Fate Stay Night : La Ultima Gran Guerra

Capítulo 3: Al compás de la Locura

Acto 2: El día después

La habitación se encontraba a oscuras casi completamente, solo un pequeño haz de luz penetraba en ella a través del espacio que dejaban las cortinas. En su interior William dormía apaciblemente totalmente ajeno a lo que pudiera suceder en el mundo exterior; su rostro se veía sereno, totalmente satisfecho por el gran logro que había alcanzado el día anterior, pues todos sus esfuerzos se vieron recompensados cuando logro invocar a su sirviente de forma exitosa.

La paz que rodeaba aquella escena fue destruida de forma tajante cuando Giselle irrumpió estrepitosamente en la habitación azotando la puerta a la vez que el reloj de la pared emitió unas fuertes campanadas marcando que eran las 10 de la mañana. William se sobre salto, aunque no se sorprendió ya estaba algo acostumbrado a tener mañanas agitadas.

-Buenos días Señor Elsprom!! Es hora de que se levante, hasta que hora piensa seguir durmiendo?.

William respondió con un largo bostezo mientras estiraba sus brazos.

- Buenos días Giselle! Veo que estas tan animada como de costumbre (sonriendo con los ojos entrecerrados)

-Y usted igual de perezoso! Debería levantarse rápido, recuerde que tenemos un invitado esperándolo.

Giselle le lanzo una mirada inquisidora mientras salía de la habitación. El caballero no tenía más remedio, salió de la cama y lentamente se preparó de forma meticulosa como todas las mañanas hasta que por fin estuvo listo para descender las escaleras rumbo a la cocina.

El delicioso aroma de masas frescas y te humeante lo recibió mientras se adentraba en la cocina, a la vez que Giselle lo invitaba a sentarse en la mesa mientras le servía una taza de té. William llevo la taza a sus labios y luego de haber degustado su infusión giro la cabeza hacia el hombre que estaba sentado a su lado.

- Buenos días Raider, espero que todo sea de tu agrado.

El hombre al que hablo era joven no demostraba tener más de 30 años, su cabello negro era corto y bastante cuidado, haciendo juego con su barba. Vestía una armadura de cuero tochado cuyo peto estaba adornado con la figura de dos caballos enfrentados y de sus hombros colgaba una capa azul que prácticamente llegaba al piso. El extraño hombre que había sido nombrado como Raider tenía el aspecto de un guerrero de la antigua Grecia pero sus modales en la mesa eran los de un caballero.

-Buenos días Maestro! De hecho todo es delicioso y nuevo para mí, aún estoy acostumbrándome a este nuevo mundo.

-Te entiendo Raider, todo debe ser un poco extraño para ti, por eso es que debo agradecer que hallas acudido a mi llamado.

William hizo una pequeña pausa para comer una masa dulce y prosiguió hablando con su sirviente.

-Creo que te debo una disculpa Raider, no debe ser común para un sirviente que su maestro se desmalle nada más terminar de cerrar el contrato... al parecer los años me están pesando. (Suspira)

-Eso no tiene importancia, puedo ver que tu alma es noble y tu objetivo es uno que yo no dudaría en apoyar... Terminar con la Guerra del Santo Grial de una vez por todas, suena imposible pero claro que quiero intentarlo.

-Sabía que solo tú de entre todos los héroes podría entender este deseo, tu mundo y tu vida fueron destruidos por una guerra, no quiero que el mío sufra el mismo destino. Por eso antes de morir quiero terminar con esto de una vez por todas.

Giselle, que había estado escuchando la conversación en silencio decidió interrumpir a ambos.

-Deje de decir esas cosas Señor Elsprom! Y usted señor Raider, deje de alentarlo en sus locuras! Ya veo que ambos son prácticamente iguales, eso solo significa más trabajo y preocupación para mí. (Hace una pausa para tomar té) Por cierto anoche uno de nuestros familiares presencio algo interesante.