerra
-relájate, que quiero ver cómo te corres con solo tocar tus pechos –me dice al oído y hago caso a sus palabras, aunque los deseos dedarle placer a mi clítoris me queman por dentro, me está pidiendo a gritos que lo acaricie, pero me resisto y dejo que Juan me de placer.
No necesito más, porque sé que él me entrega todo aquello que deseo,cada fantasía que mi mente crea o que el cuerpo me grita. Por eso estamos aquí, tumbados en nuestra bañera, sumergidos en esta agua que relaja nuestros sentidos. Por eso siento como estoy a punto detener el más magnifico de los orgasmos, con solo tocar mis pechos,porque él sabe quién soy y sabe exactamente lo que necesito.
Una explosión me llena por dentro, un orgasmo monumental invade mis sentidos y Juan disfruta de el sin dejar de tocar mis pechos que piden más caricias, que piden más dolor. Me quedo sin aire, pero sus caricias y besos me vuelven a la vida. Duro varios minutos sintiendo como mi cuerpo convulsiona hasta que el decide parar y dejar de jugar con mis pechos.
Minutos más tarde, decidimos dejar el agua e irnos a descansar
-eres una mujer única, ¿lo sabias? –
-lo soy gracias a ti, porque me haces sentir única –
Nos fundimos en un beso largo y amoroso. Vamos a nuestra habitación y de nuevo allí, entre las cuatro paredes que siempre son testigos de nuestros juegos, empezamos de nuevo la batalla de cuerpos ante la sumisión del placer.
Esto es lo que somos, es lo que sentimos, es lo que vivimos. El placer en su totalidad, vivido con cada fibra de nuestros cuerpos, con cada poro de nuestra piel. Es así como nos entregamos, como nos amamos. Es por eso que nunca paramos de buscar el placer, del sexo, de la lujuria, porque siempre habrá algo más allá que nos hará descubrir que el sexo nunca tiene límites...
¿Aún sigues sintiendo la lujuria?
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Cuestión de Lujuria II: Islas Griegas
Ficción GeneralUn viaje de 12 días con Grecia de protagonista, así comienzan Juan y Andrea una nueva aventura en la que el sexo sin limites es parte de su historia. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDO SU COPIA PARCIAL O COMPLETA. Código: 1305205133102 SAFE CR...